¿Cuáles son las emociones que prevalecen en la experiencia de la desaparición de un ser querido? - | Recompensas en MILK | ¡Entra y gana! [Nuestro 3er Foro de Discord]
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¿Cuáles son las emociones que imperan en la experiencia de la desaparición de un ser querido?
Sin duda alguna, una persona no está preparada psíquicamente para una experiencia como ésta. La primera conmoción, probablemente, está acompañada de negación; de la esperanza de que aparecerá inmediatamente; de desesperación ante la vaga idea de que no aparezca ahora ni nunca… las emociones subsiguientes pueden ser lo suficientemente intensas como para perder el control. El tiempo de espera va haciéndose cada vez más largo, en algunos de los casos, haciendo que afloren la incertidumbre, el pánico, los estados de ansiedad (que algunas veces se pueden convertir en un trastorno psicológico de ansiedad), y el estrés (que puede llegar a ser crónico y producir un alto contenido de cortisol afectando el sistema inmunológico y agotando la mente, creando el ambiente apropiado para la formación de enfermedades).
Además de todo lo anterior, las personas bajo esta experiencia están pasando por un duelo. Recordemos que el duelo no es otra cosa que ese proceso en el que nos adaptamos a vivir sin un ser querido. Pero, estas personas no saben si su familiar está vivo o muerto por lo tanto, no están entregadas por completo a la vivencia del duelo, sin embargo, ya están viviendo, temporal o indefinidamente, sin ese ser querido. De manera que la experiencia, a lo largo del tiempo puede llegar a convertirse en un duelo traumático.
Toda esta dolorosa experiencia puede estar acompañada también de mucha ira contra las personas que secuestraron o que se cree que participaron en la desaparición del ser querido. Ira contra familiares o personas cercanas que pudieron estar involucradas por su descuido o participación directa o indirectamente. Inclusive, rabia consigo mismo por haber sido descuidado en el momento de la desaparición del familiar, lo cual crea un sentimiento de culpa. Convirtiéndose la culpa en otro sentimiento que se agrega a la experiencia psíquica de las personas que pierden a sus seres queridos en condiciones de desaparecidos.
Otra emoción intensa es el miedo. Miedo a no saber dónde está su familiar, miedo a que no aparezca, miedo a que muera; y ese miedo incontrolado puede llegar a convertirse en un trastorno de pánico.
La vida cambia para una persona que está pasando por una experiencia como esta, y ese cambio puede representar una verdadera transformación psicológica, emocional, física, familiar, social y espiritual para estas personas. Y directamente con lo que nos ocupa, la salud mental puede verse altamente comprometida. De allí que desde este espacio queremos proveer algunas herramientas que puedan ser de utilidad, que puedan ayudarles a refrescar la mente, y sobre todo a controlarse emocionalmente.
Autocontrol Emocional
El autocontrol emocional puede ayudar a los familiares de personas desaparecidas a sobrellevar una situación por demás angustiante. Si bien es cierto, con estas técnicas no va a desaparecer la situación, sí es cierto que les pueden ayudar a gestionar emociones que de otra manera podrían salirse de control y complicar aún más la situación.
Queremos hablarles, en primera instancia, de lo que podría considerarse un ciclo de las emociones negativas, como la ira, la culpa, el miedo, la ansiedad, el estrés crónico. Aunque algunas de ellas forman parte del bagaje emocional básico de todo ser humano, llegan a transformarse en trastornos que afectan el desarrollo de la vida cotidiana, al punto de que las actividades diarias se ven altamente interrumpidas. La desaparición de un ser querido significa un cambio de vida que no solo involucra cambios psicológicos y emocionales, sino que, muchas personas abandonan sus trabajos, estudios, modifican o suprimen algunas de sus actividades diarias para dedicarse a la búsqueda, o porque simplemente no se pueden concentrar mientras esperan el desenlace del momento que viven. Sin embargo, durante ese proceso es indispensable que comprendamos, cómo esas emociones pueden ser gestionadas durante el tiempo que sea necesario.
Mary
En la primera fase del ciclo tenemos una SITUACIÓN, entendiendo en este caso, la desaparición de un ser querido. Vamos a imaginar, de manera sencilla, que se trata de la situación de Mary, cuyo esposo desapareció hace algunos días, se dio parte a las autoridades competentes y la búsqueda está en proceso. Los amigos y familiares están participando activamente en la búsqueda. En relación con esta SITUACIÓN Mary está generando PENSAMIENTOS, tales como: dónde estará mi esposo, quién se lo habrá llevado, por qué lo han hecho, acaso estaba involucrado en algo, drogas, pandillas, lo secuestraron, venderán sus órganos, quieren dinero, querían robarlo y se resistió. Algunos de estos pensamientos se pueden volver muy recurrentes y crecer, por ejemplo, Mary se pregunta: ¿Lo mataran para vender sus órganos? Y a partir de allí comenzar a imaginar la muerte, el desmembramiento y la venta de órganos… Estos pensamientos que rumian en la mente de Mary pueden llegar a convertirse en pensamientos completamente irracionales y devastadores.
Y entramos a la siguiente fase del ciclo: LAS EMOCIONES. Mary comienza a sentir preocupación desmedida, ansiedad, incertidumbre, pánico, ira. Estas emociones van acompañadas de síntomas físicos, tales como, sudoración, taquicardias, tensión alta, o baja, tensión y/o dolor muscular, respiración agitada, complicaciones cardiacas, alteraciones de sueño.
Entre más piensa e imagina Mary, especulando sobre lo que podría haber sucedido y lo que sucederá, más descontroladas son sus emociones, llegando a sentirse muy agotada y, posiblemente, deprimida.
Podemos decir, desde la terapia cognitiva, que las emociones son producto de los pensamientos, y, entre más negativos e irracionales son éstos, más negativas e irracionales son aquéllas. Si cultivamos pensamientos racionales podremos gestionar de manera más equilibradas nuestras emociones. En otras palabras, si controlamos nuestros pensamientos controlaremos mejor las emociones. Téngase en cuenta que no estamos hablando tanto de cultivar un pensamiento positivo, como de promover el pensamiento racional. De manera que Mary, podría pensar: “No me voy a adelantar a los acontecimientos, voy a esperar para conocer la realidad”, entre otras cosas.
Es verdad que estamos hablando de seres querido, que podrían llegar a demorar en aparecer o inclusive, podría no suceder; la situación irremediablemente nos va afectar, sin embargo, si controlamos nuestros pensamientos muchas de las emociones descontroladas pueden ser manejadas de una mejor manera.
Si una persona está teniendo todos esos pensamientos irracionales como los estuvimos ejemplificando, obviamente, Mary, es una persona que va a sentirse muy ansiosa, muy estresada, va a sentir un miedo descontrolado, mucha ira al punto de que llega a maltratar a otros o a sí misma, culpabilidad y depresión. Y la familia de Mary, además de tener un miembro desaparecido, ahora tiene un paciente psiquiátrico que muy probablemente requiera medicación. Los miembros de otras familias llegan a separarse porque el descontrol emocional y la comunicación no asertiva los impulsan a acciones descontroladas y ofuscadas.
Llegamos así a comprender que los PENSAMIENTOS IRRACIONALES, más que la SITUACIÓN, no solo generan EMOCIONES DESCONTROLADAS, sino CONDUCTAS también descontroladas, como gritar, golpear, dar respuestas agresivas, maltratar física o verbalmente, llanto constante, aislamiento, desconcentración, pérdida de apetito o comer desmedidamente.
Los pensamientos racionales impiden que las emociones y las conductas se salgan del control, sí, vamos a sentir tristeza, pero esa tristeza no va a llegar al punto de la depresión; vamos a sentir rabia, pero esa rabia no va a ser tan descontrolada que maltratemos a los que están a nuestro alrededor, o a nosotros mismos; vamos a experimentar miedo, pero, ese miedo no llegará a convertirse en un trastorno de pánico, y así sucesivamente con cada una de las emociones.
Si queremos interrumpir este ciclo que hemos descrito en el que se describen pensamientos que generan emociones con síntomas físicos, y conductas, debemos comenzar controlando la fase de los pensamientos. A veces éstos pueden ser tan automáticos que son muy difíciles de controlar, y, por lo tanto, así mismo la situación emocional. Hay técnicas tanto cognitivas como conductuales que nos pueden ayudar.
Cognitivamente, podemos poner en práctica una técnica que se denomina Detención del pensamiento, que consta de tres fases. Primeramente, vamos a realizar un acto físico que representa una alerta para nuestro cerebro, que se ha venido condicionando a una manera de pensar, pero, que vamos modificar.
Esa alerta puede ser una palmada, un aplauso, un pequeño pellizco, un jaloncito de cabello, una liga en su muñeca con la que se da un pequeño tirón; seguidamente damos la orden audible: “Ya basta, no seguiré pensando esto”, y finalmente, ocupamos nuestra mente con algo que realmente llame nuestra concentración, como, por ejemplo: deletrear palabras, nombrar jugadores favoritos, artistas favoritos, decir países y sus capitales, cantar, recitar… Cada persona debe elegir lo que le funcione y que le genera un estado de concentración.
Otra técnica que podemos utilizar es el Ensayo Conductual. Si, por ejemplo, Mary siente que el mejor amigo de su esposo es responsable de alguna manera de la desaparición de éste, y cada vez que lo ve se va en ira contra él, y le grita cosas hasta el descontrol, Mary puede pedirle a su mejor amiga que le ayude a ensayar cómo va a reaccionar la próxima vez que vea a esa persona. Su amiga puede modelar cómo puede reaccionar Mary y/o representar al amigo de su esposo para que Mary practique su conducta. No necesariamente se va a ir la ira, pero Mary practicará el autocontrol.
Escribir, también puede ser de mucha utilidad para algunas personas. Desahogar con un lápiz, sobre un papel todas sus emociones, la ira, el sentimiento de culpa, el miedo, tristeza. Puede dirigirse a alguien, y hacerle llegar su escrito, o simplemente, lo arruga, lo rompe con todas sus fuerzas, lo echa al agua, lo quema. Es una especie de ritual que maneja la emoción negativa, que puede hacer todos los días y cada vez que sea necesario.
Las tarjetas de afrontamiento, son tarjetas con mensajes de esperanza, aliento, que de alguna manera promuevan pensamientos racionales. Puede pedirle a sus familiares y amigos para que le escriban tarjetas de ánimo que usted colocará en el espejo, en la nevera, en el computador, en la cabecera de la cama, por doquier… y que podrá leer en los momentos que más lo necesite.
Los masajes pueden mejorar el estado de ánimo, la circulación, y aliviar la tensión muscular y emocional. Así mismo el cuidado de la alimentación. Los ejercicios de relajación muscular, que consisten en tensionar cada músculo por unos segundos y luego soltar lentamente hasta relajar. Esto combinado con ejercicios de respiraciones profundas. La respiración diafragmática es aquella en la que tomamos tanto aire que los pulmones presionan el diafragma haciendo que el abdomen se levante. Pueden practicar acostados en la cama, colocando un libro sobre el abdomen, haciendo que el libro suba y baje mientras respiran. De esta manera podremos tranquilizarnos en esos momentos en que las emociones nos quieren controlar, o simplemente como medida preventiva.
Autor: Psicóloga Sofía De Úrbaez
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https://laopinion.com/2016/05/31/por-que-llorar-bueno-salud/
http://revistareplicante.com/sonar-despierto/
http://relatosrosblospotcom.blogspot.pe/2012/04/como-te-quise-te-quiero-capitulo_25.html
https://www.emaze.com/@AORCCZRIL
http://www.kaleidoscopioart.com/blog/decalogo-para-ser-feliz/
Cuando una persona es sometida a un acontecimiento de esta magnitud efectivamente no va a tener habilidades para canalizar sus emociones, alli se le olvida cualquier entrenamiento o recurso interno con el que cuenta. Cuando se habla de madres que pierden hijos, estas pueden tener incluso episodios de desrealización.