Crucero de los recuerdos.

Quisiera poder estar ahí...

En ese barco todos son felices, es uno de los mejores y mas caros cruceros en todo el mundo. Ahí los viejos no lloran y se sienten solos, los niños con enfermedades terminales siempre se ríen y olvidan su fecha de expiración, las parejas miserables que se han destruido solo se besan y aman, los padres alcohólicos están sobrios, y las madres divorciadas no dependen de gatos para superar a sus ex-parejas.

¿Un barco mágico?

Necesitaba montarme en el... Y saber porque todo ahí era tan perfecto, averiguar como la vida y el espíritu de la gente se limpiaba en un barco tan pequeño y exclusivo, en vez de pagar mucho menos dinero por los cruceros de lujo, con cuartos de hotel donde soñarías vivir.

6 pisos que recorrer para vivir todas las experiencias gratificantes que los millonarios podían ofrecer: como música en vivo, casinos donde la gente apuesta en un turno de poker mi sueldo mínimo, espectáculos musicales, bailes eróticos, drogas de ricos, y hacer paradas en todo Europa.

Pero en vez de eso, la gente verdaderamente rica optaba por el crucero de los recuerdos. Y hey, la gente rica es realmente inteligente, es algo lógico de pensar, pues, exceptuando a esos pocos ricos que solo son ricos porque sus padres lo eran, casi todos empezaron desde abajo, sólo alguien así de inteligente puede llegar a ese punto. Entonces...

¿Porque pagar el triple por solo estar en ese barquito un día?

Me entristecía un poco saber que no iba a poder montarme nunca, pero como de costumbre, me senté en el puerto a observar a esos que si pueden pagarlo, y ver como ellos salen tan satisfechos. Entre los pasajeros un viejo muy sonriente sale del barco, y ve mi cara de pocos amigos mientras que me pasa de largo. Me causó calidez ver esa alegría desbordante llena de unos pocos dientes.

"¡Hey!... ¿Por qué esa cara larga?"

Me preguntó el señor con sus encías vacías, pero una sonrisa de oreja a oreja, agarrándome fuera de base pues asumí que seguiría caminando. Se me hizo inevitable responder su interrogante con otra, tenía una oportunidad de preguntarle a alguien que me revelaría el secreto, y mi alma lo pedía a gritos.
Pero ni siquiera me dió tiempo de preguntar... "Chico, veo en tu mirada deseo, curiosidad, y muchas ancias de saber que es lo que ocurre en el barco, así que toma, y descúbrelo". me dijo mientras que en su mano extendida veo un ticket de color rojo.

¡Un pasaje para el crucero de los sueños!

Exploté interna y externamente, salté, y cada poro de mi cuerpo gritó: Alegría. El señor me dijo que no había forma de explicarme el porqué, de que los ricos opten por entrar acá en vez de los cruceros de lujo, que simplemente tenia que vivirlo.

Y finalmente, muy agradecido, abracé al señor, tomé el ticket, y entré. Fue en cierto modo extraño el que se bajara del crucero con un ticket sobrante, y el porqué haya querido darme uno. Eso es lo que estaba pensando mientras subía las escaleras a cubierta con paredes llenas de cuadros pintorescos.

Subí, y lo primero que vi fue a esta hermosa mujer, con un vestido blanco, facciones perfectas, dientes de perlas, labios rojos carmesí, la figura sensual de una guitarra, un escote un poco pronunciado pero discreto, piernas que se veían tan suaves como la seda, ojos café enormes, y unos hermosos hoyuelos en sus mejillas se manifestaban al sonreír.

Estaba preciosa... y yo no podía dejar de verla, así que me acerqué a ella, y la saludé muy amorosamente, pues estaba perdido en sus ojos y ella en los míos. Terminamos pasando todo ese día juntos, la historia de amor perfecta, vimos las olas y su fluidez, tomamos unas copas y hablamos hasta el anochecer, reímos, cantamos, bailamos a la luz de la luna, y nos dimos un beso que fue el sello perfecto para terminar la velada.

Jamás podré olvidar su nombre.

Dormimos juntos, y a la mañana siguiente se iba a acabar mi tiempo en el crucero de los recuerdos, me tocaba bajar de él, pero algo muy curioso me pasaba...

No quería, me sentía vivo, había olvidado todos mis problemas.

El barco ya estaba llegando al puerto, y yo estaba a unos pocos minutos de bajarme, lo que me notificó esto no fue mi chica, ni un empleado, ni la bocina del espléndido barco. Fueron mis lágrimas... pues lo había entendido, comprendí la verdad de porqué la gente era tan feliz en este barco tan increíble. Después de que mi preciosa novia con labios rojos, hoyuelos, ojos café enormes y dientes de perla muriera, jamas creí volverla a ver. Hasta que pisé este lugar, y me dio la mejor noche de mi vida.

Un día mas con ella.

Con mucho dolor me bajé del barco, y vi al viejo que ahí estaba esperándome. "¿A quien viste tu?" me preguntó el señor sin dientes. "A mi primer y único amor, mi ex-pareja fallecida." Le respondí atónito, aun lagrimeando y con un nudo en la garganta. El señor me abrazó y me confesó: ya he gastado toda mi fortuna para ver a mi ex-mujer... ¿para que tanto dinero, si no tengo con quien disfrutarlo?".

Y es que esa era la respuesta.

Los viejos ya no lloran y se sienten solos porque veían a sus ex-esposas, los niños con enfermedades terminales olvidaban que ellos partirían porque veían a sus amigos y compañeros de cuarto fallecidos, las parejas miserables volvían a esos primeros meses de relación donde su amor era puro, los padres alcohólicos podían estar sobrios porque podían ver a sus viejos que los ponían rectos con un fuerte regaño y apoyo, y las madres divorciadas no dependían de gatos porque podían volver a esos días donde no tenían miedo de amar.

El barco te enseña que lo que necesitas ya lo tuviste... y también lo perdiste.

Que la felicidad siempre está en tus recuerdos. Aunque duelan...

No trates de olvidarlos.

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Espero hayan disfrutado el post muchachos, las fotos son de mi autoría y fueron tomadas con una nikon D80. El chico que aparece en la segunda foto es @manuelretroblog

Y dime, ¿a quien o a que quisieras ver tu en el crucero de los recuerdos? Respóndeme en los comentarios y yo encantado los veré.
Un fuerte abrazo azul para ti, de mi portafolio.
Nos vemos.

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Mi instagram es Portafolio Azul donde verás mas fotos de mi autoría.