Pierde hojas en condiciones de sequía, como muchos de los amigos, familiares y personas queridas que han decidido irse a otros países “por la condición de sequía” que atravesamos.
Tiene grietas profundas, como en este momento se encuentra nuestra amada nación.

Pero aquí viene lo interesante…
Su madera es de las más duras y pesadas, así como nosotros los venezolanos, que a pesar de las adversidades tenemos la fortaleza para resistir la tempestad, perseverantes y a donde llegamos vamos con fuerza y le ponemos corazón y entusiasmo a todo.

Es de lento crecimiento pero de larga duración, pues crece casi en cualquier suelo, esto es el reflejo del proceso o prueba que estamos pasando, ha sido lento el crecimiento que hemos logrado alcanzar mientras atravesamos esta “tormenta” pero como nación, como pueblo ya no somos el mismo de hace unos años atrás, ahora somos un pueblo que está volviendo su mirada a Dios, entendiendo que es en Él que podemos hallar verdadera paz, el crecimiento ha sido lento porque hemos olvidado poner nuestra fe únicamente en Él. Este crecimiento que se ha dado lentamente traerá frutos de larga duración si nos afirmamos en los mandamientos de Dios y mantenemos nuestra mirada en Él y así continuaremos creciendo como en el araguaney en cualquier suelo, sin importar cuantos nutrientes hay en esa tierra, si es seca o árida, si hay tiempo de lluvia o sequía, pues la lección aprendida es que nuestra fuente inagotable de recursos viene de Dios, el Creador del cielo y la tierra, el Alfa y Omega, principio y fin, dueño del oro y la plata, nuestro amado salvador Jesucristo.

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