Noche lluviosa [Cuento]
Saludos #Steemados amigos y amigas:
Hoy les entrego un #relato que es producto de una historia que me contaron, de esas que pasan por muchas bocas y oídos y aunque la misma puede ser real o no, igual me sirvió para escribirlo.
Noche lluviosa
Por: Arturo Pérez Arteaga:.
Las gotas de lluvia se hicieron cada vez más gruesas y constantes sobre el parabrisas, pasaron de una tenue cortina apenas perceptible a lo que amenazaba con convertirse en un fuerte aguacero.
Jesús procedió a accionar el limpiaparabrisas a la más alta velocidad y encender las luces de advertencia de vehículo, ya la noche estaba bastante oscura y ahora la lluvia venía a hacer el viaje un tanto mas peligroso.
Transcurrieron unos minutos durante los cuales el viento hacía que el torrencial aguacero pareciera intermitente, simulaba cesar y a los pocos segundos volvía con mayor intensidad en ráfagas fortísimas.
Al salir de una curva en esa ruta intercomunal, las luces le hicieron divisar a Jesús lo que parecía ser una persona a la orilla de la carretera sintió pena por ella, por estar en tan lamentable y riesgosa situación.
Desaceleró y se detuvo justo al lado de la persona, quien tenía la cara y el cabello medio cubiertos, sólo dejaba ver sus ojos y parte de su frente, supuso Jesús que en un intento de evitar el agua.
La persona subió y para sorpresa de Jesús no parecía tan empapada como podía suponerse, todo hacía pensar que no tenía mucho rato en aquel lugar. Al remover la tela que cubría el cabello y parte del rostro Jesús confirmó que se trataba de una mujer de un hermoso perfil, el izquierdo, que era el único que podía divisar desde su posición y con la escasa luz con la que contaba.
En su carácter de macho promiscuo, Jesús se felicitó internamente porque lo que inicialmente fue un acto altruista terminó brindándole tan buena compañía. Todo lo demás que ocurriera en adelante dependería de él y de sus encantos de conquistador.
- ¿Tienes mucho rato allí? - preguntaba Jesús quitando por instantes los ojos del camino para intentar verla mejor.
- No mucho y gracias por detenerse – le dijo la pasajera sin dejar de mirar hacia adelante y casi sin inmutase.
- A tus órdenes, ¿y para donde vas? ¿Cómo te llamas?, yo soy Jesús para servirte.
- Voy hasta “Las Espigas”, ¿sabe dónde queda? – se refería a un barrio que estaba en las afueras de la ciudad a la que se dirigía Jesús, muy cerca del cementerio municipal.
- Desde luego, estás de suerte, yo voy cerca de allí y no tengo problemas en llevarte hasta tu casa para que no te mojes mas.
Jesús intentó conversar un poco, tocó algunos temas comenzando con la lluvia y el clima en general que son las cosas de las que uno habla cuando no hay tema de conversación.
Las respuestas de la pasajera no pasaban de ser afirmaciones o negaciones siempre en monosílabos que hacían que la fluidez de una conversación se hiciera harto difícil.
La lluvia no menguaba y Jesús prefirió entonces encender la radio, quizá así podría tener algún tema que le interesara a su pasajera. Nada cambió en demasía, la pasajera se mantuvo hierática, la situación no generó ninguna variación.
Al llegar a la ciudad destino, Jesús tomó el camino de “Las Espigas” que la bordeaba y evitaba la mayor cantidad de semáforos e intersecciones. Ese no era el plan inicial, él habría preferido tomar el camino mas largo pero el viaje no había resultado lo que él esperaba.
En ese momento, pareció como si su acompañante le hubiese leído la mente, porque apenas tomó la ruta le dijo:
- Que interesante que tome este camino, en todas las veces que he venido a la ciudad siempre paso por el otro, el más largo. Sólo una vez, además de esta, pasé por aquí.
- Supuse que estabas apurada porque te noto algo tensa y bueno, creo que es normal – Jesús pensó que se había equivocado al tomar esa vía, por fin su compañera daba señales de vida.
Ya no había mucho que hacer, sólo restaba desacelerar y tratar de conseguir verla en otra oportunidad y desde luego en mejores circunstancias, entonces Jesús preguntó:
- ¿Tienes mucho tiempo viviendo en “Las Espigas”?
- ¿Viviendo? No, digamos que sólo duermo muy cerca de allí.
- Ahhhh entiendo, cuando uno trabaja en otra ciudad termina llegando a casa sólo a dormir. Será posible que me des tu número de teléfono a ver si nos encontramos y pueda verte otra vez.
Adelante, el sinuoso camino de “Las Espigas” se bifurcaba, el sendero izquierdo conducía al referido barrio y el derecho era la entrada al cementerio municipal.
Al llegar a la mencionada intersección la pasajera le pidió a Jesús que se detuviera y le dijo:
- ¿Sabe cuándo fue la única vez que atravesé este camino antes de hoy? El día de mi entierro… y no creo que quiera verme otra vez.
Jesús sorprendido por esas palabras de inmediato la miró y su pasajera también volteó en su dirección, ambos quedaron frente a frente y pudo ver al fin el lado derecho del rostro de su acompañante que estaba totalmente desfigurado y sangrante y en un parpadeo, ella simplemente desapareció.
😨 Wuaoooo simplemente me encanta, este tipo de historias.. Imagino la cara de jesus 😂 segun muchas leyendas esto solia pasarle a los hombres vagabundos... Jajaja
menos mal que te gustó... siiii eso he escuchado, por eso trato de portarme bien.... jajajajaj un abrazo corazón
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