Autor: Eugene Delacroix, 1830.
Técnica: Óleo sobre lienzo
Estilo: Romanticismo
Tamaño: 260cm × 325cm
Localización: Museo del Louvre, Paris, Francia

El simbolismo de “La libertad guiando al pueblo” es impresionante, tanto así que se mantiene vigente hoy en día, esta imagen se suele asociar generalmente a la revolución francesa (1789) pero en realidad Delacroix completó esta pintura a finales de 1830 como conmemoración de la Revolución de Julio, ocurrida ese mismo año.

El origen de este alzamiento se debió a que el rey Carlos X había disuelto el parlamento por decreto y además quería restringir ciertas libertades civiles por lo que se iniciaron protestas aisladas en París, con el paso de las horas estos disturbios iniciales se convirtieron en un levantamiento que desembocó en una revolución conformada por ciudadanos de todas las clases sociales que terminaría derrocando al monarca. No existió un único líder, participaron miles de personas de distintos orígenes y entornos. Por eso Delacroix representa a la Libertad como la guía que conduce al pueblo.

Esta alegoría de una mujer que representa a La libertad es definitivamente la que mejor nos muestra el espíritu romántico de la época y hace que se reconozca a Delacroix como el máximo representante del Romanticismo francés, a la vez que la misma se transformó en un ícono de los movimientos revolucionarios en el siglo XIX.

Delacroix no participó personalmente en esta revolución pero quería aportar con su pincel, en una carta a su hermano el 21 de octubre le comentaría lo siguiente:

“He emprendido un tema moderno, una barricada, y si no he luchado por la patria, al menos pintaré para ella.”

Algunos expertos señalan que es el primer cuadro político de la pintura moderna, ya que la historia contemporánea es la lucha política por la libertad, además en esta obra el Romanticismo olvida la Antigüedad y los paisajes para comenzar a centrarse en el contexto actual (de ese momento).

Análisis

A primera vista se puede ver una estructura en posición de pirámide con los muertos que rodean a la Libertad en la base y a esta en la cima sosteniendo con la mano derecha la bandera tricolor y con la izquierda un fusil. La solidez de la estructura triangular se contrapone considerablemente con el caos y destrucción del ambiente que la rodea.

La escena es una composición dramática en la que se aprecian 4 planos: en el primer plano están los cuerpos de los difuntos, en el segundo plano vemos a la Libertad, el proletario, el burgués, el joven con las pistolas y el moribundo, en el tercero plano la población luchando y por último, al fondo, la ciudad en medio de la niebla y el humo.

La sensación de perspectiva está presente en la obra gracias a los edificios del fondo y a la multitud, que se va alejando y reduciendo en tamaño al fondo del lienzo.

La figura de La libertad (que para algunos se asemeja a la Venus de Milo) lleva consigo dos símbolos revolucionarios: el gorro frigio y la bandera tricolor. A lo lejos destaca la catedral de Notre-Dame en la que ondea la bandera revolucionaria, con esto se nos indica que los hechos ocurrieron en París y tal vez se busca afirmar el sometimiento de la iglesia por parte de los revolucionarios.

La luz del cuadro tiene una distribución irreal, esta ilumina a La libertad junto a su bandera tricolor, una parte del joven que está a su lado, al moribundo de la chaqueta azul, al muerto de la esquina inferior izquierda y un poco del burgués. En este caso la luz y el color tienen un objetivo en común: aumentar la tensión y la sensación de movimiento, ya que la luz colocada de esa forma hace que se acentúe la magnitud de la batalla y le da vitalidad a los personajes y su entorno.

El rojo y el azul de la bandera, de la ropa del herido que le suplica a la Libertad, y de la camisa del muerto de la izquierda resaltan por encima de todo el predominio de las tonalidades ocres y grises del conjunto.

El color para Delacroix no solo tenía un valor para la representación de la escena en sí misma, sino que también contaba con un significado emocional propio, con el que buscaba plasmar sobre el lienzo el sentimiento de las personas.

Personajes

Los personajes que Delacroix plasmó en el cuadro se componen de grupos que nos transmiten la complejidad de conceptos abstractos como lo son la libertad o revolución.

En el cuadro aparecen jóvenes y adultos, clase obrera, burgueses y soldados defendiendo a la Libertad identificada claramente con Francia. Entre los muertos del primer plano también se encuentran soldados leales a Carlos X.

La figura de La ibertad en Francia es conocida con el nombre de Marianne. En la pintura encontramos una Marianne con mucha vitalidad, energía y rebeldía que, con sus pechos al descubierto, abre camino sobre los caídos para guiar al pueblo hacia la victoria. Esta figura se ha convertido en una de las primeras representaciones de la Marianne más famosas.

Los personajes secundarios que están de pie junto a Libertad representan en su conjunto al pueblo. La clase alta, la clase media y la clase baja, juntas por un mismo fin.
El burgués con sombrero de copa se especula que es un autorretrato del propio Delacroix intentando plasmar su espíritu de lucha, este representa a la clase media y alta. El adolescente con dos pistolas representa a los más jóvenes, o sea, al futuro. Un obrero que lucha detrás del burgués con una espada representaría la clase trabajadora o clase baja.

Los caídos en el cuadro están expuestos por encima de los escombros, uno de ellos se arrastra hacia los pies de Libertad dándole sus últimas fuerzas, pero lleno de esperanza tal vez diciéndole que ha valido la pena morir por ella. Su posición arqueada es un elemento bastante interesante ya que genera dramatismo en la escena.

Curiosidades

• En 1831 el Gobierno francés compró la obra para exhibirla permanentemente en el Palacio del Luxemburgo en París como recordatorio de la Revolución de Julio, pero por su incendiario mensaje político se prefirió mantenerla guardada. Un año después se le devolvió la pintura a Delacroix. Finalmente pudo exhibirse brevemente en 1848 con la llegada de la República, en 1855 en el Salón de París y en 1874 entró en la colección del museo de Louvre.

• El hecho de que Marianne tengo el pecho al descubierto escandalizó en su momento a los críticos y a parte de la sociedad, pero con el tiempo esto se fue olvidando y se comenzó a darle más importancia al simbolismo de la obra.