En su obra, Carolina Jaimes Branger, presenta 19 premisas o patrones conductuales que determinan, no solo la forma de pensar o de ser, sino también, el accionar de los venezolanos, o al menos de una gran parte de la población, y que no son exclusivas del país, sino que se extienden al resto de América Latina, y que explican en parte las razones que nos mantienen atados, y aparentemente, condenados al subdesarrollo.

Desde pequeños, hemos escuchado de boca, bien sea de nuestros padres, familiares, allegados o extraños, expresiones tales como "no somos suizos", "esto se lo llevó quien lo trajo", incluso, otras frases peyorativas que buscan desvirtuar nuestro gentilicio, calificándonos como flojos, irresponsables y otros adjetivos por el estilo. En este contexto, no es difícil imaginar que una parte de nuestros compatriotas, arrastren durante su vida o parte de ella, todo un pesado legado de patrones tóxicos, producto de la siembra de prejuicios y anti-valores, lo cual se manifiesta en actitudes tales como el conformismo, que se traduce en la búsqueda del bienestar personal o familiar, no como fruto del esfuerzo y trabajo personal, sino como un derecho adquirido, que el gobernante de turno está en el deber de proporcionarles, sin retribución alguna a cambio.

La autora acota que todas las personas, sin distingo de edad, género, grupo étnico, lugar de nacimiento o condición social, poseemos las mismas potencialidades para desarrollarnos como seres humanos plenos, sin embargo, no todos lo logran, y en el caso de Venezuela, a pesar de haber sido la cuna de insignes y reconocidos deportistas, novelistas, artistas, médicos, entre otros representantes del quehacer humano; sigue siendo un país subdesarrollado, y parte de las causas que la originan, destaca la forma de ser del venezolano, y que el primer paso para resolver un problema, es identificarlo y reconocernos como víctimas de él. En palabras de Jaimes Branger, la fuerza más destructiva de la naturaleza, es la fuerza de la costumbre, capaz de arrasar sociedades enteras. También la escritora busca en su obra, desmitificar ciertos mitos, valga la redundancia, en relación a que nuestros problemas son parte de nuestro ADN, de una pesada herencia genética que debemos arrastrar a cuestas, y como tal no hay mucho que podamos hacer al respecto, cuando en realidad, es nuestra exclusiva responsabilidad adoptar las medidas correctivas para lograr las soluciones que todos deseamos y necesitamos, y que este hermoso país, merece.

"Un país que se ha venido acostumbrando al conformismo, a la pérdida de los valores, al facilismo, a la mediocridad, a echarle la culpa a un tercero por nuestro fracaso, a olvidar que la base del desarrollo es la educación de su pueblo, sin dudas que está anclado al subdesarrollo"
Rafael Alfonzo H. (Prólogo)

Las diecinueve anclas que la autora identifica en su obra, y cuyos nombres son de su invención, o de sugerencias realizadas por terceros, las presento a continuación, algunas de las cuales se explican por sí mismas:

• El Determinismo
• El Inspiracionismo
• El Autosuficientismo
• El Nadasuficientismo
• El Rigidismo
• El Embudismo
• El Rastacuerismo
• El Pendejicismo
• El Noespa´tantismo
• El Conformicismo
• El Masquesuficientismo
• El Ineficientismo
• El Des-Operativismo
• El Peras-al-Olmismo
• El Pretextismo
• El Machimberrismo
• El Caos-ismo
• El Lastimismo
• El Pobrecitismo

Procurar explicar en detalle cada de las diecinueve premisas o anclas, como su autora las bautiza, escapa al objeto de este post, además daría como consecuencia una larguísima publicación, con el consecuente riesgo de aburrir a mis lectores, sin embargo, me daría por satisfecho si logro sembrar algunas inquietudes en al menos una o dos personas.