1. Falta de preparación

La falta de preparación es el error más común de los oradores, y el que más consecuencias negativas conlleva; una buena preparación implica el control de cada uno de los recursos y acciones necesarias para un discurso, al no hacerlo acarreará las siguientes situaciones:

• Nerviosismo: que se puede notar en la forma de hablar o de moverse, proyectando inseguridad; aunque es cierto que siempre tendremos cierto grado de nerviosismo, si practicamos con antelación la presentación aumentaremos la seguridad en nosotros mismos.
• Incoherencia en el mensaje: la practica previa del discurso, permite la selección adecuada de las palabras y el orden preciso de las ideas, si dejamos para ultimo momento el ensayo del mensaje a transmitir, la improvisación será un fracaso, pues en vez de garantizar un tono conversacional es probable que la oratoria sea a modo cantinflada.
• Control del tiempo: una buena preparación tiene en consideración el tiempo disponible para disertar un tema, sino chequeamos esta variable se correrá el riesgo de durar demasiado tiempo, recordemos que una defensa de trabajo de grado o un discurso en un evento tiene un tiempo programado que se debe respetar.
• Prueba de sonido: la preparación previa debe incluir la revisión del sistema de sonido que se utilizará.

2. Datos de poco interés

Cuando desarrollamos un tema que deseamos compartir a un público, siempre se debe tomar en cuenta el lado aplicativo del argumento, ¿Por qué es importante el tema?, ¿Cómo se beneficiarán quienes escuchan?, ¿Cómo puede aplicarse el contenido?

Si el discurso solo es informativo, no tendrá un impacto significativo en los oyentes, será un discurso más, nada relevante de lo que antes han escuchado.

3. Datos desactualizados

Este error es de tomar en cuenta si es una presentación de una tesis, ya que la mayoría de las Universidades e Instituciones académicas exigen a sus estudiantes basar sus trabajos de investigación en datos con vigencia máxima de cinco años, esto permite mantener contemporaneidad del estudio realizado, además de cumplir con el requisito establecido por la institución.

Es cierto que no en todas las áreas de conocimiento se puede o debe exigir una base datos con periodicidad de cinco años, pero a la hora de incluir un dato estadístico, la comparación con otra investigación o triangular conceptos, se espera que el investigador tome en cuenta citas recientes.

4. Falta de interacción con el público.

La interactividad en un discurso no necesariamente incluye la participación directa del público, aunque considerarlo vuelve el evento más atractivo y dinámico, como por ejemplo incluir entrevistas y sesiones de preguntas y respuestas.

Si la parte técnica del evento hace engorroso la participación de los oyentes, el discursante puede incluir una interacción pasiva, por ejemplo, incluir preguntas de retórica o previo a su discurso realizar pequeñas entrevistas o consultas a los asistentes cuyos resultados puede mencionar en la disertación.

5. Sobreactuar, en vez de ser tú mismo

Todos queremos mostrar la mejor actitud posible delante de un micrófono, rebosar de carisma y alegría delante del público, pero eso no se logra de un día para otro; lamentablemente hay directores de eventos que presionan a los discursantes novatos a que tengan exceso de energía en sus presentaciones, pero al no ser algo natural, se nota la sobreactuación y la farsa, efectivamente logra llamar la atención al público, pero no por el mensaje sino por el rol lamentable y ridículo que está haciendo.

Por lo tanto, siempre se tu mismo, evita usar una “mascara”, o crear una personalidad que no te pertenece, si sientes o te han dicho que le falta ánimos a tus presentaciones, juega y practica con los tonos de tu voz y recuerda siempre que al publico le agradará más una presentación natural y relajada.