¡Hola, que tal! ¿Como están? Tiempo sin saludarles queridos lectores, debo manifestar que he sido terriblemente mal educada en no contestar algunos comentarios o retribuir el apoyo que todos ustedes me dan, pero tengo razones de peso para no hacerlo, el internet es tan lento e insuficiente que solo tengo instantes para publicar y votar rapidito, incluso la mayoría de veces la página no quiere abrir y termino desanimada.

Cabe mencionar que sigo utilizando un equipo móvil ya que no cuento con una pc, sin embargo acá estoy, luchando por algo en lo que creo, me encanta escribir y compartir mis poemas u escritos alocados...

En fin, estaba sentada en casa disfrutando de la sombra, cuando la Michi (gata de mi primo) pasó con algo en el hocico, yo estaba sin anteojos y no pude visualizar lo que llevaba, pero me dio curiosidad y la seguí. Cuando la encontré noté que tenía una iguana bebe, la minina la mordía con todas sus fuerzas en las zonas del pescuezo y pecho ninguna de las dos hacia movimientos, solo se escuchaba el resuello acelerado de la felina, parecía enojada su cola se veía esponjada y trataba de asfixiar ligeramente a su presa.

Intenté quitársela traté de soltarla, pero era obvio la gata no soltaría su botín y yo no iba a pegarle, miré los ojos de la iguana y vi que se estaban apagando, ya no se podía hacer nada por ella. En aquel momento lo comprendí, tomé mi dispositivo y capturé el instante en el que una especie moría para prolongar la subsistencia de otra.

La fotografía es de mi autoría: @aremontilla tomada desde un iPad

La naturaleza nunca deja de sorprenderme, parece cruel y más observar como en algunos casos juegan y torturan a sus presas ante de alimentarse, triste pero necesario.