Auto-elegía

 Hoy te he mirado como si no te hubiera visto nunca
y los semáforos se han vuelto locos en todo Madrid.
Hoy me he reído como si acabara de conocerte,
te he echado de menos como si no fuera a volver a verte
y te he querido como si hubiera nacido de tu mano.   

Has tocado tus labios con los mios
y he jurado quererte en todas las lenguas
que visite.

Has sabido cogerme del brazo y sacarme del pozo
en el que desconocía haberme caído.
Se te ha quedado el brazo lleno de moratones
y parecen las lagunas en las que nunca prometí recordarte.  

 A todo lo que tocas le crecen flores
que solo quieren el lujo
de poder echarte de menos.
Puedo bajar las nubes
para que no se te olvide el color del cielo,
o volver a tocarte
por si se me olvida a mí.   

Tres veces al día pareces olvidarte
de que nunca busqué esto
ni a ti
ni a mí contigo,
pero siempre quise encontrarlo.    

Así que, hazme verso.
Hazme risa, rima o.
Reházme y destrózame.
Rebobina.
Juega conmigo, juégatela, juégame.   

Cuando ganes,
vuelve a asesinarme
que no quiero volver a oir en mi pecho un latido  
que no sea tuyo.   

Y que me entierren en tus brazos,
que en mi lápida solo dejen tu risa
que me resuciten de una hostia
y vuelvas a ser mi religión.  

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