Patatas meneás
Llegamos a nuestro destino, El Gasco, no es ni pueblo en sí, es una alqueria, esto es el epicentro de "Las Hurdes, tierra sin pan" de Buñuel, evidentemente a día de hoy, nada que ver. Vimos eso sí, una anciana, ataviada en un portal de una casa, con el traje típico hurdano(el que recordamos del vídeo) produce impresión esos ropajes tan austeros, que engarzan directamente con la historia más oscura de la España cristiana.
El entorno, es espectacular, unas montañas y el volcán del casco, delimitan la fachada del pueblo, hay un arroyo que hace de barrera entre la montaña (conocido como volcán del Gasco) y la parte habitada que es una fila de casa a ambos lados de un camino que desemboca en la plaza del pueblo que es el final de la carretera propiamente dicha.
El hurdano, es agradable al contacto, de habla alta, con un deje peculiar que recuerda al extremeño habitual, pero tiene un deje más del sur, una leve inclinación en el hablar que le emparenta con nosotros, los habitantes del sur. Una agradable sorpresa, la cantidad de gatos, amistosos que pueblan la alquería, los hay de todos los tamaños y edades, para un amante de los felinos como yo, un gran añadido a los encantos de por sí de la región.
La casita de alojamiento, espectacular, con todas las comodidades, la comida, recia, como por ejemplo el plato que añado.
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