Ya me cansé de ser maltratada: aquí les cuento mi historia...

No es fácil para mi hablar acerca de este tema ya que a pesar de que han pasado los años, aún me afecta, sí lo hago es para ayudar a otras mujeres que están atravesando esta situación y espero que sirva de ejemplo y motivación para que no permitan que les suceda lo mismo, sé que muchas se van a sentir identificadas con esta historia. La violencia a la mujer es un tema que no pasa de moda, todos los años se registran más y más casos de maltratos y muertes en el género, ésto afecta a toda la familia ya que psicológicamente son conductas repetitivas, ésto quiere decir, que el niño que vea a su padre golpeando a la madre cuando crezca lo va a hacer y en el caso de las niñas lo van a aceptar ya que en ambos casos lo ven como algo normal porqué así lo vivieron en su hogar.

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Es lamentable ver como hay mujeres que permiten esta situación sin darse cuenta del daño que le están causando a sus hijos y a ellas mismas, una mujer maltratada presenta un bajo autoestima, problemas psicológicos, miedo, entre otros. Hay algo que yo no puedo entender, sí el niño sufre al ver a su madre llorando cuando su padre la golpeaba ¿por qué cuando crece, éste lo repite? ¿no debería ser lo contrario? Hoy les voy a compartir lo que viví en carne propia, yo fui victima del maltrato físico, verbal y psicológico, a los 18 años me enamoré de un hombre, el cual fue mi primer novio, él era mayor que yo, tenía 28 años, a mi me gustaba mucho desde hace algún tiempo, yo lo veía como un amor imposible, él tenía muchas novias y por eso al momento en el que comenzó a cortejarme no lo podía creer, me emocioné mucho, al poco tiempo nos hicimos novios, yo estaba enamorada me sentía muy feliz, pues no sabía lo que me esperaba, todo iba perfecto, él era mi primera vez en todo, pero el cuento feliz no duró mucho, él comenzó a tratarme mal, me celaba con todo el mundo, me decía palabras obscenas, empezaron las limitaciones, él siempre me chantajeaba emocionalmente con cosas como: “no le puedes hablar a ningún hombre”, “no puedes salir con nadie ni con tu mamá,solo conmigo”, “no me gusta que saludes a nadie y mucho menos con un beso en la mejilla”, “esa ropa no me gusta, cámbiate”, “en las fiestas no puedes bailar con nadie que no sea yo”.

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Él me controlaba toda la vida, me decía desde que podía ver en la tv hasta como escoger a mis amistades, manejaba toda mi vida como él quería y yo por amor se lo permitía. Se agudizaron los problemas: él se obsesionó conmigo, sus celos empeoraron, me celaba hasta de mi familia y ni se hable de la de el, y eso lo hacia ver cosas que no pasaban, recuerdo muchos momentos bochornosos por los que me hizo pasar y cada vez eran peores.

Al principio me golpeaba a escondidas, pero después ya no le importaba que la gente lo viera, me hacía cosas humillantes, ya no podía ni hablar por teléfono sin antes colocar el alta voz para que el escuchara la conversación, me revisaba el celular todo el tiempo, bueno éso era cuando el me dejaba tener uno porqué casi siempre me los rompía, yo vivía en un calvario: traumatizada, con miedo, llego al extremo de golpearme hasta porqué cantara una canción, me decía que sí me gustaba era porqué seguro alguien me la había dedicado. Fueron tantas cosas por las que pasé que aquí solo les estoy contando una parte de lo que viví, me sentía tan mal cuando discutíamos y me lanzaba en la cara cualquier tipo de bebida que tuviera en la mano en el momento, y lo peor es que yo estaba ciega, pues siempre lo perdonaba, él me juraba que no volvería a suceder y en el proceso me convencía de que él me agredió porqué todo era mi culpa y yo terminaba justificándolo.

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Todo era cada vez peor, mi familia ya no lo quería, pues ellos me veían llegar con moretones y llorando a la casa, comenzaron los rumores, los vecinos y amigos le comentaban a mi Mamá todos los escándalos que él me hacía en la calle, recuerdo que mi madre sufría y llorando me decía que lo dejara porqué él me iba a matar y yo me molestaba con ella y lo defendía, le decía que no se metiera en mi vida, pero yo en el fondo sabía que todo era cierto, que lo tenía que dejar, pero sentía que no podía, muchas noches las pasé llorando y pidiéndole a Dios que me lo sacara del corazón y que me ayudara a alejarme de el, mi pensamiento era que yo no podía vivir con el, pero que tampoco sin el, era una vida de sufrimiento para mi familia y para mi.

Hasta que llegó el día: el cual recuerdo como si fuera ayer y me avergüenza aceptar que yo permití que esto pasara, no puedo escribir estas líneas sin revivir ese momento y de mas está decirles que mis ojos están llorosos al remembrar esa terrible situación, no he podido olvidar ese día en el que llegó a la casa y me vio hablando por la cerca con un vecino, el cual me estaba pidiendo un favor de que le prestara una herramienta y él me vio cuando se la estaba pasando, sus celos lo cegaron, estaba furioso, me introdujo a la casa y comenzaron las ofensas, no dejaba que yo le explicara nada, no hubo una grosería que no me dijera, luego me golpeo tan fuerte que caí al piso, me dio muchas patadas y después se lanzó sobre mi colocando sus manos al rededor de mi cuello, apretando cada vez mas fuerte, yo al principio luché con él para quitármelo de encima, pero no pude, él era mucho más fuerte que yo, estaba desesperada, ya no podía respirar, no se imaginan todo lo que me pasó por la mente en cuestiones de segundos y llega el momento en el que ya no tienes oxígeno y dejas de luchar, yo sentía como se me iba la vida, mi cuerpo quedaba sin fuerzas, se desvanecía, hasta que perdí el conocimiento.

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Recuerdo que desperté y estaba en el piso en un charco de orina y el me miraba asustado, pensó que estaba muerta, ¿cuánto tiempo estuve así? No sé, me levanté para verme el cuello en el espejo y fue cuando me dí cuenta que por la presión que me había hecho en el cuello, se me habían roto los vasos sanguíneos, mis ojos estaban completamente rojos sangre, no paré de llorar por unas horas, todo estaba en calma, ninguno de los dos hablábamos, era un silencio sepulcral, por algo dicen que “después de la tormenta, viene la calma”.

Yo me miraba en el espejo y no podía creer que eso me estaba pasando a mi, el velo de los ojos se me cayó en esos minutos, era como sí me hubieran arrancado el corazón, fueron muchas las personas que me dijeron que eso me podía pasar, y lo peor de todo, es que yo sabía que esto podía ocurrir algún día, pero no es lo mismo llamar al demonio, que verlo llegar. Nadie aprende de las experiencias ajenas, uno tiene que vivirlo para saberlo... Ese fue el último día que me golpeó, ese día no me tocó morir a mi, pero si mató el amor que sentía por él, no entendía: ¿cómo se podía querer acabar con la vida de la persona a la que supuestamente amas? Es impresionante pensar que me tenía que pasar todo eso para comenzar a valorarme, entendí que era un amor enfermizo, una relación tóxica que acabaría con mí vida y decidí dejarlo.

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Con el tiempo lo olvidé, me dí cuenta que no hay nada más importante que la salud mental y emocional, me prometí que nunca más volvería a pasar por algo así, la tranquilidad que había perdido, hoy volvió a mi y el miedo se fue, los amigos volvieron a brindarme su apoyo y mis familiares ya pueden dormir tranquilos otra vez, ya soy una profesional, tengo dos niños y soy madre soltera, no necesito de ningún hombre en mi vida, vivo mi vida en paz y armonía ya que mis hijos me hacen muy feliz. Quiero decirle a todas las mujeres que pasan por esto que no lo sigan permitiendo, que se alejen antes de que sea demasiado tarde, que desde la primera vez que ocurre y tú lo perdonas has dejado la puerta abierta para que siga sucediendo, los golpeadores son personas que tienen problemas, ya que vienen de hogares disfuncionales, detrás de un hombre golpeador hay una madre maltratada. No permitas que te maltraten, quiérete y valórate tú, no le des esos ejemplos a tus hijos, recuerda que son conductas repetitivas, incúlcales valores para que al transcurrir su vida sea lo que transmitan. NO esperes que llegue hasta lo último algo que se pudo evitar desde el principio... DI NO A LA VIOLENCIA.