La vida campesina:
Este fin de semana tuve la suerte de acompañar a mis amigos campesinos , en una jornada de cacería.
Para ellos, es un acto de sustento y recreación.
Para mi es una entrada a un mundo de gente sana, feliz y respetuosa de la naturaleza.
Ellos, muy sabios, sólo toman de la naturaleza lo necesario para su sustento y siempre dejan suficiente para las futuras generaciones.
Yo voy de mero espectador, ansioso de actividad física, recreación y liberación espiritual. Ellos son millonarios y no lo saben.
El escenario es la cordillera de la costa. Una zona montañosa, de unos mil metros de altitud, con bosques tropicales, plagados de árboles de mamón, corozo, cañamo, algarrobo, paují, taque, cotoperiz, donde se asientan hermosas epífitas. También encontramos arbustos como la borrachera y el amargoso.
Al descender unos 500 metros, hacen su aparición los habitantes de la zona xerófita.
(Familia Cactaceae, subfamiliaCactoideae), nombre genérico Cactus, según Linneo.
Muchas extensiones de montaña han sido sustituidas por plantaciones de piña.
A futuro, estas zonas deben ser reforestadas.
Al bajar de la montaña, en casa de mis amigos, observo algo hermoso:
Una familia constituida y sólida. Muy amplia, en generaciones y en miembros. Asentada en una infraestructura modesta pero de mucha calidez humana.
Lo más llamativo es la inocencia de sus rostros.
Algo muy importante, es el respeto y apego a los ancianos, tanto por sus saberes, como por sus necesidades.
Los niños combinan sus deberes hogareños con las actividades recreativas.
La pesca de sustento les permite momentos de recreación y les garantiza el suministro de proteínas requeridas para su desarrollo corporal.
Los niños campesinos venezolanos son muy responsables ante las necesidades familiares. Hasta la carretilla de buscar el agua en la laguna, se convierte en un apreciado juguete.
Impresiona ver a estos niños realizando acciones de tanta importancia para la familia, incluso corriendo riesgos, que pudieran representar peligro para sus vidas.
La interacción entre la culebra y la rana de la imagen anterior, ocurría en la laguna, donde los niños recogían el agua.
Los niños encuentran maneras de jugar, en todo lo que los rodea.
Eso sí, respetando la integridad de los animales y de las plantas.
Los animales silvestres conviven con ellos, en plena libertad, pero no se alejan. Las jaulas son necesarias sólo para las gallinas, o para protegerlos de los depredadores.
Cuando buscan leña, aprovechan para jugar al escondido.
Su habilidad para subir a los árboles es innegable.
Al final de la visita, hasta yo pude obtener mi sustento.
Definitivamente, es otro mundo, es otra vida. Gracias por compartirla conmigo.
Alí Riera
Todas las fotografías son propiedad del autor y fueron tomadas con un iPhone 5c.
Las imágenes de los niños presentes en este post, fueron autorizadas por sus representantes legales.
Muy agradecido por su respaldo. aliriera