Crónicas de una mujer en cambios -Deje pasar mi destino en aquel subterráneo?-

Nunca el subterráneo estaba vació, menos a a esa hora.

Que tan probable es encontrarse a alguien en el subterráneo mas de una vez, en un día? Esa Mañana salí a eso de las 5: 00 am de mi casa, lo mas tedioso es que la estación mas cercana esta a un bus de 15 minutos de distancia, he ahí la razón de salir tan temprano.

Me dirija a la universidad, había quedado con un amigo tres estaciones mas allá de la que yo tomo; me monte en el vagón, sentía una tensión extraña a mis espaldas me voltee, no era nada, la misma gente odiosa de todos los días, aburrida, pedantes como ellos solos sabían ser. Note detrás de una señora a un muchacho que me miraba fijamente, como si me conociese, como si quisiera decirme algo con la mirada, me fue difícil sostenerle la mirada, me acerque un poco pero a 3 metros de llegar a donde estaba el el tren se paro y un mar de gente lleno el vagón, lo perdí de vista.

10 minutos es lo que me toma llegar a donde estaba lissandro, llegue en media hora. Finalmente y como había predicho que estaría lissandro después de haberme esperando tanto, no quería hablarme. Legamos a la universidad, entregue los trabajos pendientes y luego nos fuimos, inevitablemente y para su molestia tuvo que hablarme, nunca pasa mucho para volverme a dirigir la palabra. Nos fuimos de la universidad, lissandro me contaba que debía acompañarlo a unas diligencias en el centro porque lo hice esperar mucho esta Mañana, sin mas remedio nos encaminamos a cumplir con la lista de tareas que tenia que seguir, al fin y al cabo, el me acompaño como un favor.

Volvimos al subterráneo, muy lejos del sitio donde yo siempre me monto en el tren, esta vez porque lissandro tenia prisa y se ubico, según el, donde abre mas cercano a la salida de la estación. Nos montamos, entre empujones y cuidando los morrales para que no no los roben, ya me ha pasado y quedar en la calle sin nada no es grato.

Para mi sorpresa, el estaba allí, viéndome como lo hizo hace horas en un vagón distinto, el estaciones distintas y con el destino distinto...

Pensemos un momento, el destino existe?

Lo sentía familiar, como si sus ojos me llevaran a su alma, a su pasado. Ya lo conocía, el ya me conocía, sabia mis miedos, esperanzas y metas con solo esa mirada.

Nunca se acerco, debí haberlo hecho yo.

Ilustracion: sara hernandez