Quizás lo que tiene de aterrador y de abismal es admitir que ese otro fotógrafo que nos juzga desde lejos no es otro que nosotros mismos intentando mejorar aquello que amamos.
Quizás lo que tiene de aterrador y de abismal es admitir que ese otro fotógrafo que nos juzga desde lejos no es otro que nosotros mismos intentando mejorar aquello que amamos.
Puede ser, jaja...