Fue durante el año 2012 que tuve la valiosa oportunidad de conocer a esta banda. En ese entonces yo apenas recorría la pubertad y como cualquier adolescente disfrutaba ampliamente de la música, y exploraba mi propia afinidad por sus exponentes.

Esta banda se presentó frente a mí con su primer sencillo: “Little Talks” cuando apareció en una pantalla que sintonizaba el extinto canal VH1. Desde el primer instante me enganchó como nunca ninguna otra agrupación musical lo había hecho. Ese tema fue un rotundo éxito en todas las plataformas, y hasta ahora es una de las canciones más reconocidas de su género.

Es que Of Monsters And Men tiene en definitiva algo especial. La música pop no escapa de mi radar; pero escuchar algo diferente, algo fresco, algo con esencia artística genuina sin pretender buscar fama y dinero sino simplemente pincelar el mundo con tintes del alma de una persona, es algo que valoro por encima de cualquier cosa cuando de música se habla.

Eso fue lo que me enamoró de esta banda. Su primer álbum: My Head Is An Animal, es una purísima obra de arte musical impregnado de un intenso espíritu emocional que te marca. Y fue tal el misticismo tan placentero que se hallaba en este disco que tuvo un éxito que envidiarían muchos artistas pop con mayor reconocimiento y seguidores.

Por extraño que fuere, este álbum de indie folk rock rompió los esquemas al punto que le abrió las puertas a esta banda de origen Islandés en todo el mundo. Esta banda neonata logró posicionarse en Estados Unidos en el primer lugar de las listas Billboard, y más adelante se les permitió colarse en nada menos que los estudios de Hollywood.

Temas como Dirty Paws (La Increíble Vida de Walter Mitty) o el original “Silhouette” (Los juegos del Hambre) dieron pase para la banda en las salas de cine. Por si fuera poco, los miembros de la banda se ganaron un cameo en el gran fenómeno de la TV: Game Of Thrones.

Tal éxito no fue replicado en su segundo Álbum: Beneath The Skin, que retomó mucho del anterior, pero no consiguió convencer al inmenso público que los arropó cuando apenas salían a la palestra. Desde entonces son sin duda una banda de fieles fanáticos, pero sin llegar a representar el fenómeno de masas que prometió ser en un inicio. Algo debían cambiar para evitar caer en el olvido.

Con lo que han presentado de su nuevo trabajo queda claro que su método para reponerse aleja mucho a la banda de su esencia inicial, más no por ello han dejado de ser una agrupación que transmite con su arte un valioso deleite auditivo. Su más reciente sencillo: Alligator, rompe a mi pesar los esquemas de la propia banda, pero a su favor, rompe también los de la música moderna.

Of Monsters And Men apuesta en su nuevo Álbum: Fever Dream, por un sonido más fresco, mucho menos pesado y oscuro. Con esta pequeña muestra nos adelantan un álbum muy rock, algo indie, un poco pop, pero escasamente folk. Es un riego, una decisión atrevida, pero a su vez es una muestra de que buscan la originalidad con mucho esmero.

Análisis técnico:

Intro:

El tema abre sus puertas con un suave sonido de cuerdas metálicas en limpio. Luego entra una segunda guitarra eléctrica más distorsionada que avanza lentamente antes de que el bajo rompa con mucho poder, dando por su ritmo la sensación de un ligerísimo desfase en el tiempo.

Este aparente descontrol (aparente, porque mantiene 4/4 durante todo el tema) es todavía más acentuado cuando la dulce voz de Nanna irrumpe con un sorpresivo grito que evoca al mítico Little Talks e inicia justo antes de que entre el 1er tiempo del séptimo compás, dejando en réplica un eco digitalizado muy bien colocado.

La batería ingresa a medias inmediatamente después, apenas marcando el ritmo, y el resto de la sección los instrumentos, ya con la parte fundamental bien presentada, hacen gala de su sonido combinado. El grito de Nanna se repite una vez más antes de que finalmente empiece a cantar.

Estrofa I

Esta parte inicia con una textura de quejido, evocando la sensación de que se intenta descargar algún tipo de Frustración. Suena con cierto contraste entre sonidos fuertes y leves a la par de un acompañamiento instrumental casi ausente. Mientras la guitarra eléctrica suena ligeramente imperceptible la batería toma gran protagonismo, y no lo suelta hasta el final de la canción.

Cuando Nanna dice “I don’t know” toda la instrumentalidad da un giro y arropa la voz con bellísima cadencia. La pandereta hace un guiño antes de incorporarse completamente, y un sonido más sintético se añade para hacer algunos decorados. Así, con un sonido mucho más robusto, se recibe la sección principal

Estribillo:

“Wake me Up” son tres golpes de voz fuertes que abren esta sección. La forma que toma la guitarra eléctrica distorsionada es más alargada, mientras que la guitarra más natural mantiene un papel rítmico. Cuando la voz cita: “loose control” con esa “O” del final tan alargada, juega muy bien en pro de hacer la letra adhesiva en la memoria.

Luegollega la parte más relevante de la canción: Las cuerdas se ponen en frente para lanzar oleadas de estruendosos rugidos muy dignos del Thrash Metal. Sección que parece diseñada para provocar un desenfrenado headbang en quien lo escuche.

Toda esta parte es Irreverente y divertida. Produce una sensación de festejo, goce, aires de juventud y de ganas de revelarse ante el mundo. Como parece indicar la letra, intenta despertar esas ganas y convertirlas en acción.

Final

La segunda estrofa es casi idéntica a la primera en composición, pero más breve. La voz de Nanna entra casi en solitario por un instante antes de que los instrumentos vuelvan al sonido robusto de la primera parte. El cambio significativo es justo antes de volver al estribillo, cuando la voz hace una escala descendente tras articular las palabras “twenty two”.

El ultimo estribillo culmina con la misma descarga de rabia que hicieran las guitarras al final del anterior, pero con la sedosa voz de Nanna por encima exclamando: “I'm fever dreaming” dejando un eco que, de nuevo, está muy bien colocado. Cerrando sin siquiera despedirse, tras escasos tres minutos de tema.

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Fuente

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Opinión:

No imaginé que un grupo como este haría un tema así; pero lo hizo, y honestamente les quedó muy bien. Posee un aire de tributo al rock de otras eras, atreviéndose a mezclar ese estilo sintético crudo con la música pop más electrónica de mitad de esta década. Existe una influencia de Queen y el tema “Radio Gaga” que es imposible de dejar pasar (sobre todo en la precisa ultima parte, que parece casi un saludo a Freddie en la otra vida).

Extrovertido, alegre, vivaz… los calificativos podrían ser repetitivos y redundantes, pero definitivamente el tema te pone de buen humor y te eleva hasta el éxtasis del desenfreno. El estribillo es sin duda lo más emocionante por mucho, está lleno de energía y con una sección de rock pesado a su salida que no parece provenir de una banda cuyo último álbum destacaba por sonidos tenues y tristes.

Y además, la letra parece llamar a liberarse en el mejor sentido posible, a ser quien quieras ser, a no reprimir tus sentimientos. Me gusta que por una parte insinúa que tal vez hacerlo requiere de ayuda, de gente que te apoye para “despertar” y salir adelante. Es una propuesta interesante, aunque el mensaje aparenta ser un poco menos simple y claro, pero la interpretación inmediata cuenta.

La voz de Nanna juega con mucha soltura manteniendo alejada la monotonía, tiene cambios tan constantes en la melodía que se puede escuchar el tema completo varias veces seguidas sin dejarte medianamente agotado, pero tal vez esto era parte de un afán por hacer del tema algo explosivo y no resultó tan bien al final.

El tema se siente corto, y no como otros que de hecho duran mucho menos pero se oyen justos; esta canción parece carente de extensión porque te deja pidiendo más. Al escuchar Alligator te dan ganas de saltar, bailar y agitar la cabeza, eso es un hecho, pero termina antes de que calientes lo suficiente para no romperte el cuello disfrutándolo.

El tema definitivamente es más Pop de lo que me hubiese gustado, pero no peca de intentar ser comercial a propósito. Busca un sonido distinto a lo que se escucha en el mainstream y creo que lo logra con mucho éxito. Una hermosa mezcla entre el rock clásico y el indie pop moderno.

En conclusión, este tema me apareció inteligente e innovador, pero creo que pudo haber sido mejor cuidado. Sin embargo me emociona el saber que la banda sigue creciendo y apuesta por un nuevo estilo. Quizás lo mejor de Of Monsters And Men no esté en este disco, pero el descubrir que siguen experimentado tan bien me hace pensar que tampoco está en los anteriores.

Es agradable y dudo que pase desapercibido, pero me hace retar a la banda a presentar trabajos mucho más cuidado en los temas por venir. Piensa en las viejas y las nuevas generaciones, y cala perfectamente en lo que los melómanos del fin de esta década podrían añadir a sus playlist. Lo califico como un tema correcto que hace una gran apuesta, y lo hace muy bien, pero que pudo haber ganado mucho más.

Nota:

7.5