Domingo Paranormal #2 💀: Semana... ¿Santa?

Semana Santa del año 2009. San Carlos, Cojedes, Venezuela... Si hay algo que los supersticiosos respetan demasiado es, precisamente, el campo venezolano; lo consideran enigmático, locación principal de los más famosos cuentos de camino. La Semana Santa, lejos de su objetivo divino, es también muy temida: según los habitantes del pueblo, estos días incitan el despertar de los espíritus malignos, espantos y demonios, quienes, en una contienda de dos mundos, intentan dominar a los ángeles celestiales.

A Daniel Rodríguez, un adolescente de 14 años, los viajes familiares anuales a casa de la abuela le parecían una tortura. No solamente debía soportar, por casi ocho días, las mismas opiniones fantasmagóricas, muy ridículas para su gusto, sino paralizar el alcance de nuevos niveles en su videojuego favorito, que también era uno de los preferidos de su pequeño hermano, David.

David Rodríguez, que para aquel entonces tenía 8 años, nunca expresó alegría o desacuerdo frente a situaciones parecidas. Es más, casi nunca hablaba, era retraído, tenía un comportamiento cerrado y una personalidad aislada. El padre, médico internista, creyó, por casi una década, que David era autista. «Dav», como aún se le conoce en su entorno, era la versión opuesta de sus hermanos Daniel y Dianè, que es la mayor de los tres. Un día de esos, un Jueves Santo, los Rodríguez llevaron a cabo una gran reunión en la espaciosa casa llanera. Compraron comida y cajas de cerveza, colocaron cornetas gigantescas que reproducían joropo recio y, entre bailes, risas y partidas de dominó, crearon un fabuloso ambiente festivo que fascinó a los adultos.

Los más chicos se conformaban con ver, fastidiados, el escenario escandaloso. El tímido David se abrumó y decidió encerrarse en uno de los muchísimos cuartos del domicilio, buscando escapar del bullicio. Daniel lo quería seguir, pues se resignó ante el sueño y la molestia; sin embargo, en pleno camino a la habitación, sus intestinos comenzaron a rugir, obligándolo a cambiar momentáneamente su trayecto. Aquí va un dato irónico: una propiedad con importantes hectáreas de extensión contaba con un solo baño, que, para su mala suerte, estaba ocupado... No quedaba más que aguantar.

El jovencito seguía su espera sin novedad alguna, hasta que, del mismo cuarto donde entró David, se escucharon claramente un golpeteo fuerte en la puerta y gritos de auxilio. Daniel corrió a ver qué ocurría y entró alarmado al sitio, encontrándose a su hermano plácidamente dormido y arropado. Se sentía confundido, sabía qué es lo que había oído. La supuesta calma lo asustaba más. Pensó, inclusive, que tanto tiempo sin su consola lo estaba enloqueciendo. Todo parecía un complot de su imaginación.

Se dio la vuelta e intentó regresar al pasillo, pero notó otros ruidos que esta vez sí tenían sentido: las gavetas de una vieja peinadora empezaron a salirse de sus lugares y la madera caía con fuerza descomunal al piso, todo esto sin despertar a David, que, más que dormido, aparentaba estar hipnotizado. Daniel estaba paralizado de miedo e impresión.

El alboroto de la fiesta no permitía que alguien más fuera partícipe de este horrendo hecho... No obstante, por valentía y amor, quiso sacar a su hermanito de ahí, cargándolo en sus hombros. Cuando lo tomó, su cuerpo no cedía y era incapaz de movilizarlo. El menudo David pasó a pesar lo mismo que él y la cama de hierro juntos... Por lo menos antes que aconteciera lo peor.

Cual gravedad que se invierte, David levitó como si un ente lo levantara de la tela de su franela, dejando el pecho sobresaliente y las extremidades caídas. El niño seguía sin abrir los ojos y un espejo se agrietó. Daniel creyó que ambos morirían allí y entró en un pánico que le cortaba la voz y le sacaba las lágrimas. Se sentía impotente por no ayudar a su querido hermano.David fue arrojado violentamente a la cama y finalmente reaccionó con intensos gritos de auxilio, justo los mismos que atrajeron a Daniel a ese punto. Idénticos.

Dianè, que era la persona que ocupaba el baño, llegó espantada a socorrerlos. Dijo haber captado los llamados desesperados. Daniel y Dianè querían que David se tranquilizara. Le dieron agua, lo abrazaron y Dianè oró a la Virgen de Fátima, prometiéndole que, si sacaba a David de su preocupante estado ansioso, le pondría «Fátima» a su primera hija.

Ninguno de los mayores se percató del asunto sino hasta la mañana siguiente.
Actualmente, David está arrancando la universidad y Daniel ya se graduó de ingeniero. Ambos tienen una sobrina, Fátima Sofía, que es la niña de sus ojos. Nunca más vivieron algo similar, aunque 2009 los marcó de por vida, y no es para menos.

Basado en hechos reales…