Mi papá contra el ACV: un ejemplo de lucha

Cuando llegamos a adultos, nos llenamos de muchas tareas al punto de no comprender qué tan importante es nuestro bienestar. Pensamos en los otros, en ser super-héroes, resolver problemas a la velocidad de la luz y encarar la vida con una sonrisa o una cara de fortaleza.

Ese es papá.

Tu nunca me has dejado de sorprender, papá.

Aquí les quiero contar la historia de cómo mi papá acaba de enfrentar 3 grandes problemas de salud:

Mi papá es el hombre más activo del mundo. Tiene dos trabajos, ambos estresantes, uno de técnico gerente de su propio negocio y otro encargado de atender un sitio de alquiler, es algo increiblemente estresante, pero continúa cargando el peso que deba cargar sobre sus hombros. Hace 4 meses a mi papá se le murió una arteria de la pierna y se le comenzó a hinchar sin razón alguna, dificultando el caminar. Estado: CURADO

De pronto, hace dos meses tuvo una quemadura de 3er grado por una amasadora de pan. Un poco más y moría. Estado: SUPERADO

Lo más difícil ha sido lo último: Hace ya tres semanas, comenzó con una migraña terrible. De pronto un día se descompensó, tenía la tensión alta, vómitos, y una migraña terrible. Toda esa semana fue difícil, recorrió hospitales para que sólo le inyectaran, le doparan y volviera a repetirse el dolor constante de cabeza en la noche.

No podía comer, todo le repudiaba, sentía dolores de cabeza constantemente. Se le recetó muchos medicamentos: nada funcionaba. Él, temeroso de las medicinas de la tensión, decidió no tomarlas. "Yo me como mi cabecita de ajo todos los días, verás cómo funciona". - me dijo.

Ay Dios mío papaito, sólo nosotros sabemos bien todo lo que sufriste. Yendo a tantos hospitales aquella semana para que sólo te inyectaran y te mandaran a casa. Injusticia pura.

Ahora bien, la cosa fue a peor: una doctora le encontró el obvio problema de tensión alta, más una infección pulmonar. Pero nosotros sabíamos que esos dolores y esos achaques no eran producto solamente de una infección pulmonar.

Hospital Vargas, Perez Carreño, CDI....Todo recorrimos aquella semana buscando respuesta. Y yo preguntaba "¿Qué carajos tendrá mi padre?"

Mi papá empezó a perder su caminar. Sus piernas se empezaron a paralizar, y su espalda perdió fortaleza. Ya no podía caminar, no podia mover bien los pies. Debiamos cargarlo de un lado para otro, con nuestros respectivos métodos de aguante. Nada bien.

Al final, un día estaba tan mal, que decidimos llevarlo a una clínica privada. Un doctor se acercó al auto, lo examinó por encimita. "Sube esta pierna... no puedes? Has vomitado? Nauseas? Y ese brazo, se mueve? Ok... ya veo" de pronto hizo un silencio, y dijo "Señor, usted lo que tiene es un Síndrome de Guillain-Barré, deben hospitalizarlo pronto o el señor se les va a morir, esa enfermedad avanza muy rápido"- dijo el cruel doctor.

Como sabrán, obviamente este no es un diagnóstico que usualmente motive a un paciente. Recuerdo ver a mi papá llorar demasiadas veces de desespero porque no nos atendían en ningún hospital "No hay insumos, no hay para esos exámenes, no hay cama, no tenemos ese tratamiento". Agobiante. Mi papá salía lastimado y llegaba a casa a dormir, inmóvil. Recuerdo que ese día lloró mucho de desesperación, estaba agotado.

Le tomé las manos y le hice prometer que lucharía, porque el era un hombre fuerte, y había superado muchas cosas en su vida. Recuerdo que vivimos otra etapa de trajín de tour de hospitales. Le hicieron una punción lumbar, y a pesar de que no salió nada, el doctor de mierda seguía afirmando que era el síndrome. Negligencia médica a niveles gigantescos. "Si a este señor no se le hospitaliza, vayan buscando presupuesto para una funeraria".

Al final el diagnóstico lógico dado por en el Hospital Perez Carreño (tristemente, debimos pagarle al subdirector para que fuese atendido y priorizado) era un ACV. "El señor no tiene síndrome de Guillain Barré. Su cuerpo está paralizado de un solo lado"- entre otras varias razones. Le recetaron unos medicamentos y le mandaron a hacerse una tomografía y a departamento de rehabilitación.

Fuimos a casa, contenta de saber el resultado: pero todos estábamos con el otro diagnóstico en mente. Fuimos a Clínica Caracas y nos dijeron que si, efectivamente era un ACV.

Apenas le fue detectado eso, en 1 día (un par de horas, en realidad) comenzó a mover sus pies, tener más fuerza y movilidad... En definitiva ese hombre no quería morir. Le puso demasiado esfuerzo, y en cuestión de horas estaba activo, comiendo bien, moviendo sus pies. Todo con el apoyo de su familia. Papito, no estás solo.

Ahorita hasta conduce, camina con dificultad pero está en rehabilitación a domicilio, tomando sus tratamientos. Padre, eres mi héroe. Tantos días sin dormir, tantas noches llorando. Es indescriptible el alivio que siento!

Gracias por esforzarte y superar todo esto con la valentía que siempre has tenido! Para mí eres incomparable. Te amo siempre.

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Espero te haya gustado!