CANCIÓN XX

Siempre la escritura anónima tiene algo de misterio, de mágico. Quizás ella entrañe el ideal, de que el arte, en general la cultura, tiene que ser hecha por todos. Así era en el principio de los tiempos, de la historia. Lo encontramos en las hallazgos matemáticos y filosóficos de la escuela pitagórica, en los grandes hitos literarios como el Cantar de los Nibelungos y La Canción de Rolando, en un hermoso libro precolombino llamado el Popol Vuh, en sí la tradición mundial de la cultura fundacional a través de la poesía, los mitos, las fábulas dadas a través de la oralidad. Muchos piensan que, debemos retornar a ella, porque la hace más comprometida y trascendente con toda la comunidad humana. El siguiente poema, que leí circunstancialmente, expresa este misterio. Esta magia de lo anónimo, nos dice cosas tan sencillas y profundas a la vez, porque el amor, al igual que la vida, se expresa más con enigmas, canciones y silencios:

CANCIÓN XX

Ser gran poeta

O profeta

Es muy fácil.

Basta preguntar

Quien soy, qué fuiste, o qué serás,

Sin contestar.

Pero ser un pequeño poeta

Es más difícil. Necesito explicar

Porqué tus labios son el mundo entero.

Tus dientes como perlas y decírtelo.

(Autor Anónimo)