El pasadizo | Cuento

in #spanish6 years ago (edited)

¡Saludos, Steemianos! En esta oportunidad les comparto un cuento creado como parte de los ejercicios realizados en el Taller de escritura narrativa 2016 dictado por @rjguerra.



Fuente


El Pasadizo

Era un joven que después de tanto tiempo fuera de su casa, viviendo con uno de sus tíos y distante de sus padres, decide regresar a su viejo hogar con su familia. En el camino de regreso se encontró con un pequeño pasadizo, al cual no le dio importancia, detrás de un gran árbol. Siguió su camino hasta llegar al río que cruzaba muy animado brincando grandes piedras.

De pronto, se detuvo y le dio curiosidad de saber a dónde llevaba aquel pasadizo secreto. Decidió devolverse, pues, la curiosidad mató al gato y a él no lo dejaría avanzar a su principal destino.

Al llegar a la entrada secreta movió las ramas que la bloqueaban, se adentró y con un pedazo de rama comenzó a crear marcas para poder regresar. Luego de un rato de camino, vio que en la parte superior de la cueva había un pequeño agujero por el cual filtraba agua, la cual lograba hacer un pozo de lodo cada vez que llovía, así que tuvo que trepar a unas rocas para poder pasar al otro lado. Una vez lo cruzó, se topó con dos caminos. El pequeño tendría que decidir por cuál seguir, tomando en cuenta que estaban unas huellas en una de las entradas de los caminos. Se detuvo a mirar las huellas, luego de un momento se da cuenta que no son tan viejas, y se preguntó: —¿De quién podrán ser?—. Su curiosidad por ver quién se encontraba dentro del pasadizo aumentaba cada vez más, pero el pequeño se daba cuenta de que cada vez que avanzaba se encontraba con varias trampas de cazador, lo que aumentaba su intriga mucho más porque lo que para él era secreto al parecer no lo era, después de todo, para el dueño de las huellas y las trampas.

De pronto, consiguió pisado con unos trozos de maderos viejos, y un poco sucios de sangre, un pedazo de pergamino maltratado. Se detiene. Lo recoge. Trata de leerlo para ver de qué se trataba:

“Si el secreto quieres descifrar, pues al final debes llegar”.

El joven aún sin respuestas concretas y lleno de curiosidad e incertidumbre se quedó pensando un poco, prontamente decide ponerse en marcha para ver a donde lo conduciría el camino, sin dejar de pensar en la nota encontrada.

A un corto rato de camino, entre tanta humedad, comienza a escuchar el ruido de una cascada y el cantar de las aves, melodía que anunciaba que ya estaba culminando su recorrido. Continuó su peregrinaje. Los rayos de luz comenzaban a filtrarse a la distancia. Se detuvo un momento a descansar y se dio cuenta que habían pedazos de piel de serpiente y trozos de restos de alacranes, el joven con voz de cansancio y preocupación exclamó:
—¡Caramba, debo salir pronto de esta cueva!

Luego recordó el mensaje hallado anteriormente, toma aire y se levanta. Empezó a caminar, pegó de unas rocas y cayó al piso, lastimándose un brazo. Ya estaba cansado y sediento. El desespero lo envuelve. Quiere llegar al final, se pone de pies y sigue caminando. La cueva cada vez se aclaraba un poco más. Se acercaba al final. Continuó, continuó, continuó sin parar ante su andar y por fin vio el último tramo faltante. Adelantó el paso y justo cuando estaba a punto de salir, unos matorrales verdes y abundantes le obstaculizan el camino. De pronto escucha el sonido de unas maracas agitándose, el muchacho se detiene prestándole atención a lo escuchado y se da cuenta que es una serpiente en la entrada. Como pudo con sus flacuchentos brazos lastimados y con ayuda de la rama que lo acompañaba se abrió paso golpeando a la serpiente por la cabeza y logrando tirarla hacia un lado. Antes de que la serpiente tuviera oportunidad de reponer sus fuerzas, él corre y logra salir por completo de la cueva.

Después de un largo suspiro, se percató que se encontraba cerca de una casa muy grande construida de barro y con techo de palmas, la cual no reconocía. Había varias ropas tendidas y cerca de ellas un par de botas llenas de lodo. El joven sospechó que eran las que habían dejado las huellas en el camino. Decide aproximarse a la casa y estando ya en ella nota que está habitada. Se asomó por la ventana y ve a un hombre al cual reconoce como su padre quien se encuentra acompañado de otros familiares.

El joven se dirige a la entrada y todos lo observan y reciben con un fuerte abrazo. Lo llevan a adentro y una vez que toma asiento…
—¡Ha pasado mucho tiempo desde que te habías marchado, muchacho!– Le dice su padre.
—Es que estuve estudiando muchísimo con mi tío, papá –respondió el joven–. Pero he tardado en llegar a casa porque me entretuve con ese pasadizo. ¡Es primera vez que lo veo! En el encontré esta pedazo de pergamino.

El padre se ríe con mucha picardía y le empieza a contar sobre el pasaje que estuvo detrás de la casa durante mucho tiempo.

—Esa nota la escribió mi padre, se me tuvo que haber caído cuando volvía del bosque. Ese es el camino secreto que usaba tu abuelo para ir por leños y cuando iba de caza. Él fue el primero en atravesarlo…

Pero antes que el padre terminará de contarle se escuchó a lo lejos el ¡quiquiriquí! De la crepuscular tarde, repitiéndose una, dos y a la tercera vez el canto despertó al joven de su aventuresco sueño.



¡Agradecido por su lectura!
Feliz estaré de leer sus comentarios.
No olviden votar por @cervantes y @castellano en Wintneeses

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Tu relato, @angel.isaacdavid, tiene un corte de cuento fantástico, pero creo que merece ser trabajado más. Entiendo que es un ejercicio de taller. Por eso, estimo que puede ser mejorado. Saludos.

Gracias por su lectura y comentario. Seguiré trabajando en él.

Me parece un buen ejercicio y la imagen escogida para este post es muy bella, @angel.isaacdavid.

Gracias. Me fue difícil hallar una imagen similar a lo que imagine.

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