#RetoTop10... ¡¡¡Algo que Compartir!!! – Cuentos de mi abuela.

En esta oportunidad quiero compartir con ustedes varias anécdotas contada por mi abuela. Ella siempre cuenta historias de cualquier persona que haya sido protagonista de un momento gracioso para ella. Generalmente, nos sentamos a su alrededor y la escuchamos atentamente. Así que, a continuación, comparto con ustedes tres de sus historias más importantes para mí.

Mi abuela es una mujer blanca, de cabellos negros. Buenamoza, la muchacha ¡ja, ja, ja, ja,! Hija de familia acomodada, como ella dice. Eran personas blancas, elegantes, altos. Arreglaítos, pues. Resulta que ellos tenían cierta resistencia a las personas negritas (dicho de otra manera por mi propia abuela) y a Carmen Eumelia (así se llama mi abuela) se le ocurre fijarse en Luis Gaspar (mi abuelo) un negrito, bajito, de pelo malo (como dice ella) corpulento. Esto desató una gran molestia en la familia que se agrava con la siguiente historia:

Un día, el papá de mi abuela, viendo que ya no se podía hacer más nada, lo manda a llamar para hablar con él. Éste se aparece a los tres días y cuando se sientan a hablar estaban presentes la mamá y algunos hermanos de mi abuela. Francisco Lárez (el papá de mi abuela) le pregunta a mi abuelo:

¿Qué quiere usted con Carmen Eumelia?

A lo que éste respondió:

Bueno, yo me quiero llevar a la muchacha conmigo, pues, que sea mi mujer.

Francisco Lárez, que al verlo, arruga la cara, y le dice:

y ¿dónde van a vivir?

Mi abuelo, muy resuelto le contesta:

Bueno, señor Francisco, yo soy como lo pájaros, duermo donde me agarre la noche.

Esta respuesta bastó y sobró para que ese señor se levantara de la silla y le propinara unos cuantos golpazos a mi abuelo y lo sacara de mi casa, mientras que unos se metían para separarlos otros, se reían por lo que dijo. Hoy día, mi abuela cuenta esto entre muchas risas y esta respuesta se ha convertido en un dicho muy común entre nosotros.

Otra historia que ella siempre cuenta, está relacionada con uno de sus hijos: Luis Gustavo. Este era el mayor de 11 hermanos. Luego, sigue mi papá. Según mi abuela, Gustavo (así lo llamábamos) siempre fue flojo y había que hacer un curso en paciencia para poder tratar con él. Mi abuela estaba embarazada de uno de los hermanos menores (no recuerdo cual) y a ésta se le presentan los dolores de parto por la madrugada y comienza a llamarlo para que la acompañara y comienza:

Gustavo, mejo, párate que ya estoy pariendo.

Él ni se movió. Mientras, mi abuela, con dolores en aumento, le dice:

¡Luis Gustavo, párate, mijoooooo!

Y nada. Al tercer llamado, éste le dice:

¡Cara, maíta! y usted no puede dejar eso pa’ mañana, que yo tengo sueño.

Mi abuela entre los dolores del parto y la respuesta de mi tío, se descontroló y mi papá, quien estaba escuchando todo, se levantó y fue quien la acompañó. Ésta historia a mí me desconcierta, porque ¿a quién se le ocurre pensar en dormir cuando se presenta una emergencia?

Por último, la anécdota más importante y determinante en la vida de toda la familia, es la siguiente:

La familia de mi papá fue muy pobre y, a veces, no tenían para comer. Un día, mi tío y mi papá llegaron de la escuela hambrientos buscando algo de comida y cuando no consiguieron, fueron a buscar a mi abuela que estaba en el patio, y mi tío le pregunta:

Maíta, ¿qué vamos a comer?

Ella, que estaba molesta, se voltea y le dice:

Mira, Luis Gustavo, aquí no hay nada pa’ comer, así que coman telerga. Éste al escuchar la palabra, le pregunta a mi abuela: ¿qué es eso, maíta? Y terminó empeorando la situación ¡ja, ja,ja,ja!

Hasta el sol de hoy, nadie sabe lo que significa esa palabra y todos creemos que ella tampoco lo sabe. Tal vez, la escuchó por ahí y ella sólo la repitió. Lo cierto del caso, es que esa palabra se convirtió en la respuesta obligada cuando alguno de nosotros pregunta ¿qué vamos a comer? Telerga.

Me tomo la libertad de contar estas anécdotas, porque creo que las historias de nuestros abuelos nos impactan de formas inimaginables. Sus historias marcan los rasgos que identifican a una familia y pasan de generación en generación y, de alguna manera, afianzan las bases familiares. Siendo así, deben valorarse y resguardarse en la memoria colectiva de cada uno de sus miembros. Después de todo, estamos hechos de historias contadas e historias por contar.
Me despido de ustedes, deseándole una buena semana. Saludos.

Nota: revisando en google el significado de esta palabra encontré que el DRAE no tiene registrado esta palabra. Seguí insistiendo y encontré un Diccionario General de la Lengua Asturiana (2019) y en éste se define como cosquillas.