La sentencia de los dioses...
La sentencia de los dioses…
Desde aquí, observo
el aire viciado de la noche
que lo va devorando todo.
Los ecos de sacrificios que se elevan en el aire
y van a quejarse en los techos oscuros.
El hombre como presa fácil de su vastedad desierta
es solo sombra,
invisible,
para un dios castigador,
inerme,
que siempre logra humillarlo.
El desaliento es un huésped en sus ojos
que miran al cielo esperando la lluvia.
Él aún no ha jugado su mejor carta,
aquella que habla de odios manifiestos
y castigos ensordecedores.
Espera paciente el presagio
de una antigua sentencia
que lo convierta en polvo.
Mientras tanto sonríe,
comedia cruel,
sabiéndose más cerca de su muerte.
Si los caminos estuvieran hechos
con los pasos devueltos
de los pies descalzos
del hombre
errante
y triste.
Si los hombres caminaran
desandando sus pasos
y volvieran al vientre,
penumbra interior
donde siempre llovizna,
los dioses no serían tan sordos a sus pasos…
Tus poemas están hechos de la materia del espíritu expectante, cercano a la pesadumbre o a la incertidumbre, estados tan propios del ser humano, que muchas veces negamos en nosotros. Los dioses (o el Dios) quizás se ha(n) exilado, y nos advierte desde la ventana entreabierta. Pero nuestro destino solo lo encaramos nosotros, aunque una pequeña ayuda del "buen Dios" no estaría de más. Gracias por tus intensos poemas, @nancybriti. Un abrazo.
Tus palabras son la sentencia de este domingo lento de octubre. La ayuda del buen Dios se hace necesaria ante tanta gastada esperanza. Abrazos