Inmoral.
El camino se hace raquítico,
imitando al que camina.
Huellas de seres escuálidos a quienes les engorda la indecencia,
la malicia y la inmoralidad.
Los creyentes de la salvación
sueltan gritos sordos
a una humanidad con los tímpanos rotos.
Una humanidad que solo escucha
su propia conveniencia, su propia basura.
La humanidad cavando tumbas
sin un buen epitafio, o quizás
unas cuantas mentiras que creen un buen recuerdo.
Un recuerdo de nadie, para nadie.