Capítulo 29 | Alma sacrificada [Parte 2]

in #spanish6 years ago

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Con las palabras de Alma en mi cabeza, pasó una semana tan veloz como atemorizante, hasta la noche que se quedaría con nosotros. Cada maldita mañana desde ese encuentro, no había dejado de pensar en ella. Tenía su número guardado dentro de mi billetera para así no extraviarlo, aunque la verdad era que no quería que Skyler lo encontrara y comenzara a preguntarme quién era la persona.

Esa semana hablé con Steven sobre el nuevo jinete que patrocinaríamos y las regalías que debíamos pagarle a Keith. Había quedado en segundo lugar, así que el patrocinio comenzaba bien en popa. Steven no asistía mucho a la oficina para atender al bebé, pero cuando decidía llegar era atacado a preguntas. Esa tarde me comentó que se quedaría otra semana con Naomi en casa, y que yo también debería estar en la mía.
Así que siguiendo sus consejos, invité a Skyler a comer a un acogedor restaurante en el centro de Memphis. Ella se colocó un vestido largo, una chaqueta y unas zapatillas. No quería lucir nada extravagante, de hecho ni siquiera quería salir de la casa, pero la alenté a acompañarme. Nos sentamos en la ventana, con las luces exteriores alumbrando las oscuras calles. Ordenamos algo que comer y comenzamos a hablar.
Ella estaba distraída de la conversación. Removía la ensalada con el cubierto y ordenó algo bajo en grasa. No bebíamos de noche, así que nos sirvieron té helado y un poco de espagueti. Le extraje cada palabra con un tenedor, hasta que decidí preguntar.
—¿Estás bien? —inquirí por encima de la suave música—. Te noto distraída.
—Estoy bien —articuló al tocarse el cuello con una mano—. Solo algo cansada.
—Fue una semana dura.
Ingerí un poco de espagueti al tiempo que ella solo removía su comida. Skyler siempre fue una chica de mal comer, desde que era una adolescente. Costaba que se comiera la mitad de una hamburguesa o una pequeña porción de palomitas en el cine. Ella era una muy económica para invitarla a comer, pero no era tan buena compañía.
—¿Por qué mejor no me cuentas del viaje? —indagó ella al tomarse el té.
—Todo tranquilo, sin pormenores. ¿Y tú?
—Normal. Tuvimos una charla en la que hablamos sobre la higiene, las drogas y la mala manipulación de la comida. Fue una charla extraña, pero aprendí algunas cosas, como no mezclar salsa de tomate con metanfetaminas.
No elevó la mirada de la comida. Siguió escudriñando la ensalada por todos lados.
—¿Te sientes bien? —pregunté de nuevo.
—Es la segunda vez que lo preguntas.
—Es que no te ves bien.
—Quizá sea porque no quería salir de casa —refutó en tono molesto. Dejó el cubierto a un lado y chocó ambas manos contra la mesa—. Te dije que no me sentía bien y te empeñaste en salir de igual forma. ¿Qué querías probar?
—Solo quería salir con mi esposa.
—Y yo quería quedarme en casa.
La forma en la que Skyler me atacó, no era algo normal entre nosotros. Ella siempre fue una esposa cariñosa, atenta y comprensiva, pero se estaba comportando como una maniática conmigo. Yo solo quería salir con ella una noche, hacer algo diferente, no que me atacara sin ninguna razón. Lo que menos quería era molestarla, y si ella hubiese sido más clara conmigo, no la habría presionado para salir a cenar a la ciudad.
Toda esa semana estuvo irritable. No podía siquiera hablar con ella antes de ser atacado. Me sentía como la presa de un perro salvaje. Algunas noches preferí dormir en el sofá para no molestarla. No entendía por qué Skyler se sentía de esa manera. Y cuando quise peguntarle sobre ello, alegaba que estaba bien y me arrojaba la puerta en el rostro. Quizá eran las hormonas las que le ponían de esa manera tan estresante.
Ella me lanzó una de esas miradas de desprecio, antes de continuar.
—Gaytra se quedará con nosotros unos días.
—¿Por qué? —pregunté al sentir la bilis subir por mi garganta.
Skyler sabía que odiaba a Gaytra con todo mí ser.
—Tiene una audición para una película.
—¿Pornográfica? —inquirí en tono jocoso.
—No. —La sentía más irritable a medida que la conversación avanzaba. Era como una bomba que no sabía en qué momento explotaría y el daño que causaría—. Igual se quedará la próxima semana con nosotros. No quiere quedarse en un hotel.
—En ese caso, empacaré mis cosas para quedarme con un amigo.
—No seas dramático, Ezra —refutó entre dientes—. Solo serán unos días.
—Igual no importa, Skyler —comenté con la mirada sobre el espagueti—. Iré a Charleston la próxima semana. Será el recordatorio de Erika y Charles, así que tengo que ir porque sí. Y me gustaría mucho que me acompañaras esta vez.
—¿Para qué quieres que te acompañe?
—Porque eres mi esposa —respondí al elevar la mirada.
Ella rodó los ojos como una mujer poseída por un demonio y continuó rodando la ensalada. Tragué las palabras en mi boca, siendo una de las últimas cositas que sucedieron antes que la bomba explotara. Solo faltó un cerillo para encenderlo en el momento adecuado, y esa fue la falacia de su mejor amiga Gaytra.
—Sabes que detesto los funerales, las lágrimas y el drama —replicó al fruncir el ceño y penetrarme con la mirada—. Ahórrate tu invitación. No pienso asistir.
—¿Por qué te comportas de esta manera tan infantil?
—No soy infantil. Ellos no eran mis amigos, solo tuyos.
—¿Por eso no me acompañarás? —pregunté con evidente incomodidad y una ira que comenzaba a zumbar mis oídos. Skyler se comportaba como una mujer sin corazón en el pecho—. ¿Qué hay de los votos? En las buenas y en las malas.
—Y he estado contigo en todas ellas. ¿Para qué quieres que te siga acompañando en las malas? Mejor déjame tranquila en la casa. Tú puedes irte todo el tiempo que quieras.
Una cruda decepción inundó mi cuerpo. ¿Por qué mi esposa se comportaba como si nada de lo que tuviera que ver conmigo le importara? ¿Acaso había cometido algún error del que no sabía? Podía jurar que escuché esa parte de mi corazón romperse. Ella ni elevó la mirada del plato. Estaba sentado frente a una mujer que no reconocía. Era increíble el cambio tan abismal por el que pasó mi Skyler.
—Sé que eran mis amigos, pero tú deberías apoyarme.
—Te dije que no me siento bien.
—Dime algo. —Clavé el cubierto en el espagueti y fijé la mirada en ella—. ¿Si Gaytra muriera, me pedirías que fuera a su asqueroso funeral?
—No. Sé muy bien que la odias.
—No la odio. No la tolero, que es diferente.
Ella también dejó su cubierto sobre la mesa y fijó su atención en mí. Podía distinguir la ira correr por sus iris, la intolerancia obligarla a apretar el mantel en sus manos y un desprecio que no entendía, salir de sus labios como si no fuera nada.
—Sigo sin entender por qué no la toleras.
—Me reservo esa respuesta.
—¡Dime de una jodida vez, Ezra Wilde! —vociferó—. ¿Hasta cuándo la mentira?
—¿Quieres saber por qué? Bien. —Golpeé la mesa con una de mis manos, sin importar que el resto nos viera—. Tu amiga, la luz de tus ojos, me enviaba videos pornográficos y fotos desnuda. La luz de tu mirada y la mujer por la que metes las manos al fuego, quería acostarse conmigo. Se me insinúa cada vez que puede y me dice que tú no eres la mujer que dices ser. ¿Quieres que siga sacando la ropa al sol?
Skyler quedó enmudecida ante mis palabras. No esperaba que revelara algo tan íntimo dentro de un restaurante. Ella miró en varias direcciones antes de colocar de nuevo los ojos en mí. Tragó la saliva en su boca y pestañeó más de una vez. Cabe destacar que ella no intentó hacerme cambiar de opinión, pero sí se sintió dejada de lado al no decidir contarle lo que su promiscua amiga quería hacer conmigo.
—¿Por qué no me dijiste antes? —preguntó confundida.
—¿Para que dijeras que lo inventaba? No, gracias.
—Te habría creído.
—Claro —respondí con sarcasmo—. Siempre la has colocado por encima de nosotros, así que ahora no me salgas con eso. —Miré el plato y sentí repulsión de nosotros. Por primera vez en ocho años, me sentía asqueado de mí mismo o la persona que estaba ante mí. Esos no éramos nosotros—. ¿Sabes qué? No tengo hambre.
—Ezra —interrumpió ella.
Aproveché de pedirle la cuenta a uno de los meseros que pasó a nuestro lado en ese momento. Skyler no dejaba de repetir que quería hablar conmigo, hasta un punto en el que exploté al igual que ella, o quizá peor de lo que podía admitir en voz alta.
—¡¿Ahora si quieres hablar?! —gruñí con fuerza—. Después que ventilamos nuestra privacidad en medio del restaurante. Repito. No, gracias. Mejor nos vamos.
Sin darle la mano para ayudarla a levantarse o indicarle que nos fuéramos al auto, salí de allí. Sentí el frío aire de la noche entrar por mi boca entreabierta y llegar hasta mis pulmones. Podía ver mi aliento en al aire y como la brisa ondeaba los toldos de las tiendas. La calle olí a diversos tipos de comidas, las personas hablaban o reían con emoción y los perros trotaban por las calles sin temor a ser atropellados.
Subí a la camioneta y esperé que ella entrara. Arranqué y manejé a exceso de velocidad hasta la casa. Quería hacer algo distinto con ella, y terminó en la propia bazofia. Las personas cuchicheaban sobre nosotros y al día siguiente seríamos la comidilla de Memphis, todo por Skyler no soportar un no me agrada. Ella conocía mis quejas hacia su amiga, pero no sabía que estuvo a punto de robarle el marido.
¿Cómo alguien podía ser tan ciega y seguir defendiendo a una persona que no tenía perdón? Gaytra no era más que una modelo frustrada que buscaba apagar su necesidad con un hombre prohibido. Entre el odio que cada segundo aumentaba más y el desespero en el que se convirtió mi matrimonio, entramos a la casa. Yo me lancé sobre el sillón de la sala y recosté mi cabeza en el espaldar. Tenía mucho en qué pensar.
Allí estuve un largo rato, hasta que sentí las manos de Skyler en mi pecho. Ella dejó un par de besos en mi cuello y susurró que tendríamos sexo para resolver el problema.
—No, no, no. No resuelvo los problemas con sexo —bramé al levantarme del sillón como una bestia furiosa—. ¡No somos animales, Skyler! ¡Por Dios! Vamos a hablar como dos personas civilizadas y resolveremos esto que pasa.
—Yo no quiero hablar —afirmó ella al girar y marcharse.
—¡Skyler! —llamé al seguirla.
—¡¿Qué quieres?!
—Por un demonio. ¡Quiero hablar con mi esposa! —grité sin contenerme más tiempo. Llegué a un punto en el que era insoportable tolerar la angustia de no saber qué carajos le pasaba a mi esposa. ¿Acaso tenía que comprar una bola y adivinarlo?—. ¿Me explicas qué carajos te pasa? ¿Es porque no quiero ver a tu amiga la prostituta?
—No la llames así.
—¿Y aún la defiendes?
—¡Es mi amiga! —protestó en su defensa.
—¡Quería acostarse con tu esposo! ¿En qué cabeza cabe que eso esta bien y es perdonable? —Elevé mis manos al aire y pedí ayuda divina—. No te reconozco, Skyler.
Ella cruzó los brazos y plantó sus pies al suelo. Por un instante creí que me diría la verdad sobre lo que ocurría, pero en lugar de eso ocultó aún más su mentira. Yo no le iba a perdonar el engaño, incluso si me hubiese contado la verdad a tiempo. Lo que sí le habría agradecido con todo el alma, era evitarme la molestia de enfadarme conmigo mismo por algo que nunca cometí. Creí que el equivocado era yo, cuando siempre fue ella y la maraña de mentiras que tejió sobre mi cabeza una y otra vez.
—No me reconoces porque ya no soy la misma.
—¿Y eso qué significa? —pregunté al encogerme de hombros—. ¿Me explicas?
Justo en ese momento, el timbre de la puerta sonó. La salvó la campana de explicarme por qué demonios se comportaba como una demente, cuando lo único que quería era entenderla. Siempre supe que las mujeres eran una especie complicada, pero Skyler se pasaba de la raya. Llevábamos cinco años casados y nunca tuvimos una pelea como esa o armamos un escándalo en un sitio público. La verdad, no nos reconocía.
Recibí a Alma y dejé sus cosas en la habitación de huéspedes. Ella me preguntó por Skyler. Le tuve que mentir sobre su estado de salud. Esa noche, al Alma desear que le contara más sobre Andrea, me quedé dormido en la misma cama de ella. Perdimos la noción del tiempo, y cuando me di cuenta, eran más de las dos de la madrugada. Lo que hice fue levantarme con cuidado de la cama y cubrir a Alma con una sábana.
Caminé hasta la cocina, busqué un vaso de agua y me acosté en el sillón. Me enfoqué en contar los puntos de colores que veía en la oscuridad, mientras miles de pensamientos rebotaban en las paredes de mi cabeza. Necesitaba con urgencia conocer la verdad detrás de todo lo que Skyler ocultaba. Era imperativo que alguien me contara qué ocurría con ella. Y solo sabía de una persona que la conocía a la perfección.
Esa noche, al extraer la billetera de mi bolsillo, busqué la servilleta bajo la tenue luz de la luna. Leí cada dígito que conformaba su número dos veces, hasta que mi cabeza se grabó hasta el último de ellos, sin saber que la llamaría más rápido de lo imaginado.

Sort:  

Esa cuernera de skyler la odio 😣😣no se merese a Nicolás que descubra la verdad yaa

Dios solo espero que sepata todo para qe se separe de esa perr*, aunque tenemos a alguien peor a quien temer.

DIOSSSS que capitulo mas interesante pensé que en medio de la pelea la loca le iba a decir toda la verdad de su engaño esto de verdad parece una novela te pone a comerte las uñas jajaja no provoca que acabe y seguir con la trama. se imaginan que llame a andrea y que ella le consuele que bello....
o que llame a la arpía y le cuente eso que quedo a medias no puedo con tanto espero el proximo

Santaaaaa madre 😍 Diooooos, Aime regalanos otro capítulo por favor, quedé con ganas de más. Lo que se viene estará buenísiiimooo, uno más ¡por faaaaa!

Ojalá pudiera, y lo sabes.
Pero qué, ¿emocionada de la primera pelea oficial de la "pareja feliz"?

No te imaginas cuán feliz me hace que la bruja estúpida de Skyler se vaya revelando, cada vez más cerca del divorcio. Como no amar este capítulo si es PERFECTO.

¿Cada vez más cerca del divorcio?
¿Y si no los divorcio?

Matas mis esperanzas :'v

Empiezo a sentir que mis comentarios son repetitivos, pero no puedo evitarlo...

¡¡ODIO A SKYLER!!

Estoy deseando que Ezra se entere ya de la clase de perra que tiene por esposa aunque eso le suponga un profundo dolor. No sé qué planes tienes para ella, pero espero que esa desgraciada sufra tanto como lo tiene merecido.

No puedo creer que en un principio la amé y la defendí de quienes no la querían por el simple hecho de estar con Ezra.

Jajajajaja
Dios mío. Te dará una embolia, esme-olguin.
Ya te estoy viendo en el hospital.

La odio, en serio porque no se muere? Es la peor mujer de la vida, como que "tengamos sexo" despues de lo que te dijo 👀

Siento que esa olla explotara en cualquier momento, ojala pase antes de verse con andrea

Esa llamada... Siento que no es para Andrea, será para la amiga? De cualquier manera, ya es hora de que Ezra abra los ojos de una buena vez y deje a esa zorra! Su lugar es con Andrea donde pertenece :)

Es una maldita perra no merece a Ezra ojalá y ya sepa la verdad para que deje de idolatrarla

Ya no me gusta tanto Skyler, jeje!
Ya empieza a mostrar sus cartas y... ahora qué?

Por dios!!!! Como odio a esa mujer....por que no lo deja y ya si tanto e fastidia. Que se descubra todo ya!!!! Ezra merece sufrir ni sentirse culpable por ella.

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