Reto "Mundos Posibles": Noche en un planeta de locos

in #mundosposibles6 years ago (edited)

Continuamos con la publicación de los relatos completos del reto "Mundos posibles". Estos relatos están desarrollados por 6 autores distintos. Desde un inicio común, los sucesivos escritores desarrollan una parte de la historia según sus deseos pero manteniendo una uniformidad en la narración para llegar a la composición final. Cada autor nombra dos retados para bifurcar la historia y llevarla desde el relato inicial a un total de 64 finales.

El relato que les ofrecemos hoy fue escrito en el siguiente orden por los autores; @valki, @poesiaempirica, @mllg, @ricardo933, @joslud y @huesos.

¡Espero que disfruten del resultado!


−¡Eres un imbécil Ydregaf! De todas las naves del universo, robas una sin energía acumulada y te das cuenta cuando la gravedad de un puto planeta de semidesarrollados nos atrapa. Sabes bien que si se detecta que hemos entrado en un planeta en formación de inteligencia, pasaremos el resto de la existencia en prisión.

−¡Cállate ya Mojiglif! ¡Ahora ya estamos aquí! Entraremos en la cara oscura, frenaremos con el colchón antigravitacional y quedaremos a unos veinte metros del suelo, no nos verán. El planeta tiene campo magnético para recargar energía, antes de que la luz de la estrella del sistema nos alcance, estaremos recargados para alejarnos de aquí sin que nos detecten. El único problema es que tendremos que bajar para poner un electrodo diferencial, e iniciar la carga. Las coordenadas de estacionamiento son: 42º 23’ 55.39” N; 2º 53’ 03.70” E.

Unos centenares de kilómetros más abajo, justo en las coordenadas 42º 23’ 55.39” N; 2º 53’ 03.70” E, Marlene dominaba la barra de aquel puticlub aún casi vacío. Ya tenía sus cincuenta y cinco años y estaba cansada de la noche. Siempre sola, siempre expuesta a borrachos y a mentes enfermizas. Quería vender el negocio y largarse, dejar de ver, bajo la barra, su escopeta de dos cañones recortados con cartuchos de posta. Su única protección. Escuchó la risa estridente de La Rusa ¡Menuda rusa! Un metro y medio, morena y con ojos estrábicos. Se estaba intentando llevar al catre al delgado, sonriente y de cabeza lustrosa, padre Damian.

El padre decía que en el alcohol estaba el diablo, pero pasaba casi todas las noches cabalgando con alguna muchacha en forma endiablada. «“¡Un maldito tacaño es lo que es!”», pensó Marlene. Faltaba por llegar Maribel. La imponente española de metro setenta y ocho, más tacones del doce; pechos firmes y generosos; melena negra de pantera, una mujer de armas tomar. Y nunca mejor dicho, pues el arma que tenía entre sus piernas sobrepasaba los veintidós centímetros. Ella era la preferida del cura. Marlene nunca había averiguado quién de los dos era la montura y quien el jinete.

En la mesa más apartada estaba el desconocido que fue el primero en entrar esa noche. Pidió un Bourbon doble, pagó con propina y se sentó a pensar en sus cosas. Era bien guapo, cosa que hacía muy sospechosa su estancia allí. Yubeilis, la caribeña entrada en carnes, le había mostrado sus grandes cántaros y le había echado mano al paquete, pero éste educadamente le dijo que quizás más tarde. Ahora la morenita se encontraba en el baño de señoras depilándose los labios inferiores.

Rambo, un mastín del pirineo de cincuenta y cuatro kilos, estaba nervioso en su encierro del almacén. Era extraño, él siempre dormía, pero esa noche sentía algo que los humanos no podían detectar.

Roman Pavlov Belcebú, comandante en jefe de las tropas libres de Lucifer, estaba rodeado por los carniceros del 33 batallón de arcángeles, cuando realizó la única maniobra que podía salvarle la vida: saltar a un universo paralelo. Su poder demoníaco, le permitiría moverse sin temor en el nuevo universo, pero si los arcángeles descubrían su treta y lo seguían, estaría perdido. Tenía que pasar desapercibido. Ahora, en el sucio baño de hombres de un lupanar, pensaba rápido sobre cuál debería ser su siguiente movimiento.

Tito y Nalita eran dos jóvenes de la alta sociedad. Se conocían desde niños ya que sus padres habían hecho amistad a causa de compartir el mismo gremio, la hostelería. A los trece años ya eran novios. Eran buenos estudiantes, practicaban deportes y se mantenían lejos del vicio. Eran unos chicos sanos, pero ahora, a sus veintiún años, querían conocer el placer de la carne. Su problema era que no podían ir a ningún hotel, pues serían identificados al momento. A Nalita se le ocurrió la idea. Un local apartado para ir de noche sin levantar sospechas. Aparcaron un poco retirados de la puerta para que las grandes letras de neón que anunciaban el “Club whiskería” no iluminaran su estancia furtiva en el local. Bajaron del coche y solo la idea de que Nalita quisiera hacer un trio con una profesional, le provocó tal dolor de testículos a Tito, que entró en aquel paraíso de lujuria, andando como un cowboy.

Allí, al pie de la barra, se encontraban Fred y Tomás. Equipados con su material de alpinismo, debían llegar a lo alto de la barra para desde allí lanzarse y activar el implosionador gravitacional que daría una lección a sus enemigos: los humanos. Desde que éstos iniciaron la guerra química contra los tardígrados, Fred había perdido a unos 2 300 000 hermanos, y otros 8 000 000 entre primos, tíos y sobrinos. Las pérdidas de Tomás eran mucho mayores.

Si tanto amaban los humanos la desinfección, ellos les traían el remedio definitivo. Aún no sabían hasta donde llevaría la implosión. Unos decían que la onda implosiva destruiría todo en un radio de cincuenta kilómetros, pero otros científicos opinaban que se podía llegar a crear un agujero negro. A Fred y Tomás ya no le importaban las consecuencias, tenían que llegar a la cima de la barra en menos de ocho horas para evitar que la rutina de limpieza del local acabara con ellos.

Marlene no recordaba haberlo visto antes. Pero allí estaba, recostado a un taburete cerca de la barra al lado del cura que tenía la camisa manchada de sudor y una mujer sentada al regazo. Una muchacha rusa, mientras limpiaba unos vasos con una servilleta, también lo miraba. En sus cincuenta años y en los que llevaba rigiendo el bar nunca había visto un hombre tan hermoso. En los veinte minutos que llevaba sentado, pese a su belleza, sólo una chica se acercó, más por compromiso que otra cosa. Su nariz perfilada, sus ojos negros y su cabello largo eran tan hermosos que daba la impresión de estar tallado en piedra. Era como un maniquí inanimado que de pronto fuera dotado de vida. Uno quería que esa mano cuidada y blanca se posara, te acariciara y al mismo tiempo temía ese momento.

Paseo la mirada por el local; unos jóvenes se tocaban con timidez en el último reservado. No había nadie. Marlene se preguntó qué hacía allí. Haberse sudado hasta llegar a formalizar su propio club, fue una proeza nadie se lo quita, pero ahora, mientras las luces de neón agujereaban la oscuridad, daba igual. Noche tras noches se preguntaba cuando un parroquiano se volvería tan loco como para tener que usar la escopeta doble bajo la barra. El hombre guapo pidió una bebida y se estiró; Marlene colocó el vaso con hielo a su lado y entonces lo notó. Pensó que era algo imposible y que dado el caso, ¿cómo podría saberlo? La realidad era que aquel hombre bello como un ángel, apestaba a vacío. La esencia corporal, que ella conocía por experiencia, siempre estaba dotada de un tufo de sudor avinagrado o suciedad; pero, aquel tipo no olía a nada. Además, no le producía excitación. Era como mirar un cuadro muy bien pintado y horroroso. Como si una estatua fría e indiferente se te acercara. Su mirada te habla del viento recorriendo carreteras a mitad de la noche.

El cura se fue con una chica en minifalda y escote, Marlene revisó el reloj: faltaba dos horas para cambiar de turno y descansar. Al fin y al cabo, ella era la dueña; dejaría abierto hasta medianoche y luego cerraría. Se volteó para limpiar la barra pero una puntada helada, una mano de hielo, le recorrió la espalda y tocó el doble cañón de la escopeta como un amuleto. Un refugio, dado el caso. Aquel ser le daba miedo, tenía un aire de superioridad que no le gustaba. Se le quedó mirando largo rato, iba a volverse cuando siguió el curso de su mirada. En el penúltimo reservado junto a la pareja sexual había algo en las sombras. Marlene no alcanzaba a distinguir que era, aquella parte del establecimiento carecía de luz. Aun así, algo ondulante existía allí. Iba a decirle a la rusa cuando se dio cuenta de que se había ido con un cliente. En el bar, aquel hombre y la oscuridad se hablaban. Se susurraban. Se sonreían. Pensó si mejor no sería vender el puticlub y dedicarse a otras cosas, pero, ¿a qué? Esta era la única vida que conocía.

El hombre alargó un brazo y ella dio un respingo. Se llevó la bebida a los labios y trago. Marlene se dio cuenta que tragaba calculando. Normalmente, el viejo Paterson -que ya hacía mucho que su esposa no lo dejaba venir- tomaba y tomaba demasiado, es verdad, pero se veía que agriaba el gesto. Aquel hombre solo dejaba caer el líquido. Pidió otro vaso. Tomaba cada trago cada dos minutos, ella lo verifico con el reloj. Seguro está fingiendo, reflexiono
Marlene miró el reloj. Aún faltaba para acabar el turno. Hoy había poca clientela, solo los dos chicos y el hombre. Porque las sombras no cuentan, pensó Marlene. El muchacho se levantó y le pregunto si podía poner música, Marlene contestó que sí con voz ronca. El hombre no se movía, miraba fijamente el reservado. La chica se levantó, era bajita y tenía un vestidito que giraba a las vueltas del baile en los brazos del chico. Se preguntó cómo sería tener otra vida. Tener hijos y agarrarlos de la mano y caminar con ellos por los parques. El hombre pidió otro trago sin volverse, con un gesto. Ya tenía varios encima, debería estar borracho. ¿Por qué no lo está? ¿Nunca será la medianoche?
“Quizás lo está, tonta, y por eso no se mueve”. Aun así, la mirada iba a la escopeta de manera inconsciente. Las sombras se acentuaban más en aquella esquina, el hombre no le quitaba la mirada de encima. Tenía miedo. Aunque era una completa estupidez, ella había presenciado peleas de bar muy sangrientas y nunca había apartado la mirada; sin embargo, aquella conexión entre el extraño sujeto y la penumbra, tenía algo de morbo, de fascinación. Era como presenciar a alguien teniendo sexo por una mirilla. Algo sacrílego.

La oscuridad se espesó. Como agua derramada fue ganando terreno. Mientras miraba, Marlene se dijo que se iría, abriría la puerta y dejaría al hombre consumirse por las tinieblas. Que se lo tragara. Pero la puerta estaba cerca de aquel rincón. “Falta poco”, se animó mirando la hora. La música se calló y por la cara que puso la pareja se dio cuenta que ellos también lo sentían. De pequeña, en un atlas había leído que el espacio era una mole negra enorme. Incalculable. Ahora le pareció que su bar era una moto de polvo. Que el bar había dejado de existir y vivían en un recuerdo. Una sensación rara, como el hombre sin olor. Hacía frío, como el tacto del gatillo. El minutero dejaba gotear el tiempo.
Ya no había duda algo habitaba aquel abismo de tinieblas. Algo se movía allí. El hombre se tensó. Aquellas sombras le hablan de inmensidad. La pareja se arrebujó a la barra, la unía parte del local que conservaba luz. Lo demás era territorio oscuro.

Por fin aquella sombra se lanzó hacia adelante y antes de que el hombre se levantara le disparó en la nuca. El reloj marcó la medianoche. Se oyó un grito cuando el hombre volvió a levantarse.

Tito y Nalita, cuyos escarceos sexuales se habían interrumpido con la detonación, quedaron paralizados, al girar las cabezas y ver cayendo al hombre cerca de ellos. Ambos, con la misma mezcla de sorpresa y terror, gritaron al unísono, cuando el hombre se levantó y se lanzó hacia la sombra que le había disparado. Por un momento, hubo un juego de luces y penumbra, como si la luz y la oscuridad, vestidos con indefinidos perfiles humanos, lucharan en un cuerpo a cuerpo, tipo matrix. En prácticamente un parpadeo, la ondulante sombra desapareció dejando la puerta abierta y un frío atroz.

Con la mandíbula caída y la escopeta en sus manos, Marlene apoyada en la barra y la pareja sexual casi fundidos en ella, parecían formar una masa, bañada por las luces de neón, una masa presa de tanto asombro como terror. Sus corazones formaban una arrítmica comparsa de latidos.

El comandante Pavlov Belcebú, sospechando la presencia de un arcángel en el puticlub, luego de varios intentos fallidos por alcanzar la puerta de salida, cercana al baño donde se ocultaba; optó por la acción del disparo; ya que si aquel molesto observador era un arcángel, tendría un tiempo mínimo para la huida, si era un humano, se llevaría su vida, como se llevó la de la gorda que salió del baño de damas. Necia mujer, no tenía que haberlo visto.

Su estratagema funcionó, logró huir. El paliducho no era un arcángel, lo extraño es que tampoco era humano, no olía ni moría como humano. Una exótica creatura que tampoco debía estar allí.

El desconocido quedó doblado sobre un desgastado silloncito de mimbre, cercano a la salida. El trío lo observaba sin moverse. El miedo los mantenía inmóviles y expectantes. Ignoraban si seguía vivo. El silencio era total. El perro se había tranquilizado. El tiempo parecía haberse detenido, congelado por la tensa paralización de Marlene, Tito y Nalita; mudos y apenas respirando no separaban los ojos del cuerpo inerte que marcaba la salida.

Aún al pie de la barra, Fred y Tomás, también estaban a la expectativa y ansiosos. Aquellos estúpidos humanos habían bloqueado durante las dos horas precedentes su línea de escalada, impidiéndoles avanzar hacia su propósito.

Marlene no volvió a mirar el reloj, pero éste marcaba las 12:05. Un nuevo día se iniciaba en las coordenadas 42º 23’ 55.39” N; 2º 53’ 03.70” E. Mojiglif se preguntaba si saldrían lisos de ese puto planeta a donde los condujo la torpeza de Ydregaf.

Siguió caminando un buen rato con un humor de perros, revisaba a cada momento los parámetros de la nave y esperaba que su carga de energía fuera rápida, pero como siempre el tiempo nunca estaba de su lado. Mojiglif observó por enésima vez al planeta con una inteligencia en formación, podía ver una pequeña porción de nubes acumulándose exactamente en la zona donde estaban varados.

Al finalizar de revisar las coordenadas se dirigió al cuarto de Ydregaf, llevaba unos cincos minutos sin manifestarse y su experiencia le decía que no podía ser buenas señales. Tocó con fuerza la puerta de acera, realmente le enfurecía romper las reglas. Volvió a tocar por sexta vez hasta que finalmente la puerta se abrió.

Encontró ante sí a Ydregaf con un rostro totalmente frustrado, además de estar quitándose el casco de Munin.

-¿DIME QUE NO HICISTE NINGUNA ESTUPIDEZ?- vociferó Mojiglif sin poder reprimir más la ira.

Otros se hubieran alarmados por las emociones que emanaba Mojiglif, tan potentes eran que los de su especie se desplomaba en el suelo inconscientes. Sin embargo, Ydregaf solo sonrió.

-¡Oye cálmate imbécil!- exclamó Ydregaf con suavidad. -Si me dejaras explicarme..

-Explicarte- volvió a gritar Mojiglif y las rojas venas de su frente blanca brotaron como esporas. -Te conozco enviaste al androide Munin a investigar a las especies de este planeta- recriminó señalando con los dedos -Si alguien me vuelve a encerrarme por tu culpa, créeme que te golpeo hasta que me quede sin una de mis preciadas manos- indicó alzando dos de sus puños.

Pero Ydregaf siguió riendo como sino sintiera las ondas de ira de su compañero.

-¡Cálmate te digo imbécil!- contestaba mientras se paseaba por la habitación. -Mande a Munin simplemente porque detecte un tipo de bomba con un enorme potencial y me quedé asombrado. No sabía que estos seres primitivos podían crear tales armas- argumento haciendo énfasis en la palabra bomba y potencial -¿Sabes que descubrí?- formuló transmitiendo las emociones de ganancias a Mojiglif.

Mojiglif negó con la cabeza, se había tranquilizado. Él era un amante de las armas y sobre todo de la palabra potencial.

-¡Quien lo hubiera pensado!- repitió Ydregaf sin dejar de emitir ondas de ganancia. -Descubrí que en este planeta también viven los tardígrados, al parecer son primos de los que nosotros ya conocemos, pero son tan inteligentes como estos y los pequeñines estos crearon una bomba llena de partículas de gravitón muy inestables. Pero allí no acaba la cosa- dijo sin dejar de pulsar ondas.

–Son unas partículas de gravitón que bien se pueden refinar y vender a un buen precio- respondió antes que Mojiglif dijera algo.

Pasaron los minutos y finalmente Mojiglif dijo algo, estaba sorprendido por la información, sabía que era cierto. Su raza podía pasarse los recuerdos por medio de ondas de información, la mentira existía, pero uno podía detectar si las imágenes que le llevaban a uno eran de calidad o estaban difuminadas o alteradas.

-¿Pero que es esa sombra que te topaste Ydregaf?- formuló Mojiglif aún más interesado, se había olvidado por completo de las normas de su sociedad. -Emana energía interdimensional, es algo más raro todavía y es una cosa que nuestros científicos quieren determinar- señaló al momento que seguía procesando las imágenes.

-¡Fue la que hirió a Munin eso me deja pensando que es inteligente!- respondió Ydregaf y envió su plan con imágenes.

-Puede ser arriesgado, pero está bien enviaré a Hugin entonces. Yo iré tras ese ser y tú te encargas de esa taberna- manifestó Mojiglif pensando las consecuencias. -Eso sí, no te entretengas. ¡Te conozco!-comentó alzando un poco la voz.

Unos metros más debajo de la nave espacial en la latitud 42º 23’ 55.39” N; y longitud 2º 53’ 03.70” E

Todos los personajes se reunían ante el desconocido. Desde la Rusa acompañada del padre Damián, este último se estaba poniendo los pantalones, hasta de Marlene que no soltaba su pesada escopeta y por último los dos jóvenes ricachones que avanzaban sin soltarse las manos seguidos de cerca por la gordita Yubeilis.

No se dijeron ni una palabra, estaban en completo mutismo mirando al hombre atractivo tirado en el suelo. Aunque tenía un enorme agujero en el pecho donde manaba sangre negra.

Al momento que todos se preguntaban si había muerto el individuo se oyeron los ladridos de Rambo.

Marlene definitivamente quería irse del lugar y vender el lugar, esa noche había sido demasiado por sus años de vida.

-Baje esa cos…a…ta- dijo hipando el padre Damián tembloroso.

-¿Estará muerto?- musitó Yubeilis con una voz chillona.

Solo Tito que había estudiado de todo un poco se acercó al cuerpo, apartó la escopeta de Marlene y metió la mano en el agujero del herido. Y al retirarla la sacudió un poco.

-¿Qué pasa?- preguntó Marlene inquieta.

-Esto no es sangre, es una especie extraña de aceite de motor- comentó Tito al olerla.

El padre Damián iba a formular algo, pero el desconocido despertó de su letargo mirando a cada uno de los presentes. Tomo menos de un segundo que Marlene disparara de nuevo y abriera otros dos agujeros en el pecho del hombre. Sin embargo, eso no impidió que se levantara como si nada y con toda la fuerza del mundo agarrara al pobre padre Damián para luego arrojarla con todas las fuerzas contra la barra.

Fred y Tomas en medio del ascenso sintieron el impacto estrepitoso del hombre. La sacudida en su mundo minúsculo fue similar a un temblor de enormes magnitudes, se intentaron sujetar con su equipo de alpinismo al terreno. Enormes trozos de madera o cristales de una botella roca pasaron cercanos a sus cuerpos.

Por unos momentos pensaron que iban a morir cuando vieron una de las piernas caer lentamente hasta su posición, pero fue frenada por un enorme escombro que quedo de la barra rota.

¿Qué demonios estaba pasando? Se preguntaron los dos tardígrados totalmente nerviosos de ser descubiertos.

Algunos metros debajo de la nave espacial en la latitud 42º 23?%99 55.39?%9D N; y longitud 2º 53?%99 03.70?%9D E
Marlene

Se encontraba en una nube, sabía que debía reaccionar con rapidez. Su odiado y amado bar estaba siendo destruido por un ser que debía estar muerto. Vio al joven amante, quitarle la escopeta de sus manos, que seguían temblando descontroladamente. Vio al padre Damian alzarse sobre el piso y salir disparado hacia la barra, convirtiéndose en un amasijo de escombros con ella. Vio a un ser dirigirse furtivamente de la oscuridad hacia la puerta, ¿lo estaba soñando?.

Vio al el hombre sin olor, con tres disparos en el cuerpo, mirándola con sus fríos ojos mientras se dirigía torpemente hacia donde ella se encontraba. Ya conocía esa mirada, llena del más infame y ruin deseo de sexo, y ella era el objetivo. Debía volver a ser ella, le faltaba su amuleto, su fiel escopeta. En dónde estaba ahora que volvía a necesitarla?.

Pero allí al junto al amasijo de escombros de lo que fue la barra, vio algo que la sacó de su ensueño. Allí cerca de la pierna que sobresalía de los escombros. ¿Eran? ¿gusanos?, asquerosos y babosos gusanos, eso no podía tolerarlo. Automáticamente se giró para ir aplastarlos, cuando sintió la fría y húmeda mano que la tomaba por el brazo. Sin embargo eso le preocupaba menos que los horribles gusanos. Pero el estruendo de la puerta del bar abriéndose desde el exterior, volvió a paralizarla.
Munin

Sabía que estudiar el ser que estaba en la oscuridad era prioritario para la misión que le habían encomendado. Pero el podía hacer dos tareas con facilidad. Complacer con su cuerpo el deseo de otros, ese era su destino. Algo había en los ojos de esa mujer que reactivó su programación más elemental. Era ese olor que emanaba de su cuerpo lo que más le atraía, almizcle, sudor de muchas camas, sexo condensado en su piel. No podía quitarle la vista a la mujer de la barra.

Le pidió varios tragos que vaciaba en un dos por tres solo para captar con más fuerza esos sutiles aromas del deseo acumulados en su aura. Pero algo le inquietaba al fondo del bar, la oscuridad aumentó y de pronto sintió el fogonazo en el cuello que trastocó todos sus sistemas dejándole sin sentido.

Defender su integridad, proteger la misión; acabar con los obstáculos. Fue lo que pensó, al verse rodeado de esos seres inferiores. Le hurgaban su interior, le hicieron daño. Activar defensa, eliminar obstáculos, empezando por el más cercano. - Eliminado primer obstáculo.

Alerta, mujer que te disparó. Alerta mujer deseosa de ti. Cumplir protocolo, acercamiento sexual violento. Activar acercamiento a objetivo sexual.... Alerta recibiendo mensaje de la nave. Ydregaf y Hugin resolverán situación en el bar. Activar modo de espera hasta ingreso de estos. -ERROR- -Xx^- Instrucción prioritaria: Complacer a la mujer de la barra... dirigirse hacia ella y tomarla...
Pavlov Belcebú

-Esta dimensión a la que llegué es una locura... y eso que de locuras se yo... Pensó.
Vio a la mujer dispararle con una escopeta al pecho del ser al que había herido. Los vio distraídos alrededor de este en el suelo, cuando de pronto sale uno volando estrellándose contra la barra para fundirse con ella. Vio al hombre herido dando tumbos para ir a agarrar a la mujer por un brazo. Todo eso mientras huía hacia la puerta. En ese instante detectó unas energías extrañas. Una era parecida al hombre herido, pero las otras no lograba identificarlas.

-Podrían ser arcángeles en su búsqueda.
-Creo que enviaron a ese robot para ubicarme.

Eso cambió sus planes de escape, tendría que volver a usar el salto dimensional, pero primero se aseguraría de destruir a sus perseguidores. Los emboscaría desde un lado de la puerta, desde allí tendría una visión estratégica. Aunque el plan es disparar y luego preguntar.
No había terminado de pensar todo el plan cuando, la puerta estalló de par en par...
Hugin

¡¡¡No, otra vez no!!! Solo me activan para resolver los problemas en que se meten. -Pensó Hugin, cansado de su destino-. Ser un androide de repuesto, lo colocó a la sombra del "bellísimo" Munin. Una de esas adquisiciones que aparecían en la nave cada vez que Mojiglif e Ydregaf terminaban uno de sus "trabajos".

Se había enterado por el mismo Munin, que este cumplía su destino en un burdel del sector nueve. Hasta que Ydregaf lo vio y lo secuestró nombrándole androide jefe de la nave. Que manera de insultar y menospreciar sus años de experiencia como técnico de naves!.

Ahora además de los errores de Ydregaf, también tendría que salvare el pellejo a ese recién llegado. Eso era lo decía en los códigos de programación que Mojiglif introdujo apresuradamente en su sistema. Pero Hugin había aprendido a programarse a si mismo. Y ya tenia su objetivo: buscaba agujeros en sus instrucciones, para colaborar en la desaparición de Munin.

Ahora, parado aquí frente a ese mugriento bar, solo esperaba la señal de Ydregaf, para entrar al antro, donde Munin, su enemigo luchaba por recuperarse de las heridas.

-A la cuenta de tres. Escuchó...
Ydregaf

-No distraerme, no distraerme- ¡Qué sabía Mojiglif de aventuras, posibilidades y ganancias! El gravitón podría darle ganancias enormes. Pronto estaríamos despidiéndonos de este planeta con ganancias extras: el ser interdimensional y Gravitón.
-Hugin, a la cuenta de tres dispararé a la puerta e ingresamos...
-Uno, dos, tres....
Mojiglif

Por primera vez en mucho tiempo estaba seguro, el había ideado el plan. Sería sencillo atrapar al ser interdimensional con el foco criogénico. Hugin rescataría al androide jefe Munin. E Ydregaf usando otro foco criogénico capturaría a los tardígrados. ¿Qué podría salir mal en este puto planeta de semidesarrollados?

En eso pensaba cuando vio a Ydregaf derribar la puerta de un disparo.

¡BOOM! sonó el impacto que produjo la energía del arma que Ydregaf activó, mientras Marlene era tomada en los brazos de Munin completamente paralizada, pero no solo por él, sino por la fobia que tenía a los gusanos. Roman Intentó sacar su arma ante la mirada de Ydregraf que lo apuntó de inmediato, mientras Tito y Nalita se abrazaban temerosos, cuestionando su buen juicio, observando al par de extraños que ingresaban por la puerta destruida.

Rambo ingresó corriendo y atacó a Roman, lo que lo distrajo lo suficiente como para permitirle a Ydregaf ajustar su arma a un modo que paralizara a aquel ente. Disparó su arma... no fue efectivo, Ydregaf se sintió frustrado —¿Que clase de entidad podría ser inmune?—, pensó. Acto siguiente Roman logró quitarse al perro de encima y mientras Mojiglif apuntaba el foco criogénico, Román Disparó su arma contra Ydregaf quien apenas logró esquivar el rayo que hubiese desintegrado por completo su cuerpo. Cuando el disparo de foco criogénico dio a Roman, solo llegó a golpearlo y tirarlo al suelo. Herido y a punto de ser capturado, el comandante no tuvo más remedio que intentar huir, mientras el arma de Mojiglif cargaba, Roman se dispuso a correr y logró salir del bar. Ya estando fuera de este, Belcebú activó el salto dimensional hacia otro universo, mientras tomaba su verdadera forma, creando finalmente el portal que lo sacó de ese planeta de locos.

Mientras tanto Hugin, aprovechando la distracción, sacaba su Virtual Reset de su cinturón y lo aplicaba al cuello de Munin, quien cayó al suelo junto con Marlene, fue entonces cuando ella salió de su shock y se alejó a rastras del cuerpo desactivado de Munin, quien ya estaba irremediablemente dañado.

—¡Ydregaf!, ¿me escuchas? —dijo Mojiglif comunicándose a través de la señal Psychronic que amplificaba sus pensamientos hasta la mente de Ydegraf.

—Si te escucho —respondió Ydregaf.

—Esa sombra debe ser una entidad clase Plasma—dijo Mojiglif— no es Totalmente mortal ¿me oyes?, podría valer una fortuna.

—Y ahora me lo dices —respondió Ydregaf con ironía— pudimos haber usado un rayo plasma para debilitarlo... pero ya no importa, se ha ido.

—Encargate de los tardígrados y vámonos —dijo Mojiglif.

—Voy a ello —respondió Ydregaf, codificando en su muñeca la configuración de su nanobot.

Fred y Tomás se encontraban muy impacientes, tratando de entender que estaba ocurriendo.

—¡Demonios! eso es un nanobot, nos descubrieron —dijo Tomás.

—Tranquilo, actúa natural, no es seguro que sea de los guardianes.

—¡Ey, ustedes! —dijo el nanobot— entreguen el arma o habrá serias consecuencias.

—Te lo dije —Señaló Tomás.

—Bien, bien, lo haré —dijo Fred decepcionado.

Fred entregó el arma a el nanobot, realmente no quería hacerlo, pero quien lo controlaba era descomunalmente más grande que ellos, no habría más solución. Realmente ni Ydregaf ni Mojiglif eran de los guardianes, más bien eran casi lo opuesto, pero Ydregaf sabía que se encontraba en ventaja y los tardígrados no se resistirían. Fred entregó el arma de gravitón y el nanobot la guardó en una capsula, luego Ydregaf utilizó el foco criogénico para arrestar a el par de pillos y llevarlos ante los guardianes, quienes pagarían mucho por ellos; su irresponsabilidad pudo destruir el planeta entero y eso era gravemente penado en las leyes interplanetarias, aunque quizás era mejor opción vender el arma. De cualquier manera ya ambas posibilidades estaba cubiertas.

—Mojiglif, ¡los tengo ya! —dijo Ydegraf a su compañero.

—¡Excelente! —exclamó Mojiglif— ahora vámonos de una vez de este planeta. Solo dile a Hugin que borre sus memorias y hazlo rápido antes de que causemos más problemas.

—Es justo lo que iba a hacer —respondió Ydregraf.

Ydregraf hizo un gesto a Hugin y este acató la orden lanzando un destello de un color extraño y acto siguiente (dejando a los que ocupaban aque bar totalmente atontados) Hugin e Ydregaf salieron de aquel lugar acompañados de Mojiglif, quien ya parecía calmarse por el logro conseguido.

—Hugin, ¿que pasó con Munin? —Preguntó Mojiglif.

—Ya sus sistemas están muy dañados, es imposible de reparar ya.

—Maldición, no importa —dijo Mojiglif— tenemos que sacarlo de aquí igual. Tomalo y llevalo en hombros hasta la nave.

—Está bien —dijo Hugin, sientiedose un poco incómodo por su engaño, pero totalmente satisfecho.

—Inserta las coordenadas de inmediato, tú eras quien estaba más apresurado —dijo Ydregaf.

—Ya está hecho —Respondió Mojiglif.

—Despega entonces, toda esta locura me ha dejado hambriento —Dijo Ydregaf, con un gesto sonriente.

Así el par de viajeros lograron abandonar aquel planeta de locos, mientras los presentes en el bar actuaban por instinto si recuperar aún su conciencia del todo. Todos regresaron a su casa menos Marlene, ella estaba realmente traumatizada y la calibración descuidad de Hugin la afectó demasiado, pero nada realmente grave. Al día siguiente nadie sabía explicar que ocurrió en aquel bar, pero si hubiesen preguntado a Rambo, tal vez jamás hubiesen creído en su respuesta.

--- FIN ---



¿Te ha gustado? ¿te gustaría haber participado? ¡Aun estas a tiempo!

Tenemos varias historias en las cuales puedes participar, no tienes más que decirnos que quieres formar parte de "Mundos posibles" y te asignamos una posición en uno de los hilos incompletos para que muestres tu talento llevando la historia por donde más te divierta.

¡Aprovecha la oportunidad de darte a conocer, divertirte y formar parte del gran reto de los MUNDOS POSIBLES!

Y si quieres unirte a la comunidad de escritores de literatura en lengua hispana te invitamos a la sala de 4cuentos en el discord de Reveur: https://discord.gg/d688nJv






Sort:  

Excelente @steemitficción .
Fantástica experiencia de ver sumarse los distintos textos y crear tan disímiles historias

Ya está en marcha el concurso literario "Qué coño pasa aquí". Anímate a participar
¡Besos y abrazos @mllg!

Animada estoy , pero ¡está fuerte el reto! Menos mal que publicaron el auxilio para inspiración. Como equipo, son un volcán en erupción.
Mientras agarro luces, entré en un reto de rescate 5 post ya publicados. Recién publiqué el primero.
¿Quieres que te nomine?
Un abrazote , @valki

Claro que sí, lo inició el amigo @matuca y pensaba en algún momento participar, así que tu nominación me llegará perfecta.
El concurso tiene la base en la ciencia ficción, pero el desarrollo puede ser en cualquier genero, hasta un vodebil de puertas que se abren y se cierran encajaría a la perfección con este escenario.
De todas formas, si ahora no puedes, tranquila que habrán más, ¡esto no ha hecho más que empezar!.
¡Mil besos querida mllg!

Muchas graciaspor tu afectuosa presencia. Mañana sin falta te estaré nominando. Y en cuanto a cuatro cuentos, lo imposible haré por participar. Si llego feliz, sino me diré, hice el intento.
Un abrazote.

Pues que linea tan interesante, fue genial haber participado y hacer este final con un toque de misterio añadido, ¡espero ver más retos así pronto!, un gran saludo a toda la comunidad de 4cuentos.

Ahora no es un reto sino un concurso, con premios!!!! Anímate a narrar lo que ocurre cuando dos universos dejan de ser paralelos y se tocan.

Estoy pensando que hacer allí, estos días he estado un poco corto en lo creativo por las ocupaciones, pero ya se e ocurrirá algo... un saludo mi pana.

Esto es lo que esperaba con ansias jejeje, en serio trabajar en conjunto fue sensacional y ver como se armaba este rompecabezas tan bello me super motiva y pronto publicando el concurso de que ¡coño pasa aquí! que lo veo sumamente interesante :D

Esperamos esa participación y ahora con la alegría de haber podido recaudar para empezar a dar premios.
¡Saludos @ricardo993!

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