Un campo de rosas aclama un dueño,
ha sido abandonado y en ruinas ha quedado,
se respira la ausencia, lo desolado.
El jardín ahora es espinas y malas hierbas,
¡Mira bien! todavía hay hermosas flores debajo,
¡Observa bien! hay rosas blancas debajo,
la antigua belleza puede ser rescatada.

El jardín de un castillo perdió su cuidador,
su princesa triste ha quedado,
suspira de tristeza, sus flores se han marchitado,
de lo que se jactaba ya no brota nada.
Las rosas blancas la princesa no ha mirado,
la maleza ha cubierto toda su estancia,
¿Qué hará la princesa por su jardín perdido?

Mano a mano la princesa arrancaba la maleza,
su suave piel se hería con las espinas,
su sangre rociaba las rosas ocultas,
con sus ganas incansables limpiaba,
tres días, tres noches y aun afanada,
a pesar de las heridas ella trabajaba,
su jardín hermoso quedaba.

Con su último respiro logró su objetivo,
su rosal brotó nuevamente,
todo limpio y de flores quedó el recinto,
rosas rojas ha impregnado el castillo,
con su vida ha teñido las flores que tenia.
El jardín ha recobrado la vida,
pero sin dueña otra vez el rosal se queda.