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Condenados a este tiempo

Sobre la silla de madera yace un hombre

con ojos silenciosos y rasguñados
labios delgados,
piel fina,
al que el tiempo le ha robado los mejores años.

Está ahí,
anochecido,
lleno de inviernos
acumulados.

¿Dónde comienza el olvido eterno?
¿Por cuál cruel mano fue deshojado?

A pesar de las ruinas,
sigue esperando,
inmóvil,
vencido,
aunque los dioses lo hayan abandonado.

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En estos días grises

se vive para las lápidas de los cementerios,
para facebook e instagram,
para las noticias en las redes sociales,
para los grupos de whastsApp.

Las arrugas no son buenas ni en la ropa,
cada uno se pone su máscara.
Nos sentimos gigantes
porque cohabitamos
entre plantas decorativas y enanas.

Todo pasa en estos días grises
Mientras el salitre y el orín de esta gran ciudad,
con sus aullidos de perros y campanas,
carcomen el alma de los transeúntes
que caminan como si nada…

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Al final,

solo nos queda esta sensación de algo inacabado,
atados y llenos de frío,
ni el sol logra darnos calor en este crepúsculo,
a esta hora que la realidad nos aprisiona el alma
y nos hacemos vacío.
Todo tiene un mañana,
menos nosotros,
naufragio oscuro después de tanto tiempo,
nuestro abandono es pan recién hecho,
flor cortada por la mañana
aún con el rocío.

HASTA UNA PRÓXIMA LECTURA, AMIGOS