Un año de cambios. El cambio de dirección.

Hoy, 09 de febrero de 2020 hace un año desde el día más difícil de mi vida. Un día el cual anhelé tanto, que no me di cuenta de todo lo que conllevaba.
Hace un año salí del país que me vio crecer. Dejé atrás todo, por un futuro más prometedor.
Primer año de mi vida sin estar con mi papá, sin estar con mis gatos, sin tener un lugar al que llamar hogar.
He cambiado el estrés por la depresión. He cambiado lo conocido por la comida. He cambiado la felicidad por la seguridad. No sabía que aunque no estaba bien allá, estaba llena. Ahora, estoy bien, pero me siento vacía.
No digo que todo haya sido malo, que me arrepiento... en absoluto. He vivido muchas cosas que seguro nunca las hubiera podido vivir en Venezuela. Pero también me he dado cuenta de que lo que más importa en la vida, son esas cosas a las cuales damos por sentadas.
Hay que agradecer todos los días que nuestros seres queridos están vivos y con nosotros, que tenemos comida y techo, que tenemos quien nos de un abrazo en esos momentos donde más los necesitamos, que tenemos personas que nos quieran.

Nunca imaginé querer volver al lugar del que tanto deseé huir, hasta que me di cuenta que nunca es el lugar, sino las personas, los sentimientos, los recuerdos.

Lo peor de toda esta situación emigratoria no es añorarlo todo, es saber que más nunca será igual a como tú quieres, a como tú recuerdas.
Hoy, solo deseo volver a ver mis personas favoritas, y que me abracen como si no hubiera mañana. Hoy, todo lo que deseo es un abrazo cálido y fuerte.

Siempre fui una persona de pocos amigos, nunca tuve problemas con estar sola, Y menos mal que he sido así, porque ahora que efectivamente estoy sola, ha sido devastador. Creo que no lo hubiese aguantado si no fuera una persona poco sociable. Pero también me di cuenta que no es lo mismo estar sola por momentos, rodeada de tu gente, que estar sola, de verdad sola.

La verdad es que he aprendido mucho desde que salí. Controlo mejor mi mal humor, ya no me molesto por tonterías. Creo que no me he molestado por nada, la verdad. Hay cosas más importantes en las que invertir tu energía.
Debo admitir que he tenido mucha suerte en todo este camino, y que la verdad estoy muy bien. Ciertamente ha valido la pena el sacrificio. Y ahora que se han cumplido metas, es intentar que todo lo demás vuelva a ser lo más parecido a lo que era.

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