BLACAMÁN EN MATURÍN Y otros relatos

in #spanish6 years ago

Saludos, estimados amigos de la comunidad de Steemit.

En esta oportunidad quiero compartir un relato crónica, contado por uno de mis tantos familiares, siempre fue un gran fabulador. Los otros cuentos, compañeros de viaje de BLACAMÁN EN MATURÍN Y OTROS RELATOS, también son recogidos a lo largo de mi vida. Por eso mi dedicatoria: A las amables voces de familiares y amigos, quienes hicieron posible estos relatos.


Fuente

Portada del libro. Dibujo: Antolina Martell. Diseño gráfico: Clementina Cortés. 2012.

Blacamán en Maturín

Cumplidos los siete años, me gané el permiso de mi madre, doña Guillermina, para ir a jugar con los vecinos hasta las 11 de la mañana no más, porque en casa era un ritual sentarnos todos juntos a comer. Por distracción demoré la llegada. En el camino sólo pensé en el cachetón que me aguardaba. Gran sorpresa, mi madre me recibió como si hubiera llegado a la hora, con unos pellizcos zalameros. Yo tenía aún los carrillos inflamados del susto al sentarme a la mesa, cuando le comentó a mi padre: Manuel, Juan José, ya es un hombre, llegó a la hora, se lavó las manos como Dios manda y hasta le dio tiempo de sentarse en el mecedor a esperar. Ahora pienso que en aquel momento, debido a la angustia, mi espíritu llegó primero que yo. Era un mago. Desde aquel día, cuando jugaba, me hacía llamar Xuan X. El mundo fantástico comenzó a diluirse a mis veinte años con las reseñas sobre los horrores de la Segunda Guerra Mundial. Para ese momento, nosotros vivíamos en la Avenida Bolívar de Maturín. En esta larga y sombreada calle recibimos, al Gran Circo de Blacamán, El Magnifico. Las bestias, él y todo su personal desfilaron mostrando sus habilidades, acompañados de la estruendosa banda musical. Blacamán era un ser con dones excepcionales, fuerte y carismático, se presentaba todas las noches en medio de sus tres carpas, instaladas en el terreno lateral de nuestra casa. Mi padre, Manuel Viso, se lo alquiló y debido a eso tuve la oportunidad de verlo con mis hermanos muchas noches en calidad de invitado. El dominaba tanto culebras de gran tamaño, como caimanes, tigres, leones y elefantes. Vivía desafiando a la muerte con actos de faquirismo. En su mirada intensa y magnética resaltaban sus grandes ojos hindúes; su pelambre era como de león, negra. De torso fuerte como un toro, alto, de manos anchas e imponente presencia. Sus actos eran la atracción principal, siempre estaba en uno de los escenarios, su fuerte era meter la cabeza dentro de las fauces de un caimán. Se comentaba, y al parecer fue cierto, que durante la visita del circo, los perros callejeros y los burros desnutridos, desaparecieron; se dijo que éstos eran canjeados por entradas para el espectáculo. Al principio toda la logística para alimentar los animales del circo estaba bien calculada, hasta que sucedió algo inusual. Uno de los enanos, el que encarnaba al payaso Yo-ron, estaba enamorado de Ti-lyn, volatinera del trapecio. Aunque pequeño, tenía muchas responsabilidades para con el circo: cuidaba del bestiario, colocaba la pólvora y además encendía la mecha, para el lanzamiento del hombre cohete.

El Hombre Cohete era también el fortachón de las pesas y el lanza cuchillos. La asistente en este acto era Ti-lyn. Esta emocionante actividad los unió cada vez más. Su amor quedaba expuesto a la vista de todos cuando debía tomarla de la cintura, lanzarla de un solo envión a la alta escalera, para que ella se colgara del trapecio rosa. En el espectáculo del hombre cohete, este desaparecía por un hueco en la carpa y nadie sabía cómo regresaba, hasta el día en que no regresó más. Nadie lo echó de menos, hasta que concluyó la última función del circo. Sus gigantescas pesas permanecieron sin recoger en el medio de la pista, todo indicaba que algo malo le había pasado. Llamaron a papá para ver cómo se iban a manejar las cosas, No toquen nada. Así se hizo hasta venir la policía. Cinco agentes con visión escrutadora observaron las miradas distraídas de los payasos y “utilitis” del lugar. Preguntaron por los más allegados del desaparecido Hombre Cohete, si había tenido algún encontronazo, pelea o discusión. Todas las miradas aterrizaban sobre la bailarina Ti-lyn y el payaso Yo-ron. Prosiguió el interrogatorio. Aprovechando que la atención de las autoridades estaba dirigida hacia el personal del circo, mi hermano César se atrevió, inocentemente, a curucutear el cañón, encontrando agazapado al hombre cohete de trapo. César salió bailando con él y se paró en seco al escuchar el grito del Jefe de la Policía: ¡Punto de orden! A lo que César le respondió, al instante lanzándole el muñeco: ¡Agarren su muerto!

El Jefe escrutaba con la mirada penetrante a todos los presentes y con carácter les dijo: ¡Carajo! Esto será más difícil de lo que pensé, ¿Cómo desenmascarar al asesino? ¡Hombre! Si todos están chorreados de maquillaje, ¡A lavarse la cara! Al regresar los cirqueros su confusión aumentó y se vio obligado a comenzar el interrogatorio nuevamente. No sabía quién era quién. Los enanos ahora eran todos iguales. No había payasos. Los trapecistas eran delgaduchos y las mujeres parecían otras. Preguntó por el payaso Yo-ron para reiniciar las entrevistas, se encontró que había desaparecido al momento de irse a lavar la cara y sentenció: ¡Culpable, más que culpable! Ti-lyn, la trapecista, sin maquillaje, se le había borrado la sonrisa, ahora estaba más pálida, era blanco de todas las miradas, porque resultó ser un varón llamado Andrés. Secreto bien guardado en su pasaporte. Mientras el culpable cogía carretera, mi padre calculaba la trayectoria del hombre cohete; por lo que estimó su peso, la cantidad de pólvora usada como detonante, largo de la mecha y otros efectos especiales colocados en la recámara del cañón. Le aplicó una fórmula (H + p + m = X), arrojando como resultado una curva elíptica, cuyo final se encontraba en la Fuente de Juana la Avanzadora. Todos corrimos detrás de la policía a buscar al hombre cohete. Allí estaba inmerso en el espejo de agua, con dos golpes en la cabeza, uno en la base del cuello y el otro en la frente. Era evidente que uno lo mató y el otro fue cuando aterrizó en la fuente. Fin del revuelo.
El circo estaba ahora en el ojo del huracán. El Jefe Civil prohibió su movilización. A partir de entonces, Blacamán se instalaba todo el día en la redoma rogando por el permiso, para poder irse con su circo a otra parte. Debido a la guerra, los extranjeros eran vistos con reserva, él fue sospechoso de ser un espía alemán y por ello le aplazaban el salvoconducto, impidiéndole salir del Estado Monagas. Los primeros meses resistió como pudo, luego los enanos emigraron por miedo a ser comidos por las fieras. Los trapecistas, ahora saltimbanquis, montaban pequeños espectáculos y se abrieron paso de pueblo en pueblo. Las damas del trapecio contrajeron matrimonio con algunos hacendados y otras abrieron El GOLDEN Bar. Los come-candelas se unieron a los guerrilleros para salir del sector por las montañas de Caripe y Cumanacoa. Y los utilitis, para terminar rápido con todo aquello, a diario le echaban, uno a uno, los animales herbívoros a los carnívoros, hasta que se les ocurrió convencer al Gobernador para hacer un zoológico con el resto de ellos. Las fieras: caimanes, tigres, leones y elefantes, fueron ubicadas, con sus jaulas, en el sector del aeropuerto, hoy La Guaricha. La boa, compañera inseparable de Blacamán, pasó toda esta calamidad media dormida y bañándose plácidamente en la fuente de Juana La Avanzadora. Blacamán, para resistir el temporal, construyó con fines didácticos un rin de boxeo y los domingos predicaba a los pies de Juana La Avanzadora. Tal era la multitud, que hacía parecer a Juana como un alma milagrosa. El recién nombrado párroco Ramírez Salaverría, que desde joven fue casto y sabio, negoció a puerta cerrada con el Gobernador, prometiéndole misas cantadas en latín en la capilla del Círculo Militar, a cambio del ansiado salvoconducto.

Después de tan larga espera, Blacamán le alquiló el camión al tío Pablo para que lo llevara a Brasil. Juntos, él y su boa, se fueron persiguiendo la leyenda hindú: Quien cruza a nado un gran río, cuando todo se ha perdido, encuentra el camino de regreso a la prosperidad. Y así fue, al llegar a Soledad se bajó del camión y cruzó el río a nado hasta Angostura. Luego supimos de sus exitosas presentaciones en el vecino país. Blacamán, libre al fin, cuando salió de Monagas pasó por Cumanacoa y en la entrada de Cumaná bajó para tomar un breve descanso debajo del frondoso tamarindo. Distraído sacó unas monedas para comprar un periódico, el Renacimiento. Vaya sorpresa, el enano Yo-ron era el pregonero del lugar y Andrés, ahora llamado Pituca, se encontraba en el sitio, esperando la oportunidad de ser contratado como albañil, media cuchara, especialista en arreglar los tejados.

A su regreso, luego de llevar a tan ilustre pasajero, tío Pablo pasó por la casa para cumplir la promesa que siempre le hiciera a mamá: Algún día, Guillermina, iremos todos a España. Entró a la casa más alegre que de costumbre:
Ahora sí, aquí traigo suficientes piedras preciosas, míralas, rubíes, esmeraldas, diamantes, topacios y estas otras no sé cómo se llaman, pero cuando las cambies por bolívares, nos iremos todos a Galicia.

¡Y cómo las conseguiste, hombre!

Una vez que dejé a Blacamán en La Línea, regresé a Santa Elena de Uairén, donde negocié, con los mineros, la mercancía y el camión por esta bolsa de piedras preciosas.

Papá guardó el tesoro y cuando le tocó ir a Caracas, en viaje de negocios, aprovechó de examinar las piedras para su avalúo. El experto le confirmó sus sospechas, eran “culos de botellas” muy bien tallados. Al saberlo, tío Pablo, sin inmutarse, respondió: Bueno Guillermina, otro día será.

Hasta el próximo cuento del Libro de BLACAMÁN EN MATURIN.

Sort:  

Me encantó @antolinamartell, encontrarme a los personajes emblemáticos de Cumaná dentro del relato crónica. Ahora quiero saber más acerca de este libro tesoro que nos muestras aquí.

Gracias @evagavilan por tu comentario. Las abuelas de esa época, y creo que aún hoy, tienen mucho que ver en esa primera etapa de nuestra vida. Por eso es complicado reajustarse a la idea de vida que nos han obligado a llevar, lejos unos de otros. Este libro en particular fue un gesto mi parte, para que llegara a la generación más jóven, primos, sobrinos y nietos, siempre en el recuerdo, algo de nuestros fabuladores más notables. Un abrazo.

Me encantó este post,@antolinamartell, y conocer los cuentos detrás de algunos personajes de Cumaná.Pero lo que más me gustó fue la imagen de Blacamán. Al entrar a la Universidad, o poco antes decidí llevar un Afro; peinado que siempre evocaba en mi papá, en mi mamá,mi tía madrina y algunos adultos contemporáneos de mis viejos: Córtate el cabello te pareces a Blacamán, pareces un Blacamán...Con mis hermanos mayores averigüé que Blacamán era un personaje de circo, que lo habían visto en algún suplemento y cosas por el estilo.Nunca lo había visto hasta hoy,gracias, recuerdo mi estampa de entonces y me parece cierto que les recordara a Blacamán. Vine a encontrar a ese señor en cumaná.

Ese señor fue alguien importante en su época, Garcia Márquez también lo nombra. Seguro tus viejos supieron de Blacamán. Yo visitaba a mi tío Juan ya enfermo y un día le dije, que me contara una historia que yo pudiera pintar, sin ánimo de escribirla, y me salió con esta perla de Blacamán. Con el tiempo hice el dibujo del circo con animales etc. etc. Y con el tiempo, decidí mejor escribir la historia. Me alegra haber aflorado en tí, buenos recuerdos. Un abrazo.

Una experiencia deliciosa leer este relato, querida @antolinamartell

El final de triste ironía me trajo aires de Cien Años de Soledad y de tiempos más fáciles para el timador (pero ciertamente con menos timadores).

¡Un abrazo! ☻

El Caribe y el caribeo... tierra fértil para el realismo mágico.
Un abrazo querida @marlyncabrera.

Esa crónica, pincelada de ficción, es encantadora, @antolinamartell. La volví a disfrutar nuevamente. La historia de Blacamán y su circo parecen un cuento de realismo mágico, y ni hablar del origen del enanito del Tamarindo del centro de Cumaná y de Pituca, personajes tan significativos para los cumaneses. Un abrazo.

El oriente venezolano durante esa época se enriqueció mucho. El circo, los fotógrafos y la educación promovieron esos cambios. Gracias a mi familia, quienes nos contaron sus historias (no había tv) pude escribir algunos de ellos. Gracias por tu comentario. Un abrazo @josemalavem.

Hermosa historia y hermosos personajes.

Gracias @mariqyes por pasar por aquí.
¡Saludos!

Coin Marketplace

STEEM 0.30
TRX 0.12
JST 0.032
BTC 57592.54
ETH 2911.85
USDT 1.00
SBD 3.67