He acampado varias veces solo en la Gran Sabana y puedo dar testimonio que es un lugar mágico y sagrado. Recuerdo en uno de los últimos viajes en plena Semana Santa que todos los sectores cercanos a la carretera nacional estaban copados de turistas, por lo cual me alejé y encontré una pequeña poza que se hace al escavar cerca de los morichales, respetamos el lugar tan solo agarrando agua con un pote para bañarnos y lavar la ropa afuera, a lo lejos sentía que los pemones me observaban, se dieron cuenta de mi aptitud ecológica y se retiraron.

Es sumamente maravilloso lo que has vivido, me lo imagino, ese niño que tiene puede llegar a ser un ejemplo para las futuras generaciones