Descendencia Azul Mar| Poema

Cuando te escuche llorar,
vi mi vida renacer,
y es que desde allí,
eres cada amanecer,
tus ojitos, tu mirada,
tus orbicularis oris,
definidos con colores,
alumbran todo mi ser.

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Maestro de vida eterna,
llegaste para ocupar,
a una madre sin igual,
que lucha por tu bienestar,
has pintado de azul mar,
cada espacio de mi vida,
y hoy grito con alegría,
que eres tu mi energía,
una luz angelical.
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Mirada que suele perderse,
al espacio sideral,
manos duras que les cuesta,
la finura alcanzar,
un corazón muy grande,
alumbra mi palpitar,
tu inocencia,
tu alexitimia,
con lenguaje muy formal,
pinta de azul el mundo,
nadie lo puede negar.

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¿Qué hice para merecer,
esta bendición ancestral?
Cómo pudo hoy la vida,
premiarme sin imaginar
que somos un gran equipo,
desde nuestra soledad,
que trabajamos juntitos,
cada día sin parar,
y que ambos combatimos,
a una dura sociedad,
que etiqueta hasta colores,
que brillan en la oscuridad.

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Rutinas que a diario vives,
reconfortan tu realidad,
tecnólogo de excelencia,
con tan pequeñita edad,
¡haces cosas sorprendentes!
emocionas a mamá,
que con gigante sonrisa,
no deja de imaginar,
que tú cambiaras al mundo,
con todo tu potencial.

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Generación deslumbrante,
vino para transformar,
a un sistema que no acepta,
la más dura realidad,
los niños que son ahora,
no se pueden encarrilar,
a nuestras generaciones,
dejemos de encasillar,
a los genios del futuro y,
comencemos a aceptar,
que lo normal nos aburre,
lo especial encanta más.

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¿Qué hice yo en esta vida?
Me preguntó una vez más
¿Merezco tal bendición?
ver en los ojos de Omar,
el niño que cambió mi mundo,
¡no me importan los demás!
tener un genio en mi casa,
no es precisamente azar,
vino con luz divina,
a abrazarme y confiar,
que lo haré un hombre fuerte,
con virtudes combatientes,
que todos los días lucha,
por su espacio hacer respetar

Las fotografías y el texto pertenecen al Autor