En Venezuela, mi familia está en cuarentena para protegerse del COVID-19:
Un saludo cordial a todos los miembros de la prestigiosa comunidad steemit.
Durante el pasado mes de noviembre de 2019, en medio de una terrible crisis social, económica y política, los venezolanos nos preparábamos para festejar, de alguna forma, el fin de año.
Mi ahijada neddi y su hija, Miranda.
Es común que en Venezuela se hagan preparativos, muy adelantados para las celebraciones navideñas y de recibimiento del año nuevo.
Todo se hacía con mucha austeridad, por razones obvias.
Pasaron las festividades y todos estamos inocentes de la tragedia que se nos venía encima.
Solo que esta vez involucraba a toda la humanidad.
Mis sobrinas políticas Julieta y Natalia.
Nuestra ciudad, Barquisimeto, en el Edo Lara, Venezuela, es una metrópoli de unos dos millones doscientos mil de habitantes, ubicada al centro occidente del país.
Sus coordenadas geográficas son Longitud: Oeste 69°19'22.01" Latitud: Norte 10°4'26".
Que íbamos a imaginar que en las coordenadas, Longitud: Este 114°16'0.01" Latitud: Norte 30°34'59.99", se estaba incubando un virus, mortal para toda la humanidad, sin distinguir entre raza, credo o posición social.
Venezuela está ubicada al norte de la américa del sur.
Es necesario recorrer unos 15200 kilómetros, para llegar a esas coordenadas.
¿Y dónde queda eso?
En Wuhan, China, al este de Asia.
El 30 de diciembre de 2019, nosotros celebrábamos la partida del año 2019.
Mi sobrino político, Rafael, en plena preparación de la parrillada.
Mientras tanto, en el hospital general de Wuhan, estaba ocurriendo una consulta médica trascendental.
El oftalmólogo chino, Li Wenliang, de 34 años, atendió a 7 pacientes, que presentaban síntomas de un síndrome respiratorio agudo grave.
De inmediato alertó a sus compañeros de trabajo al respecto y compartió esta novedad a través de la red social china WECHAT, con la intención de lograr opiniones de otros profesionales de su área.
Así mismo, alerto a sus superiores.
Lo que obtuvo fue un fuerte regaño, que lo llevó a firmar una carta de compromiso, con las autoridades policiales y políticas, de que no iba a generar más temor en la población de Wuhan, so pena de ser arrestado penalmente.
Por supuesto que obedeció.
Transcurrieron tres semanas y el brote epidémico se hizo presente.
El 23 de enero, la situación en Wuhan era insostenible.
El gobierno comunista decidió cerrar todos los accesos y salidas de la ciudad.
El aislamiento fue total.
Los laboratorios de virología identificaron el agente causal.
Un coronavirus, de material genético ARN (Ácido Ribonucleico). Lo llamaron COVID-19.
Tristemente, el doctor LI Wenliang se contagió, fue hospitalizado y murió a causa de la infestación por ese coronavirus.
Muere el 07 de febrero de 2020, a la edad de 34 años.
Le sobreviven sus padres, esposa, un hijo nacido y otro por nacer.
Él no sería la única víctima.
La noticia corrió por el mundo y la población de mayor riesgo se replegó a sus hogares.
Mi tío Rafael y su esposa, a buen resguardo en su hogar. Forman parte del grupo de riesgo.
Al momento de hacer esta publicación, más de 2 millones de personas han sido confirmadas como casos de coronavirus, en todo el planeta.
Estados Unidos es el país con una mayor cifra de contagios, con más de 600.000 casos y 26.000 muertes.
España es el segundo país en número de casos y acumula cerca de 180.000 contagios, seguida por Italia, con 165.000.
Tras estos dos países, se encuentran Francia y Alemania.
Reino Unido se sitúa alrededor de los 100.000 contagiados.
China, epicentro de la crisis hace unos meses, reporta 83.000 casos.
A nivel mundial, la cifra de muertos ya supera los 133.000 y los recuperados superan los 529.000.
Ha habido mucha controversia política, en torno a esos contagios.
El brote epidémico de Wuhan, pasó a ser una epidemia en china y luego, una pandemia, en todo el mundo.
En mi país, Venezuela, la situación ha sido un tanto benévola.
Aun así, las personas extremaron las medidas de higiene.
Mi cuñada Ana, aseando el frente de su casa, en el municipio Palavecino, Edo Lara.
Hoy en día, solo contamos unos 199 contagiados, con ochenta recuperados y 9 fallecidos.
Por lo menos, eso es lo que reportan las autoridades del gobierno revolucionario bolivariano.
Llegó la semana santa y no pudimos asistir a las iglesias.
Mis vecinos, del Conjunto residencial, en plena misa, en el estacionamiemto.
A esta fecha, 17 de abril de 2020, llevamos 32 días, encerrados en nuestros hogares, obedeciendo un decreto gubernamental de alarma, que incluye restricciones de movilidad y limitaciones en la venta de combustible.
Solo nos permiten salir a comprar alimentos o medicinas, guardando un protocolo específico, establecido en el decreto 4160, del 13 de marzo de 2020, publicado en gaceta oficial extraordinaria # 6519, emanado de la presidencia de la república.
Mi sobrino político NIxon, pasando un rato de esparcimiento, junto a su lora, en plena cuarentena.
Estos son hechos históricos.
Cada quien tendrá su versión, que será válida.
En cuanto a mi familia, la situación no ha sido muy diferente a la de las demás familias venezolanas.
Casi nadie va a trabajar.
Mi amigo Cruz Mario, músico empernido, encerrado en su casa, por temor a contagiarse.
Solo van a trabajar, los que realicen labores de carácter prioritario e imprescindible.
Tal es el caso de los médicos, enfermeras, camareras y todo el personal auxiliar del sistema de salud.
Hoy se catalogan como héroes.
Igual es el caso de los prestadores del servicio de aseo urbano.
También están laborando los transportistas de alimentos, agricultores y comerciantes de víveres y medicinas.
Muchos se estarán preguntando por las clases, para esos 10.541.845 estudiantes que están en el sistema educativo venezolano.
Es triste reconocer que, por lo menos, un 50 % de esa población estudiantil emigró a otras naciones, motivados por la crisis que nos agobia, y que todos Uds. conocen.
Junto con ellos, se fueron muchos profesionales valiosos y todo tipo de ciudadanos.
Esa es la diáspora venezolana, que tantas reacciones ha motivado, en todo el mundo.
Recuerden que Venezuela tiene una población estimada, a esta fecha, de 31.028.637 habitantes.
El gobierno decidió no reincorporar a los estudiantes a las clases presenciales.
Aún no han definido como lograrán culminar el año escolar 2019-2020, con éxito.
Todo el proceso de aplicación del decreto de alarma, lo ejecutan las fuerzas armadas nacionales bolivarianas.
Es necesario destacar, que la economía está de patas arriba.
Totalmente paralizada.
En las zonas rurales la cuarentena ha sido muy flexible y productiva.
Mi amigo Robert, del caserío Usera, construyó esta estufa, donde elabora y vende catalinas, un pan dulce, que le da algún ingreso, mientras vuelve la normalidad laboral.
Mi familia ha sido creativa a la hora de sobrellevar la cuarentena.
Esto ha sido un arcoíris de eventos y hechos curiosos, para sobrellevar el tedio del encierro.
Mi sobrina política, Ana, haciendo labores propias del hogar, portando un protector simbólico contra el virus.
Acá le dejo algunos hechos curiosos y relevantes al respecto:
El decreto de alarma dictado por el gobierno impide la movilización de las personas entre los 9 municipios del estado Lara.
Eso motivó que algunas familias quedaran separadas, sobre todo, por razones laborales.
Mi comadre Amelia y mi ahijado Juan, quedaron varados en la finca, del municipio Morán.
Así ocurrió que uno d mis cuñados quedara solo en su casa, a la espera de que su hermana y su sobrino puedan viajar desde el municipio Morán, al municipio Iribarren.
Mi cuñado Tobeo, quedó solo en su casa de Barquisimeto, a la espera de que Amelia y Juan, regresen desde el municipio Morán.
La llegada d la semana santa, en plena cuarentena por el COVID-19, obligó a los familiares a enviarnos fotos de los dulces que elaboraron, y que no podremos degustar.
Ricos buñuelos de Galeana.
Exquisito dulce de lechosa.
Algunos familiares comenzaron a publicar fotos de momentos pasados, con lo que motivaron la evocación de gratos recuerdos, en cada uno de nosotros.
Una foto mía, durante el año 1994, recien llegado a Barquismeto, desde el Edo Zulia, publicada por mi sobrina Norma.
Aún faltan unos 25 días de cuarentena, y debemos acatarla, por la salud de todos, apelando a cada recurso alimenticio disponible.
Amelia, mostrándonos alguna de sus reservas alimenticias, para la cuarentena.
Parece que la cuarentena es la mejor medicina, para curarse en salud.
Quédate en casa.
Ali Riera
Todas las fotos son propiedad del autor o su familia.