Escuela de putas - Parte I

La escuela secundaria evangélica de aquella pequeña ciudad estaba en crisis: de algún modo inexplicable todas sus alumnas de buenas a primeras, se habían vuelto re putas — Dios las cuide y bendiga.
Las madres escandalizadas iban a reclamar como es que sus hijitas llegaban con semen seco (a veces fresco) en sus cabellos o pielcitas, por decir lo menos. En general, llegaban con el culo roto y sus uniformes empapados en leche, y hasta meo.
¿Qué es lo que estaba pasando? Muchos lo asociaron a la primavera y sus efectos, o al alto consumo de azúcar de las estudiantes, las explicaciones abundaban, pero nadie podía dar con la solución, y las jovencitas se estaban volviendo unas re putas.

Carita feliz de una estudiante bendecida lácteamente

Los profesores ya no sabían qué hacer: sus alumnas se pajeaban mientras ellos daban la clase, desde luego iban sin ropa interior y con sus vaginas bien depiladas para que ellos, los pobres profesores, pudieran disfrutar mejor el espectáculo de las masturbaciones adolescentes de sus alumnas; vaginales y anales pajéos. O a veces, coitos entre alumnos urgidos y pajeros, y esas putas/alumnas ardientes sobre los pupitres o en las sillas escolares, contra los muros de las aulas.

Adicta del ojete. En plena clase.

“¿Cómo pueden estar tan urgidas de verga?” Se pregunta el profesor L., “yo me la reculéo” agrega.

— Y bueno, ¡yo no estoy hecho de palo! Me la culée sobre el pupitre — dice Alfonso R., profesor de química, contando aquel episodio que haría que lo expulsen de la institución.

Alfonso se culéo a la alumna. “Me rogaba la verga” aclara, feliz.

— Me gusta mucho la verga, no puedo pasar un momento sin pija acá, acá... O acá, jaja — dice Laura V., alumna de 5to año, al tiempo que se pone de espaldas y se levanta la pollera del uniforme para enseñar su ojete claramente reventado a vergazos. Lau sonríe y se sostienesu colita bien abierta, para enseñar correctamente su ano, delicadamente masajeado.

“Cómo me gusta por el orrrto, papiii” dice Lau, antes alumna ejemplar de la institución.

— ¡¡¡Somos bien tragaleche y atendemos de a dos!!! — cantan sonrientes a coro Julieta y Mariel, dos putas alesbianadas, muy alegres ellas, que proceden luego a besarse, mientras las dos le masajean la concha, una a la otra. Ambas tienen la pollera del uniforme bien arriba, cuestión de dejar ver casi la totalidad de sus culos. Luego miran al profesor de la clase a la que están por entrar y le dicen "¿Juntó leche el fin de semana para estas nenas hambrientas, profe papi?".
El profesor les sonríe y, descarado irrespetuoso de la labor docente, les sigue el juego:

— Si se portan bien las relleno de semen, putas de mierda.

Luego entra al aula con las putitas mencionadas acompañándolo, con alegría, risueñas. El profesor cierra la puerta.

Dos buenas alumnas haciendo la tarea para su profe,

— ¿Qué creés que pueda pensar tu padre de lo que me estás haciendo, jovencita? — le preguntamos a una ocupada Lucía, ella responde:

— Glag, glag, clag, ggglaaab — dice Lucía, al tiempo que una verga le culéa sin piedad la boquita, arrodillada en pleno pasillo escolar. Sus prominentes tetas se sacuden al ritmo del culéo bucal propiciado por un preceptor que ríe al tiempo que, además de culearle la boquita, la toma del pelo y le escupe la carita.

*Lucía no tenía nada que decir. *

— Mí hija llega con el orto chorreándole semen — denuncia una preocupada madre de una destacada y abandera alumna, ejemplar ella y bien flaquita. Lourdes —tal el nombre de la putaza de diminuto cuerpo— era usualmente reculeada en grupo por todos los alumnos (y profesores) en el gimnasio, los días de la materia Deporte.

Lourdes era mucho más feliz ahora con el orto roto y abundantemente alimentada a base de esperma, caliente y espeso esperma varoníl.

Los casos no dejan de suceder, los pasillos de la escuela secundaria suelen estar regados de ínfimas prendas interiores de esas putas, ya sean desgarrados para apurar el culéo, o simplemente abandonadas por las dóciles alumnas al ingresar a la escuela.

¿Qué estaba pasando?

Los casos no dejan de surgir, y la comunidad está preocupada. Esta investigación no terminará acá.