LA VERDAD DE UNA MUJER
La mujer fue creada por Dios con el propósito sublime de ser una auxiliadora y compañera del hombre. En la sociedad actual, este término ganó un sentido despectivo. Sin embargo, en el contexto sagrado, la palabra que consta en los manuscritos del Antiguo Testamento, “ezer kenegdo”, se refiere a una “ayudadora idónea” o “alguien que lo auxilie y le corresponda”. Frente a eso, este término jamás debería ser comprendido como referencia a un ser inferior o simplemente una prestadora de servicios al sexo masculino. En algunos pasajes bíblicos, este mismo término se utiliza para describir las características del Propio Dios, tan grande es su importancia. Pero la mujer se alejó del propósito de su creación y por muchos años vivió subyugada y humillada en una sociedad que no entendió la Voluntad de Dios.