Indigno amor | Relato

Un amigo insistía que debía conocer a alguien que se interesaba en mí, no le prestaba mucha atención a la sugerencia, me mantenía ocupado entre los deberes del estudiante universitario y las asignaciones de mi primer trabajo pago. Era un viernes por la noche y regresaba de mi curso de inglés, momento donde la soledad se hace más notoria, me texteó un número sin agendar y era de quien mi amigo me hablaba. Las horas pasaban y nuestra conversación se tornaba fluida, me sentí atraído, siendo tan sapiosexual, me sorprendió su inteligencia.

El día que nos citamos para conocernos en persona pude ver que no era una persona atenta, se mantenía revisando sus redes sociales o hablando por mensajería instantánea en sus grupos de amigos, pero eso era lo mínimo, pues con el paso de los días el egocentrismo y narcisismo que llevaba por dentro salió a flote.

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Juzgaba todo lo que yo hacía, nunca celebro mis logros ni me acompañó en ellos, siempre los minimizo. También era extraño que al hablarme me dijera algo sin que el sujeto de la oración fuera en primera persona, algo similar a un narrador omnipotente.
Me hacía sentir como si lo menos que debía hacer era estar agradecido, porque ni estando demente, alguien de sus características (físicas) se fijaría en mí jamás; situaciones como estas me hicieron estar aún más inseguro de lo que he sido toda mi vida con mi cuerpo, me criticaba fuertemente a mi mismo por ser tan flaco, tan bajo de estatura, no distinguía nada, ni que probablemente fuera por causas genéticas.


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Estuvimos no una, sino varias noches en la misma cama, su cuerpo desnudo veía, lo conocía completo, sus lunares, sus tatuajes, sus olores pero nunca conocí si había sensibilidad en ti, si llorabas por sentir empatía o si al menos valorabas todos los lindos detalles que tu entorno social tenía hacia a ti.


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No recuerdo con exactitud el momento, creo que más bien fue un proceso en el que me decante por alejarme, por irme, por no rogarle un poco de atención, ni esperar la pequeña porción que me tocaba; pero viendo todo en retrospectiva estoy mejor, estoy feliz de haber salido de ese hueco profundo y oscuro en el que estaba metido, el cual no me hacía pensar en mi y que sólo contribuía a alimentar su ego.

A veces suelo recordar, no porque extrañe algo, sino por tantas cosas entre esas algunas vergonzosas: como que se fue debiendo dinero o que en la actualidad soy amigo de todas esas personas de las cuales solo emitía adjetivos descalificativos. Sin embargo le doy gracias, porque aunque al principio fuera doloroso, estaba acostumbrado, me permitió autoevaluarme y decirme que no seré el mismo más nunca, que siempre estará el amor propio primero y que nunca haré sentir a alguien como me sentía, inferior.

¡Gracias a todos los que me leen y me apoyan!

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