Cortos de Amor y Desamor (I)

in #philosophy7 years ago

Porque tienes la mirada perdida. Porque yo también. Porque somos uno. Porque te amo. Porque me amas. Porque lloras. Porque yo también. Porque sientes un nudo en la garganta. Porque te abrazo. Porque nos besamos. Porque sonríes. Porque yo admiro tu sonrisa. Porque quieres morirte. Porque quiero morir. Porque sientes un vacío. Porque trato de llenar ese vacío. Porque me quieres dejar. Porque yo también. Porque somos esencia. Porque somos un universo. Porque existimos.

Porque fumas. Porque yo fumo también. Porque bebes. Porque yo bebo también. Porque respiras. Porque yo aguanto mi respiración. Porque suspiras. Porque yo causo esos suspiros. Porque piensas en la vida. Porque yo pienso en ti. Porque piensas en nuestro futuro. Porque yo pienso en nuestros hijos. Porque escuchas música. Porque yo te escucho a ti.

Porque compartes conmigo. Porque somos unidos. Porque nos amamos. Y porque no sabemos vivir el uno sin el otro.


Debo verte siempre a través de un cristal. De un muro. De una puerta. A través de cualquier barrera que sirva para separarnos. ¿Razones? Ninguna. Por lo menos no alguna que pueda venir limpiamente a mi mente. Pero la distancia siempre ha de estar presente entre tú y yo. Estableciendo un camino. Una trayectoria. Un horizonte que no lleva a ningún lado. Camino cerrado. Calle ciega. Tinieblas inundan mi razón. Y tú… tan sublime, pero a la vez tan siniestra. Eres un ángel que habita en la tierra por obra de El Creador. Estás en mi destino. Pero el muy terco se empeña en hacérmela de lo más difícil.

¿Por qué no ha de ser como en los cuentos de hadas? Donde el príncipe sólo sufre al enfrentar al dragón, al cual vence con ferocidad e ímpetu. Para luego ser recompensado con el más mortal, y a la vez más puro de los pactos. El beso de su doncella. ¿Por qué no ha de ser así en mi caso? El muro de contención que nos separa sólo hace de mi sufrimiento un círculo vicioso del cual no se ve término, siquiera a la lejanía.

He intentado con todas mis fuerzas escalarlo. Pero resbalo al mínimo intento. He intentado tumbarlo. Pero soy despedido al lado contrario como si de un trampolín se tratase. He intentado romperlo, pero las piedras rebotan y buscan herirme. Irrompible. Inexpugnable.

Puedo ver las señales y muecas que hacen tus labios al tratar de comunicarte conmigo, pero no logro escuchar sonido alguno. Un día intenté leer tus labios, y creó que logré captar una frase. Estoy seguro que fue “CREE EN TI Y VENCERÁS”.

¿Pero creer en mí para qué? Algún día he de entender tales palabras.

Mientras tanto… trato de figurar cómo demonios llegar a ti.


Puedo aguantar muchas cosas. Esperar el peor resultado en aquellas cosas que hago día a día. Pagarme a mí mismo con el peor y más insultante de los silencios. Pero perder lo más preciado que tengo… mi corazón no es tan agraciado.

Puedo aguantar el peor de los dolores físicos. Llegar hasta mis límites y sobrepasarlos. Pero perderte a ti… Es algo que no puedo tolerar. Eso es algo más que va más allá de las más lejanas fronteras.

¿Qué beses otra boca que no sea la mía? Tal vez si sólo fuera yo quien amara, tal vez así lo aceptaría, pero muchas veces me has visto a los ojos y me has repetido esos 2 monosílabos… TE AMO…

¿Qué abraces otro cuerpo que no sea el mío? Pero si tantas veces me has llenado de caricias, llenando tus labios con palabras llenas de lujuria, pasión y deseo…

Verte en cama con otro hombre que no sea yo hubiera significado un golpe mortal… pero verte en cama con otra mujer definitivamente fue una realidad completamente abismal. Nunca entenderé tu mente. Tus sueños. Nunca entenderé nada que se relacione contigo. Porque mi peor maldición… es que me hayas dejado por ella… Mi peor maldición… es que todavía te ame…


Mis silencios toman tu forma. Mis suspiros detallan tu silueta. Mis pensamientos llenan de color tu piel. Reconstruyo todos los días, aquella imagen que ha de quedar grabada a fuego en mis recuerdos. Aquella pose a la vez demoníaca, a la vez angelical que tomaste. Mis ojos fueron 2 flashes que retrataron con perfecta simetría toda tu hermosura.

Como música para mis oídos. Como aire para mis pulmones. Como maná para mi alma. Son los únicos símiles que puedo citar. El poder que tiene tu mirada… el poder de tus caderas al moverse… el poder de tus piernas tan largas y sensuales… me hechizó por completo, me subió a los cielos, me bajó a los infiernos y me dejó ensimismado en la mitad de ambos.

Deseo ser el ritmo que mueva tus articulaciones. Aquel clavel en punta esperando ser arrancado por tan delicadas manos. Deseo ser el motor que alimente tu energía. Deseo serlo todo. Aquel tiempo que se solidifique y no deje espacio para nadie más.

Deseo ser parte de ti. Y aderezar tus dulces movimientos con tenues sonrisas.


La lluvia caía sobre nosotros a cántaros, mientras rodábamos sobre la grama. Escucharte reír, era una sensación tan intensa. Tan imprescindible. Tan única. Vivo por ello. Tus caricias. Tus bromas. Tus cosquillas. Tu sonrisa. Todo se junta y termina por formar lo más hermoso que mis ojos pueden percibir. Al terminar de rodar, mi cuerpo queda encima del tuyo, y deleitados, consumamos un beso.

Siento tus labios rozar los míos, y enseguida una chispa eléctrica surge en mi interior y recorre mis venas llenándolas de lujuria y pasión. Tus labios, la peor droga. Una de la que nunca quieres salir. Una que jamás deseas compartir. Nuestro amor golpea el cielo y se abre camino a las estrellas. Este planeta no puede mantener en sí tan inconmensurable amor.

Las horas pasan como si de microsegundos se tratase. Puedo ver tu alma, mientras observo tus ojos. Puedo alcanzar tu espíritu al tomar tu mano. Puedo vivir sin alimento ni bebida alguna, gracias a tus besos y caricias.

La lluvia no amaina. Así como nuestro amor no enflaquece. Somos uno. Y así seremos por los siglos de los siglos.


Cenizas. Una llama que termina de apagarse y deja paso al humo… imagen indiscutible de que nuestro amor, finalmente ha muerto. ¿Quién lo mató? ¿Tú? ¿Yo?… ¿Quién sabe?

Polvo. Una minúscula duna de polvo es espantada y echada al aire, cuando abres la puerta, así como echaste a la suerte el rumbo de nuestra relación. ¿O fui yo quien lo hizo?… ¿Quién sabe?

Escombros. Es lo único que pudo divisar a mi paso. Así como un edificio ha perdido su estructura, así mismo colapsó la estructura de nuestro cariño. ¿Quién lo ha detonado? ¿Tú? ¿Yo?… ¿Quién sabe?

Hojas caídas. Así como el otoño arrasó con la vida de aquellas indefensas hojas, así mismo una fuerza invencible ha golpeado con fuerza el árbol de nuestro amor, sacudiéndolo todo. ¿Quién propinó tal golpe? ¿Tú? ¿Yo? ¿Quién sabe?

Huellas. Como las huellas en la arena que se borran al paso del viento. Así mismo se ha borrado todo rastro y recuerdo de un gran amor que invadió nuestras almas, dejando sólo la incertidumbre de si algún día ese gran amor resucitará de las cenizas… la incertidumbre de si algún día dejará de morder el polvo y se despertará más fuerte que nunca, la incertidumbre de si algún día juntará todos sus escombros y se levantará… la incertidumbre de si algún día aquel árbol que solía ser más poderoso que un roble se recuperará de su lesión y sus hojas desafiarán las leyes de todo el universo al volver a sus ramas…

¿Pasará esto algún día? Quien sabe…


Una profunda inmensidad. Un vasto y negruzco océano. Un horizonte tan lejano que da pánico el sólo hecho de tratar de alcanzarlo. Eso es lo que percibo al ver tus ojos. Aquellos hechizantes ojos negros que no hacen más que lanzarme al precipicio de la locura. Tienen tanto que decir. Como si esperaran el momento preciso, para llenarme de palabras mágicas que sólo mi cuerpo puede decodificar.

Soy adicto a tu sonrisa. Aquella magnífica dentadura tan perfectamente alineada que hace ver tu sonrisa como si fuera de otro mundo. Extraterrestre. La forma en que se delinean tus labios. Y esos huequillos en tus mejillas que sólo aparecen al hacer este acto que me da vida. Sonreír.

Tu cabello. La forma en que se mueve tan delicadamente cuando caminas. Me va consumiendo poco a poco, como el más desalmado depredador.

Puedo pasarme horas y horas sólo observándote. Admirando esa inacabable belleza que tú posees. Una belleza que hasta los más hermosos ángeles desean. Sólo deseo tocarte. Abrazar tu sonrisa. Acariciar tan dulce creación.

¿Me concedes esta pieza, Madame?


Puedo navegar entre tus piernas. Puedo escalar tus curvas. Correr como un desaforado sobre tu abdomen. Suspirar en tus oídos. Lanzarme al vacío al final de tus caderas. Hasta incluso, puedo volar sobre la perfecta llanura de tu espalda.

Puedo vivir dentro de ti. Aún cuando no te des cuenta que estoy ahí… Sólo para ti.

Llenar de rosas nuestra cama, y acostarnos en ella y hacer el amor infinitas veces sobre sus pétalos. Rociar tu perfume sobre mi almohada, y así acariciar tu esencia en mis sueños. Pedirte que me des un beso en mi mano, con el labial más potente que tengas, y que al ver mi mano, estés ahí.


Todavía puedo recordar el sonido que emitían los violines en nuestra boda. Puedo recordar aquel hermoso vestido blanco que llevaste a la ceremonia. Incluso… si me esfuerzo, puedo recordar el aroma de tu perfume. Aquel dulce perfume de rosas. Fuiste más que la mujer de mis sueños. Mucho más que la mujer a quien yo más amé. El mejor recuerdo de mi vida.

Dicen que “no puedes abrazar un recuerdo”…. pues no sé por qué lo dicen, pues yo lo hago todos los días con tus memorias. Te doy los buenos días, te preparo el desayuno, el almuerzo, te doy las buenas tardes, inclusive te cocino la cena y hasta te doy un beso al acostarme, no sin antes desearte que pases una buena noche.

Todas las noches, antes de caer rendido, subo al cielo y bajo una que otra estrella, para dejártela bajo tu almohada y que puedas tomarla cuando despiertes. A ojos de todos, tu cama siempre está vacía y tendida. Pero mis ojos, todavía pueden ver como bostezas de placer al levantarte y comenzar un nuevo amanecer.

Nunca he dejado de visitar tu lápida, la cual tengo en mi jardín de rosas. Nunca me demostraste lo enferma que estabas, así que tu ida fue una gran sorpresa. Pero no guardo rencores. Decoraste e iluminaste mi vida con tu presencia, y la llenaste de una felicidad que nunca habrá de agotarse. Todos los días, te visito y te cuento lo que hice en el día, por lo que siempre estás pendiente de mí…

Sé que algún día te acompañaré, y cuando ese grato día llegue, sé que me recibirás con una sonrisa… te quiero.

Coin Marketplace

STEEM 0.19
TRX 0.15
JST 0.029
BTC 63271.81
ETH 2568.70
USDT 1.00
SBD 2.80