Cuando las ganas superan las circunstancias...

En esta ocasión quiero contarles la experiencia que me ha tocado vivir junto a un grupo de personas que me han demostrado que aunque las circunstancias sean adversas, cuando todo juegue en contra, cuando las circunstancias sean tantas que parezcan dominar la situación, si se cuenta con las ganas de hacer algo, “no habrá nada que los detenga”.

En esta ocasión los protagonistas son mis estudiantes de contaduría pública, a ellos les falta tan sólo 4 meses para titularse como licenciados en contaduría pública, una carrera donde no sólo debes dominar el arte de las ciencias económicas y sociales sino que debes dar fe pública de la situación financiera de una empresa o entidad.

Como lo expone Lafferriere parodiando al tratadista Larraud (2010): “desde un punto de vista del sujeto activo (para este caso el Contador Público) se entiende por fe la seguridad que se da o la afirmación que se hace, acerca de la verdad de algo”. Desde el punto de vista del documento, fe es una cualidad que implica cierta manera de calificación de algo y le asigna como caracteres: Exactitud, integridad y autonomía. Fuente

En ésta ocasión me ha tocado formarlos en dos asignaturas muy interesantes para la vida práctica de un contador: Auditoría y Contabilidad Especializada, éstas dos materias implican el dominio de la asignaturas contables básicas de la carrera y en función de esto formarse un criterio de opinión e investigación como cualquier otro investigador.

Mi salón de clases está conformado en su mayoría por jóvenes que habitan en zonas no tan cercanas de la ciudad, muchos deben recorrer 30, 40 y hasta una hora desde sus hogares hasta la universidad y si conoces un poco de la situación en mi país (Venezuela), debes estar enterado que aquí los bancos no cuentan con efectivo, por lo que se hace aún más complicada la situación de llegar al aula de clases, ya que no poseen efectivo suficiente para pagar sus pasajes diarios.

Siguiendo la secuencia de los impedimentos que hasta ahora he expresado: dominio de asignaturas básicas previamente, distancia geográfica, falta de dinero en efectivo para pagar pasajes en bus, sumemos otro elemento que en definitiva nos juega en contra: LA FALTA DE RECURSOS ACADÉMICOS Y DE CONDICIONES EN EL AULA.

Creo que ésta foto habla por sí sola, fue tomada por mis estudiantes, quizás a primera vista pienses que estamos haciendo uso de herramientas audiovisuales y por eso la falta de iluminación en éste espacio que conocemos como “salón de clases” más sin embargo la realidad es que no contamos con un solo bombillo que ilumine la pizarra y sus alrededores.

La persona parada junto a la pizarra soy yo y aunque no lo vean el pizarrón está lleno de anotaciones de distintos colores (verde, rojo y azul) para que se haga mejor el aprendizaje de los montos sujetos a auditar en un estado de cuenta bancario.

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Mis estudiantes, casi colegas sonrieron y con la mayor disposición abieron puertas y ventanas, alumbraron con sus celulares y nunca se quejaron a pesar de la falta de luz, del calor, de que empezaba a oscurecer y cada vez se veía menos las anotaciones del pizarrón. Todos con un interés sorprendente: algunos porque necesitan llevarse una maleta cargada de conocimientos para poder defenderse en otros países, otros porque han decidido quedarse y saben que el país necesitará mejores profesionales.

Finalizada la clase (de las dos asignaturas), todos se agruparon cual manada para moverse juntos a sus respectivos hogares, algunos en colas (auto-stop), otros a pie (caminando), otros esperando al último bus que salía a las 9 de la noche, para mi fue inspirador, porque antes de irse me agradecieron por haberles dado clases en aquel salón oscuro, en ese momento entendí, que los que se van, que los que se quedan (incluyendome), todos daremos lo mejor de nosotros en cualquier lugar del planeta, porque sencillamente.....