El inicio de la Pascua (reflexión)

Queridos amig@s, compañer@s steemians.

Hoy quiero compartir con ustedes mis mejores deseos por su bienestar y dejar unas cortas palabras que puedan servir de reflexión.
Estamos viviendo tiempos difíciles en todo el mundo. Pueblos llenos de gente inocente, padeciendo los rigores de la guerra o de los fenómenos naturales que arrasan campos, cultivos y ciudades.
La complejidad en que se manifiesta la naturaleza, podríamos tolerarla, pues obra de manera espontánea, muchas veces impredecible; algunas veces de manera cíclica.
Pero del lado de los conflictos bélicos, en verdad, no deberíamos aflorar excusa alguna. No hay derecho, no hay lugar a justificar ambiciones de poder político de pequeños grupos humanos, en desmedro de una gran masa.
Las circunstancias en cada país, independientemente de la raza, el idioma, la cultura; son las mismas, porque el ser humano siente y piensa, como ser humano, como hombre, mujer o niño, con las inquietudes y sentimientos propios de la condición racional.
De manera tal, que el sufrimiento, la angustia, la desesperanza, el dolor físico y emocional, se siente y se comprende o "debería comprenderse", entenderse, más allá de la lengua y en eso juega papel fundamental, la empatía.
Tratar de ponernos en los zapatos de nuestros semejantes, bajar de los pedestales del confort y la indiferencia, para dedicar un destello de nuestros pensamientos y sentimientos, al otro, al desvalido, al emigrante, que ha marchado a otras tierras, con una esperanza de comer un poco y dormir sin sobresaltos Aunque cada mañana, para muchos, se llene de tristeza por la separación familiar.
Son muchas cosas las que quisiera decir, pero, no es menester, quitarles mucho tiempo, a quienes me obsequien con la lectura y compartan un poquito, el sentimiento reflexivo.

Para nadie es desconocido, que Venezuela no escapa a estos tiempos tormentosos, pero vemos que en medio de todo, nuestro caos es un traspiés en el campo político, económico, etc.
Vemos que nuestra unidad familiar y afectiva es fuerte, que la naturaleza es benévola con nuestra tierra y entonces, creo, que el buen sentimiento predomina y a éste debemos apelar.
No debemos permitir que la indiferencia nos arrope y perdamos el canal de trasmisión de buenas energías en nuestro ámbito territorial.
Tal vez algunos ponemos mayor énfasis en nuestras esperanzas desde el punto de vista religioso, buscando ayuda y consuelo, luz, orientaciones y fortaleza en Dios.
La Fe que profesamos, nos mantiene la ilusión por un buen desenlace de los resultados políticos, pero también es necesario, renovar nuestros principios y valores humanísticos. Consolidar buenos propósitos para la acción inmediata y eficaz.
Aprovechemos esta época de la Semana Santa, para rememorar las historias bíblicas que conocemos desde niños, busquemos en nuestro corazón la huella que la palabra de Amor y Luz nos ha marcado. Hay que desempolvar ese cristal, pulirlo, para que deje ver muy bien el brillo de la llama con gran claridad.
Desterremos, si es que hay algún vestigio de imprudencia y no permitamos, bajo ninguna circunstancia que se repita la historia de Judas Iscariote. No entreguemos a nuestros hermanos, por un mendrugo de pan.
No dejemos que nos roben nuestro mejor tesoro: la fidelidad al buen hacer, el buen sentimiento filial y fraternal, la humildad, la bondad, la generosidad en la limosna, que consiste en compartir lo poco o mucho que tenemos, no lo que que nos sobra.
Dediquemos un instante a la oración y así como Jesús oró en agonía en el huerto, nosotros podemos ser solidarios con la oración por toda la humanidad y esperar con el corazón regocijado, la resurrección triunfal del bien.
Cada uno de nosotros es un templo de amor, abrirlo a todos es la misión.
A eso nos llama la Pascua.

Les dejo un abrazo. Gracias por leer.
Soy @armonia