4 elementos para comprender el carácter dictatorial del gobierno de Maduro

1) El Consejo Nacional Electoral de Venezuela no hubiera permanecido hasta el presente, con el desequilibrio que sus integrantes fundamentales trazan en materia de lo que latamente pudiéramos llamar “preferencias políticas”. Es harto manejado por el mundo político nacional e internacional, que la relación en esto, viene siendo: 4 (oficialistas) versus 1 (de oposición). Cuando se trata, por ejemplo, de perversiones como esas raras elecciones que dieron como ganador a Maduro (llevadas a cabo en mayo del pasado año), tal asimetría en la composición ideológico-política de los gerentes electorales, se hace obscena.

2) Bajo respecto alguno se hubieran nombrado los integrantes (magistrados) del Tribunal Supremo de Justicia a los poquísimos días en los cuales el oficialismo madurista había perdido de manera significativa la mayoría a instancias del Parlamento (estando a punto de finalizar el viejo período -diciembre de 2015-), conformando entonces un máximo tribunal con una correlación de fuerzas de poder, no acorde con la realidad político-social correspondiente. Además de ello, también es manejado por el mundo político nacional e internacional, que…

3) No hubiera en momento alguno obviado una consulta nacional para echar a andar una Asamblea Nacional Constituyente. Ciertamente, la Constitución de Venezuela expresa que el Presidente de la República puede –entre otros factores- solicitar que se conforme, pero ese texto constitucional establece que es el pueblo venezolano el ente supremo en materia de decisiones de carácter nacional. Que haya sido Maduro el que haya convocado a la conformación de una Asamblea Nacional Constituyente, sin consultarlo popularmente y con un Consejo Nacional Electoral con las características arriba aludidas, encarna –pues- un rasgo perverso.

4) Jamás se hubiera permitido que la Asamblea Nacional Constituyente que a final de cuentas se ensambló (unánimemente madurista y arrastrando lo arriba referido) sustituyera en la práctica, el Parlamente legítimo. Así es interpretable. Ocurre que al apenas instalarse el Parlamento, arrancando el 2016, ciertos entes estatales armaron una querella judicial argumentando que hubo irregularidades en las votaciones efectuadas a instancias de unas minoritarias provincias (entidades federales); situación por la cual a estas alturas (más de 3 años después) el tal Tribunal Supremo de Justicia no ofrece sentencia (dejando en el limbo de la indefinición la situación y dejando -asimismo- abierta la puerta para que se estabilice la situación de suplantación ).

Autor de la imagen: Edwin Villasmil, artista plástico venezolano.

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