Me acerqué a vivir una tarde Navideña!!
Sierra Nevada, provincia de Granada a tan sólo una hora y media en coche de casa, a veces cuando vas a esa hermosa ciudad camino de la Sierra dudas si visitar su bellísimo centro árabe con una de mis maravillas preferidas del mundo como es la Alhambra o si tirar esos 40 kilómetros de subida hasta los más de 2000 metros de altitud, evidentemente si buscas nieve hay que subir y dejar el templo árabe para otra ocasión.
Ayer no tenía un euro encima pero contaba con la suerte de tener a mano un depósito de combustible como para ir y venir sin inconvenientes y la imagen que tengo desde casa de la Sierra no dejaba de tentarme por lo cual saqué un buen rato a mis compis de casa para dejarlos hasta la noche y visitar esa maravilla natural y su ambiente siempre más acorde a estas fechas.
No hay nieve para cubrir toda la estación de esquí como en otras fechas más cercanas al invierno natural pero siempre te recibe esta Sierra de la misma y acogedora forma, las vistas son muy bonitas y la llegada apenas a media tarde deja muchas tonalidades diferentes en muy poco espacio de tiempo, la llegada respiraba buena temperatura para la altitud, unos 10 grados me esperaban y buen clima, se nota el frío pero es soportable para mi vestimenta poco abrigada.
Aunque aún en las calles de la estación no hay nieve las pistas sí que están ya abiertas pero no a pleno rendimiento lo que no impedía a los críos dar trompazos en sus trineos a los pies de la Sierra, no hay mucho movimiento y la temporada aún no es alta pero la vida ya es intensa, música chill-out en sus establecimientos de café y tiendas de complementos y escuelas de esquí iniciando sus año.
El color de la Sierra al atardecer merece la pena contemplarlo, puedes tomar cientos de imágenes y cada cuarto de hora el fondo va cambiando y a cada cual más bella.
Las calles como decía no cuentan a esta fecha con nieve pero sus estructuras las hacen muy acogedoras, la iluminación templada y cálida le da el punto exacto que necesita el atardecer de la montaña y uno siente desde el frío de la calle cómo sería un sofá junto a una de esas ventanas mirando como cae la nieve en temporada alta.
Según te alejas de la Sierra la mirada atrás deja una bella estampa de un pueblo nevado, hacia delante en cambio ves ese cielo rojizo tan característico mediterráneo.
