Honores a media asta
Durante 3 años de mi vida compatibilicé mi vida con el servicio militar obligatorio que por circunstancias fue de tipo profesional con posibilidad de reenganche de por vida, no era el sueño de mi vida y cuando acabó el periodo firmado lo abandoné pero no sin haber disfrutado de costumbres militares que dignifican a la persona y demuestran el respeto que puedes mostrar hacia ellas, también odié otras tantas costumbres demasiado antiguas, machistas y extremadamente herméticas como para enganchar una vida a todo el conjunto de circunstancias bajo las que había de convivir.
Sin duda son las ceremonias militares únicas por su armonía, musicalidad, elegancia y respeto como dije antes por el prójimo y las que recuerdan a los que ya no se encuentran entre nosotros son tan emotivas que a lo largo de mi vida no he podido olvidarlas, de hecho hay detalles que voy cruzándome en mi día a día que me devuelve en ocasiones a los comienzos de los 90 cuando cursé estudios en la academia militar de Los Alcaceres en Murcia durante unos meses, allí nos enseñaron disciplina, respeto y compañerismo con un extremo combinado entre batería militar pura y dura así como especialización y exámenes para delimitar el destino donde sería enviado.
Recordaré esos meses como un Oficial y Caballero sin llegar a ser estudios superiores pero sí en el trato en ambos sentidos, parecía sacado de una película donde cientos de cadetes llegan de todas las partes del país para enfrentarse a unas pruebas de acceso tanto físicas como psíquicas y de conocimiento para que apenas un centenar formáramos parte de esa promoción, al estudio técnico se sumaba el manejo de armas, el de seguridad y defensa personal y las tan sufridas maniobras, no me dejo los castigos comunes gracias al listo de turno por el que todos pagábamos, meses intensos donde se forjaron grandes amistades que jamás volví a ver y otras que aún a día de hoy tenemos contacto, imagino que eliminar el servicio militar obligatorio fue un acierto pero os aseguro que esas generaciones no han vivido una experiencia enriquecedora y por supuesto han dejado de pasar una amistad para siempre.
Volviendo a la imagen inicial y desde donde enlacé con los recuerdos militares olvidé mencionar que esas son las banderas del aeropuerto a media asta en honor a reconocer un hecho doloroso o una despedida honorífica, sinceramente creo que se trata de lo segundo aunque no entiendo bien el por qué, por cierto algún día recordará el director del aeropuerto que su lugar de trabajo se encuentra en Málaga y que a las banderas de Europa, España y Andalucía le falta la de nuestra amada provincia, lucir nuestra bandera es como el mismo hecho de tener el resto a media asta, es simplemente una señal de respeto a tus anfitriones.
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Honores y largo legado.
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