LA FE
Dios inspíranos en este momento, Ayúdanos a mirarte a Ti. Ayúdanos a mirarnos uno al otro para redescubrir la plenitud y el misterio que alguna vez sentimos cuando nos unimos a ti.
Haz que seamos los suficientemente honestos para preguntarnos: ¿Donde hemos estados juntos y hacia donde estamos yendo?
Haz que seamos lo suficientemente valiente para preguntarnos: ¿En que hemos fallado?
Haz que seamos lo suficientemente fuertes para preguntarnos: ¿Cómo está nuestra fe?
Ayúdanos para que juntos nos examinemos: ¿cómo están las obras de esa fe que decimos profesar?
Ayúdanos en este dialogo contigo a revisar este compromiso adquirido bajo la luz de tu amor, de buena voluntad y de servicio a nuestros hermanos.
Dios Todopoderoso, colocamos en tus manos nuestra fe y amor por tu hijo Jesucristo que se entregó por nosotros para nuestra salvación.
Jesús les dijo entonces:
“Yo les digo que si tuvieran FE como un granito de mostaza, le dirían a este cerro: quítate de ahí y ponte más allá, y el cerro obedecería. Nada les sería imposible” (Mt 17,19-21)
Gracias, Señor, por mostrarnos que la plenitud de la vida la encontramos en nuestra fe. Te pedimos que TODOS LOS QUE ESTAN LEYENDO ESTO en este puedan llegar a la plenitud de la semilla de tu verdad que tu espíritu esparce donde quiere, porque tu deseo es que todos nos salvemos. Queremos aprovechar las gracias que nos das para dar buenos frutos de salvación para nosotros mismos y para nuestro prójimo. Que siempre recordemos que la aceptación de este servicio es también una gracia tuya, pues nada podemos sin ti. Amén
REFLEXIONES
Tener fe es “ACEPTAR” lo que Dios permite en nuestra vida aunque no lo entendamos, aunque no nos guste. Si tuviéramos la capacidad de ver el fin desde el principio tal como Él lo ve, entonces podríamos saber por qué a veces conduce nuestra vida por sendas extrañas y contrarias a nuestra razón y a nuestros deseos.
Tener fe es “DAR” cuando no tenemos, cuando nosotros mismos necesitamos. La fe siempre saca algo valioso de lo aparentemente inexistente; puede hacer que brille el tesoro de la generosidad en medio de la pobreza y el desamparo, llenando de gratitud tanto al que recibe, como al que dá.
Tener fe es “CREER” en lugar de recurrir a la duda, que es lo más fácil. Si la llama de la confianza se extingue, entonces ya no queda más remedio que entregarse al desánimo. Para muchos creer en nuestras bondades, posibilidades y talentos, tanto como en los de nuestros semejantes, es la energía que mueve nuestra vida a la salvación. Pero todavía hay una forma más elevada de creer. Saber que nuestra vida está en las manos de Dios y que Él es quien cuida de nosotros.
Tener fe es “GUIAR, DIRIGIR” nuestra vida, pero no con la vista, sino con el corazón. La razón necesita muchas evidencias para arriesgarse, el corazón necesita sólo un rayo de esperanza. Las cosas más bellas y grandes que la vida nos regala no se pueden ver, ni siquiera palpar, sólo se pueden acariciar con el espíritu.
Tener fe es “LEVANTARSE” cuando se ha caído. Los reveses y fracasos en cualquier área de la vida nos entristecen, pero es más triste quedarse lamentándose en el frío suelo de la autocompasión, atrapado por la frustración y la amargura.
Tener fe es “ARRIESGAR” todo a cambio de un sueño, de un amor, de un ideal. Nada de lo que merece la pena en esta vida puede lograrse sin esa dosis de sacrificio que implica desprenderse de algo o de alguien, a fin de adquirir eso que mejore nuestro propio mundo y el de los demás.
Tener fe es “VER” positivamente hacia adelante, no importa cuán incierto parezca el futuro o cuán doloroso el pasado. Quien tiene fe hace del hoy un fundamento del mañana y trata de vivirlo de tal manera que cuando sea parte de su pasado, pueda verlo como un grato recuerdo.
Tener fe es “CONFIAR” pero confiar no sólo en las cosas y en las personas, sino en el Dios que obra, actúa y habla a través de las personas. Muchos confían en lo material, pero viven relaciones huecas con sus semejantes. Cierto que siempre habrá gente que lastime y traicione tu confianza, así que lo que tienes que hacer es seguir confiando y sólo ser más cuidadoso con aquel en quien confías dos veces.
Tener fe es “BUSCAR” lo imposible: sonreír cuando tus días se encuentran nublados y tus ojos se han secado de tanto llorar. Tener fe es no dejar nunca de desnudar tus labios con una sonrisa, ni siquiera cuando estés triste, porque nunca sabes cuándo tu sonrisa puede dar luz y esperanza a la vida de alguien que se encuentre en peor situación que la tuya.
Tener fe es “ANDAR” por los caminos de la vida de la misma forma en que lo hace un niño. Tomados de la mano de nuestro padre. Tener fe es dejar nuestros problemas en manos de DIOS y arrojarnos a sus brazos antes que al abismo de la desesperación. Fe es descansar en Él para que nos cargue, en vez de cargar nosotros nuestra propia colección de problemas.
MEDITEMOS:
¿Aceptamos con fe la voluntad de Dios?
¿Le dedicamos tiempo a Dios en la oración?
¿Nos avergüenza de aparecer creyente ante los demás?
¿Hemos asumido nuestro compromiso con la Iglesia?
, ¿Nos hemos esforzados por llevar a Cristo a nuestros hogares?
¿Visito a Jesús en el sagrario o le saludo cuando veo una iglesia?
ORACIÓN FINAL
Oh Jesús Redentor, autor y consumador de nuestra fe, te suplicamos desde lo profundo de nuestro corazón que no permitas que se extinga la hermosa luz de nuestra fe. Acuérdate de tus antiguas misericordias; mira compasivo la viña que tú mismo plantaste con tu diestra, que ha sido regada con la sangre de miles y miles de mártires, con las lágrimas de generosos penitentes y las fatigas de celosos apóstoles y fecunda oración de tantos cristianos fieles.
Aunque nos aflijan las enfermedades, nos consuman los disgustos, nos afecten los infortunios, pero que no nos falte la fe; porque ricos con este don precioso, soportaremos con gusto todo dolor y nada podrá alterar nuestra felicidad. Por el contrario, sin la gracia de la fe, nuestra desventura no tendría límites.
Oh Jesús, autor y consumador de nuestra fe, consérvanos dentro de la nave de Pedro, fieles a su sucesor, para que se construya la unidad de la Iglesia, se promueva su santidad y se dilate en bien de todos los pueblos. Concédenos la paz y la unidad. Confórtanos y consérvanos en tu santo servicio, para que por Ti y en Ti vivamos siempre. Amén