Proezas (Poesía)

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Suave veneno, almibar divino,
compás de las olas que alimenta el placer,
en tus ocultos secretos me quiero perder,
embriagan mi ser tus ojos ambarinos.

Escucha el rumor de mis manos temblorosas,
cuando toca recorrer tus territorios lejanos,
donde el olvido se olvida, un delirio tan humano,
valoro tu cuerpo y tu cercanía deliciosa.

Quejidos al viento en un dormitorio sin fin,
oculta pasión que ambos nos hemos dado,
locura festiva, el dolor ya fue exiliado,
persiste el amor en un gigante festín.

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La nostalgia lo intenta pero no llega a la meta,
ni con tretas sutiles logrará cometido,
un alma apasionada la ha sometido,
a un rincón solitario cual perdida veleta.

Y es que solo tu sonrisa calmará la mente inquieta,
que traiciona la paz en momentos obscuros,
desviando lamentos, derribando mil muros,
mientras que tú con tus manos me das caricias perfectas.

Me alimenta el corazón el aroma de tus cabellos,
una poción hechicera que dijo adiós a la tristeza,
lograste algo tan grande que puedo llamar proeza,
trajiste de nuevo la luz mostrando incontables destellos.

Salvadora de un terco vagabundo,
que ahora fijó su aposento,
adiós al dolor, adiós al tormento,
te hiciste mi vida, y todo mi mundo.

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Imágenes de uso público, dominio CC0 de creative Commons.

Autor del texto: Alex Díaz @humoalex.

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