Esos insignificantes momentos de la vida, por lo general los más recordados, son los mejors recuerdos porque ellos dejaron huella.

Hay historias de navidad, que dependiendo del lugar geográfico no son permisibles. Por ejemplo, en los paises árabes una niña no puede abrazar ni aún conocido a menos que sea su papá o hermano; de hacerlo, sería sometida a escarnio público. Si es el hombre quien gestiona la acción, iría preso o en el peor de los casos asesinado.

Estas historias de navidad reflejan una condición social basada en la esperanza; así somos los latinos, muchos se esconden detrás de sus caras de pocos amigos y por dentro son una gelatina.

Un fraternal abrazo lleno de bendiciones y prosperidad para el 2019.