Show us your talent contest | El León furioso, original de @janaveda

in #showusyourtalent5 years ago (edited)

Es una breve historia ambientada en una ciudad tropical durante la tarde de un domingo. Trata de la captura de un joven casi adulto en una barriada de la ciudad que agrede a unos funcionarios del orden público.

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Pixabay


El León furioso

Era una tarde de domingo, un día soleado que dejaba sentir todo su esplendor, aunque vestía ropa ligera, el sudor surcaba lentamente por mi frente, mi espalda, recostada sobre el sillón negro, estaba algo humedecida y se pegaba a la guarda camisa. Era una tarde como muchas, en aquella prisión del oriente del país, sentado al frente de un estrecho escritorio, intentando ordenar muchos papeles dispersos, cuando súbitamente un sargento tocó a la puerta de la oficina diciendo:

—Sargento: Mi teniente, permiso para hablar con usted.

— Teniente: Si, que pasa.

— Sargento: Acaba de llamar la señora del cabo Ortega informando que él tiene un problema en su barrio. ¿Qué si lo pueden ayudar?

Por unos instantes, titubeé entre seguir o dejar lo que hacía. Miré al sargento y le dije:

— Teniente: Sargento, dígale al cabo Marrero que preparé el vehículo a la entrada del cuartel, que yo bajo en diez minutos para ir en auxilio de Ortega.

— Sargento: Si mi teniente.

Pensaba en aquel entonces, estos papeles los ordeno después que regrese, al menos salgo de esta rutina y pesadez. ¿Qué le pasará a Ortega para que su esposa pida auxilio en su nombre?

Acomodándome la camisa, tomé la gorra con la mano izquierda y con el pañuelo en mi mano derecha sequé el torrente de sudor en mi frente. Luego ajusté el cinturón de campaña con la pistolera al cinto y procedí a bajar por las escaleras desde el primer piso hasta planta, inspeccionando y dando instrucciones a mi paso, en mi ausencia las actividades deberían estar como siempre, bajo control.

Al llegar a la entrada, vi al cabo Marrero abordo del vehículo con el motor encendido, esperando que yo entrara para irnos al barrio norte.

— Cabo Marrero: Buenas tardes mi teniente, ¿Qué pasa con Ortega?

—Teniente: Buenas tardes Marrero. No sé, eso es lo que vamos a averiguar.

— Cabo Marrero: ¿Qué extraño? Ortega es un hombre familiar y hasta donde sé, nunca ha tenido problema en su hogar.

Arrancamos y durante el recorrido por aquellas estrechas calles de la ciudad, Marrero y yo platicábamos sobre aspectos rutinarios de la vida de cuartel hasta que llegamos a la zona de residencia del cabo Ortega.

Marrero estacionó el vehículo al borde de la acera, las casas del sector tenían una apariencia rural con amplios patios delanteros, cuando escuchamos la voz de un joven que nos gritaba a lo lejos (unos 50 metros):

—El joven: Me llaman el León, estoy furioso y soy menor de edad.

Tenía una arma larga en mano, nos apuntó y escuchamos dos poderosos estruendos. De inmediato nos arrojamos al suelo en busca de protección y vimos como aquel joven León entraba a una casa.

Que tarde aquella…Sin proponérmelo pasé del escritorio a la acción. Ortega había pasado en solo unos segundos, a un plano secundario. En esa situación le dije a mi conductor:

—Teniente: Marrero, llame por radio al cuartel para que envíen refuerzos. Debemos capturar a este León.

—Cabo Marrero: Si mi teniente.

Pasaban lentamente los minutos, el sol empezaba a ocultarse en el firmamento y se sentía más frescura en el aire. Una tensa calma reinaba en el ambiente, ni el ladrido de perro se escuchaba, ni gente curiosa se veía. Pensándolo ahora, nada que ver con estos tiempos.

Al cabo de un buen rato, mientras el León estaba escondido en su guarida, una camioneta color verde oscuro aparcó cerca de nosotros, los refuerzos llegaron: un sargento al mando de seis guardias. Yo les veía algo nerviosos, hasta tal punto, que el último que bajo de un brinco de la plataforma, dejó escapar un disparo, afortunadamente al aire. Inmediatamente le reprendí con dureza y le quité el fusil diciéndole con voz fuerte y cortante:

— Teniente: Que broma con usted. Primero el León y ahora usted, me van a matar. Vuelva a la camioneta y espere allí.

—El guardia: Si mi teniente.

Volviéndome al resto les instruí para cercar la casa. Cada quien tomó una posición favorable en cobertura y visión alrededor de la casa en donde estaba guarecido el León.

Recuerdo que las sombras nocturnas ya dominaban el lugar cuando le pedimos con voz alta la rendición y entrega del arma. En vista de que el León no contestaba, tomé la decisión de acercarme por uno de los laterales del patio hasta llegar a la puerta principal de la casa que estaba entreabierta. Aunque era de noche, la oscuridad no era total, la Luna alumbraba con suficiente luz mi camino. Desenfundé mi arma y avancé lentamente, al llegar a la puerta de la humilde casa, observé al León en compañía de una anciana mujer que hablaba con él.

— Mujer: Hijo entrégate o te van a matar.

— El León: No quiero. (entre balbuceos)

—Mujer: Hazlo por tu madre.

Al verlos en esa discusión, no sé por qué razón enfundé el arma y sagazmente entré al interior, sin mediar palabras forcejeé con el joven León, como si yo fuese Sansón hasta desarmarlo y someterlo.

Pero ¿Qué pasó con Ortega? Simplemente no lo sé, lo he olvidado, no obstante, si recuerdo que luego de someter al León, entraron a la casa los refuerzos, a quienes yo les entregué al forajido para su custodia. Hoy siento que fue un momento raro, no por la tensión de la situación, sino porque no hubo en mí ningún sentimiento de rabia o resentimiento, muy a pesar de haber sido agredido por intermedio de aquellos dos disparos fallidos que hubieran podido segar mi vida.

El León fue puesto a la orden de fiscalía, el cual lo procesó bajo la condición de minoría de edad ante el tribunal competente. Posteriormente fue condenado y al cumplir la mayoría de edad fue trasladado al penal donde yo fungía como comandante de la seguridad externa, siendo tratado al igual que cualquier reo.

De aquella mujer anciana, nada supe después de los eventos narrados, pero de seguro el sufrimiento moral le afligiría duramente en virtud de las acciones que llevaron al León furioso a estar entre las rejas perdiendo los mejores años de su vida.

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Sort:  

Muy buena história, muchas gracias por compartirla! 😉

Muchas gracias por participar, antes de leer esta entrada necesito que por favor coloques la fuente de la imagen que usaste, debes hacer eso porque de lo contrario estarías cometiendo abuso en la plataforma :), coloca la fuente.

Buen día @roadstories,

Muchas gracias por la acotación, tienes toda la razón, anoche al subirla pensé que lo había hecho. De seguro lo borré en la edición final antes de publicarlo.

Jaja pobre teniente, le tenían los pelos de punta los disparos. Me gusto tu historia, buen trabajo, lo que te puedo aconsejar es que en tus diálogos no uses eso de sargento, mujer, etc, la misma explicación con detalles que das, da a entender quien esta hablando, por ejemplo:

Inmediatamente le reprendí con dureza y le quité el fusil diciéndole con voz fuerte y cortante.

— Que broma con usted, primero el León y ahora usted, me van a matar, vuelva a la camioneta y espere allí.

—Si mi teniente— respondió él.

Hice unos arreglos en ese mismo ejemplo, a veces usas "." en vez de "," debes tener cuidado también con eso.

Del resto, bien hecho, gracias por participar :)

Saludos @roadstories,

Muy acertados tus consejos y didáctico el ejemplo, lo pondré en practica para el próximo relato, probablemente lo desarrolle sobre el mismo argumento, pero contado desde la perspectiva del León y la mujer anciana. Claro, procuraré dedicarle un poco más de tiempo a la edición, por ejemplo, dejar uno o dos días para leerlos de nuevo, y así notar los aspectos a corregir y mejorar. Veremos que resulta.

Agradezco mucho el feedback y celebro que te haya gustado la historia, en tal sentido, creo que no está mal para ser mi primer relato publicado.

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¡Que alguien vote urgentemente tu publicación! Está en $6.66 >.<

Me quedé con la duda de ¿QUÉ LE PASÓ A ORTEGA?
Buena historia! Aunque me incomodo bastante el estilo teatral de los diálogos. Si no es un guión para una puesta en escena, no contextualices quién lo dice; "-Sargento", "-el guardia", simplemente no, porque estamos en una narración y afortunadamente describes muy bien.
¡Saludos y muchos éxitos!

Muchas gracias @revivemyheart por tu valioso comentario. Sin ánimo de excusarme, creo preciso aclarar la afición que por muchos años he tenido por la lectura, pero es hasta ahora que he decidido escribir para el público en esta plataforma; en tal sentido, considérame un escritor novato, ávido de aprender, es por tanto que recibo con agrado tu muy válida crítica que contribuye sobre la marcha a ir adecuando mi estilo narrativo.

Celebro que la historia sea de tu agrado; de Ortega, muy probablemente sepas de él en una próxima entrega, en la que de seguro ejercitaré tus recomendaciones.

¡Aquí estamos para ayudarnos entre todos! En especial, entre nosotros, los escritores. Espero ansiosa tu próxima entrega.

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