El Segundo Cerebro (The Second Brain)

Hola amigos:
Este día deseo compartir una información que puede servir a muchos, como me ha servido a mí y muy de seguro, a una amiga madre preocupada por sus hijos.
Especialmente, quiero dirigirla a mis hermanos venezolanos, porque nos encontramos abatidos y estresados con el sistema alimentario que tenemos actualmente; lo cual está haciendo estragos en nuestra salud.
Sé, por experiencia propia, que somos muchos los que tenemos trastocada la dieta diaria: repetitiva, mal balanceada, escasa, sosa, sometida a la ingesta de muchos productos cultivados en otras tierras, y que nos llegan a través de la exagerada importación de rubros de la dieta básica, como consecuencia del abandono de las políticas de apoyo a la producción nacional.
Y no es que los alimentos importados sean malos, per se; el caso es que impacta el hecho de que ya no comemos las caraotas y el maíz de nuestros campos. Con sabor a la tierra venezolana. Un paraíso en la tierra. Porque no podemos negar que en Venezuela, se dan todas las condiciones climáticas perfectas para el aprovechamiento y aseguramiento de la producción alimentaria.
Los venezolanos siempre nos caracterizamos por el gusto de la comida criolla, y, aún cuando copiamos platos extranjeros, siempre le ponemos el ´´toque criollito´´; tenemos el caso del perro caliente (hot dog. Importado de Alemania y popularizado en Estados Unidos). El nuestro es tan criollito, que hasta lleva aguacate, papa frita, zanahoria rallada, perejil y cuanta salsa existe, según la región del país donde lo preparen.
Y las hamburguesas? ni se diga, con el chuletón, la tocineta, plátano frito, huevo y etc., que si bien, son un atentado a la salud fitness, pues no dejan de ser la versión venezolana del rico bocadillo de tan amplia difusión y consumo en USA y el mundo. Para nosotros ha quedado como un lujo, sólo disfrutable el alguna celebración especial, sobre todo de los consentidos de la casa.

Bueno, retomando la idea principal: el caso que motivó mi investigación al respecto, deriva de las preocupaciones que me manifestó una amiga que tiene varios hijos. Según me cuenta, los chicos no encuentran un cierto grado de satisfacción con lo que están comiendo. Lo poco o lo regular que ella, con mucho sacrificio logra comprar luego de las tediosas colas (harina de maíz y espaguetis, generalmente), no les conforta. Puede que les llene, pero no les gratifica.
Yo le hice saber que en casa, siempre trato de hacer variantes con los mismos ingredientes, pongo a volar la creatividad y así, ya casi voy optando a dos estrellas Michelin, por la creatividad y el esmero en mi mesa. Poco, pero suculento. Y les cuento que los seis comensales que tengo fijos, -aunque han perdido peso – aún manifiestan conformidad y alegría al término de cada comida. Claro está que hay factores agregados como, la unión familiar, la charla amena y nada de tocar temas críticos en la mesa.

Mi fórmula recomendada: coman despacio y saboreen bien. A veces hasta cerrar los ojos en determinado momento de la masticación (digo yo) puede contribuir a la satisfacción. Como cuando comíamos una barra de chocolate, los célebres desaparecidos ´´ping pong´´o un cocosette….ahhhh que tiempos. Recordé aquello de las Endorfinas, que son las sustancias (Péptidos opioides endógenos) que produce nuestro organismo de forma natural y sirven tanto para atenuar el dolor, como para causar una sensación de bienestar. Suelen llamarles las hormonas de la felicidad.

LA PARTE CIENTÍFICA:
Estos días, por casualidad, llegó a mis manos una revista Despertad, Nº 3 de año 2017, con un interesante artículo acerca del Sistema Nervioso Entérico. Nuestro ´´segundo cerebro´´, el cual, según el artículo, es más simple que el cerebro principal, pero con una complejidad respetable: Que dispone de entre 200 a 600 millones de neuronas que están en el aparato digestivo.
Que ambos cerebros están en constante comunicación.
Que este SNE contribuye a regular las hormonas que le dicen al cerebro cuándo y cuánto comer.
Que según las investigaciones, el ´´segundo cerebro´´ envía ´´señales de felicidad´´ al cerebro, lo cual crea una reacción en cadena, que hace que la persona se sienta bien. Lo que explicaría el por qué se nos antoja comer algo delicioso cuando estamos estresados.
Que algunos científicos estudian la posibilidad de estimular artificialmente al SNE para tratar la depresión.

En Internet, encontré una publicación en la página Ecosalud de Wordpress, que explica lo que llaman ´el segundo cerebro´´. Otro cerebro en nuestro cuerpo. Según, se trata de uno de los sistemas nerviosos: el Sistema Nervioso Entérico (SNE).
Entérico se refiere a intestinal. Ese segundo cerebro está en nuestras entrañas y funciona por delegación del ´´cerebro principal´´, para ayudarnos con el control de la digestión y todo lo que está implícito en la misma.
El artículo original de la Revista Muy Interesante, refiere que en el libro ´´The Second Brain´´ (El Segundo Cerebro) del Dr. Michael D. Gerson, Jefe del Departamento de Anatomía y Biología Celular de la Universidad de Columbia en Nueva York y considerado uno de los padres de la Neurogastroenterología; el autor, al término de sus investigaciones, nos presenta una visión fascinante de cómo funciona nuestro intestino y que el mismo, según los Neurólogos ´´…es capaz de recordar, ponerse nervioso y hasta doblegar a su colega´´.

Bueno, deseo que este aporte que les dejo, pueda ayudar en el proceso que atravesamos en
Venezuela, en cuanto a la ingesta tan desmejorada de una buena alimentación.
Que lo poco que podamos comer, sea bien recibido por ese ´´segundo cerebro´´ y nos permita mantener un cierto balance nutritivo y emocional, mientras salimos de este percance.
Estamos más cerca del final del túnel.

Gracias a ti por tener la paciencia de leerme.

Imágenes de Internet.
Fuentes consultadas:
Revista Despertad Nº 3, 2017
https://ecosaludcl.wordpress.com/2011/11/27/nuestro-segundo-cerebro/