Sabina: el enigma de una guerrera. (Novela: 15).

• Luca promueve la idea de que es un mito ese dilema de quienes afirman la inutilidad de enfrentarse a un lienzo en blanco.

Madrid ofrece para el sentido de la vista mucha luz. Paradójicamente, parece que el ciudadano está inmerso en un estado sombrío en esta velocidad imperante de la modernidad. Luca trata de ir en contra de esa ambivalencia. Se ha establecido en esta ciudad, su estudio se encuentra aquí. Percibe que es un lugar idóneo para dedicarse a la pintura. Su fuente de inspiración está aquí.

Resulta interesante constatar que el significado de este nombre tenga referencia a lo brillante de la luz. Es impredecible afirmar que los padres pensaron en que ese nombre iba a determinar el destino del futuro pintor. Lo cierto es que en la vida como en su oficio el brilla; a juzgar por los razonamientos de sus familiares y expertos en el arte de la pintura.

Él busca brillar, no en el sentido de tener éxito y fama, que es un estado fútil de la vida que se prostituye en ese incipiente mercantilismo. Busca trascender, es decir, no le interesa del todo el “tener” ni el “ser”, más bien busca “hacer”. Por eso se ha entregado en cuerpo y alma al oficio de la pintura. Es la forma en que su pensamiento y habilidad puede brillar.

De hecho, cuando uno llega a observar algunos de sus óleos, se percata que existe ese ímpetu por darle brillo. Es algo muy característico de sus cuadros. Se considera un embajador de la luz, como frecuentemente llega a afirmar. No confía ni se predispone a que los bocetos se plasmen gracias al demiurgo creativo, en realidad busca la fuente de inspiración en otra parte.

Es precisamente en Museo del Prado, su fuente de inspiración. De manera frecuente lo visita y pasa horas observando los cuadros ahí colgados. No pretende emular algunas ideas, él va más allá de las obras en cuanto a su forma; busca extraer un poco de esa ambición del pintor por trascender en el tiempo-espacio a través de sus trazos. Toma un poco de esa luz artística y lo plasma en sus lienzos.

Tal vez sea un poco incomprensible, para él es patético afirmar como muchos artistas que frecuentemente libra batallas contra el lienzo que está en blanco, y menos llegar a afirmar que en muchas ocasiones se ha enfrentado al bloqueo. La luz está ahí, ¿por qué tener la necedad de vivir en un estado sombrío? Deduce que es debido a que esas personas se aferran a los mitos.

No le sorprende, son como esas personas que observa detenidamente caminando por las calles de Madrid cubiertas de una inmensa luz y en sus rostros reflejan un estado sombrío; es la rutina y el vacío de sus vidas. Solo hay que observar a la naturaleza para recargarse de vitalidad, respirar ese aliento de la vida misma; pasando de un mero acto fisiológico endosado a los pulmones a la trascendencia.

El lienzo está ahí, listo para que reciba esos pincelazos de creatividad existencial. El “bloqueo” es un acto de mediocridad en todo sentido. Eso sucede tanto en el arte como en la vida por no tener una mirada que descubre ese horizonte en el cual estamos ya predestinados a intentar alcanzar aunque el razona miento nos diga que no se alcanzará jamás.

Además, el lienzo en blanco es esa luz incesante que uno puede tomar en un acto de redención aplicándole una amplia variedad de colores para darle forma a las ideas creativas. Duda si quienes compran sus cuadros se percaten de esa intención artística de parte de Luca, al menos puede etiquetársele de tener éxito en la venta de sus cuadros.