¡Que tus despertares te despierten!

Hoy les contaré lo que vengo descubriendo desde hace un tiempo; resulta extraño para muchas personas cuando les pregunto ¿cual es el sueño que no haz logrado realizar?. Me ven con una expresión de corto circuito y no saben que responder.

Pareciera que nos hemos despegado tan brutalmente de nuestra esencia humana que olvidamos soñar. Olvidamos la facilidad que poseíamos de niños para crear mundos completos llenos de alegrías y esperanzas, capaces de despertar sonrisas en el más gruñón de los adultos...

Resulta que soñar es un don natural de la raza humana, una de las características del homo sapies, es la capacidad de soñar, imaginar, crear con la mente aquello que luego convertirá en realidad.

Entonces ¿qué nos pasó en el camino? ¿qué nos llevó a sumergirnos en el fatalismo de las noticias diarias? ¿qué es éso que domina la razón de la mayoría llevándolos por una línea de sonambulismo total?

¿Si te haz dado cuenta? de como la gente va cabis baja, hombros caídos, pies a rastra, caminando por la calle?

Todo ésto lo he notado a partir de descubrir que yo misma me encontraba en ése letargo, sumida en un vacío indescriptible y carente de sueños que encendieran mi creatividad.

En ése descubrir aparecieron sueños dormidos y nuevos sueños, ideas sorprendentes que una a una se han ido materializando, desde la más sencilla hasta la más inesperada, todas con resultados positivos tanto par mi como para otras personas que de uno u otro modo se han beneficiado y éso es justo lo más valioso de despertar... el ser útil a la humanidad.

Realmente la vida se trata de éso, de soñar y realizar, disfrutar cada camino emprendido y los aprendizajes que aparezcan en el, de otro modo ¿cómo podemos considerar que estamos vivos?

Es así que hoy comparto con ustedes una increíble Oración Judía y con ella mi más sincera invitación a despertar, porque merecemos vivir despiertos...

¡SHANÁ TOVA, Y UN BUEN AÑO PARA TODOS!>

Que tus despertares, te despierten
Y que, al despertarte, el día que comienza te entusiasme.
Y que jamás se transformen en rutinarios los rayos del Sol que se filtran por tu ventana, en cada nuevo amanecer.
Y que tengas la lucidez de concentrarte y de rescatar lo más positivo de cada persona que se cruce en tu camino.
Y que no te olvides de saborear la comida, detenidamente, aunque “sólo” se trate de pan y agua.
Y que encuentres algún momento durante el día, aunque sea corto y breve, para elevar tu mirada hacia lo Alto y agradecer, por el milagro de la salud, ese misterioso y fantástico equilibrio interno.
Y que logres expresar el amor que sientes por tus seres queridos.
Y que tus abrazos, abracen.
Y que tus besos, besen.
Y que los atardeceres te sorprendan, y que nunca dejen de maravillarte.
Y que llegues cansado y satisfecho al anochecer, por la tarea satisfactoria realizada durante el día.
Y que tu sueño sea calmo, reparador, y sin sobresaltos.
Y que no confundas tu trabajo con tu vida, ni tampoco al valor de las cosas, con su precio.
Y que no te creas más que nadie, porque, sólo los ignorantes desconocen que no somos más que polvo y ceniza.
Y que no te olvides, ni por un instante, que cada segundo de vida es un regalo, un obsequio, y que, si fuésemos realmente valientes, deberíamos bailar y cantar de alegría al tomar conciencia de ello.
Como un pequeñísimo homenaje al misterio de la Vida, que nos acoge, nos abraza y nos bendice.
F. Daniel Karpuj