El Jardin de la abuela
Frías y calmadas son las tardes de la gran madre, la cual en todos los hogares hay una. Una especial y amada abuela llenando de gracias las cocinas venezolanas sentadas con elegancia, con crema perfumada jean nate para ir a las noches de misas. Impelables eran esas reuniones , grandes son las abuelas que dan sus bendiciones, que levantan la voluntad de cualquier niño convertido en hombre, grandes son las abuelas que conocen el idioma del secreto guardado por décadas, grandes son las mujeres que hoy se sientan en un mimbre y se mesen esperando el café y el regreso de su familia.
El tejido de la noche cae y los recuerdos de esta señora esbelta, sobresaltan tejiendo medias para sus nietos, gorritos , guantes lo que se les ocurra en su meser, las gracias son infinitas por otorgarle a la vida luz que alumbra los sueños de la gran madre.
La mirada se pierde entre sus rodillas y la luz de la mañana resaltan los colores de su jardín, riega sus matas y abraza el día con unas arepas fluyendo colaboraciones el tejido abundante sigue y sigue desde el mimbre de la abuela.
Rojo de la mañana
Cuidado y tocas las uvitas de la abuela.
Hojas
Asì se despide el sol desde el mimbre de la abuela hora del clásico cafesito, hora de reflexión , hora de descansar y siempre y para siempre agradecida con la humildad de su amor gracias por todo.
Amor, paz y luz hermanos, todo lo mejor siempre fluye.
Que bello! Muchas gracias, por compartir.
gracias a usted por apreciar.