¿Quién no ha oído hablar del rey del Olimpo? ¿Y quién no sabe que este señor es tremendo enamoradizo, que no perdía la oportunidad de tener relaciones con casi todo lo que se moviera en el cielo, mar y tierra; y que además se buscaba las tretas, engaños, disfraces para conseguir sus propósitos?. Pues si, estoy hablando de Zeus. He dicho en el título que voy a comentar algunos de los amores mortales de este galán de otoño.

Comenzaré con Dánae la hija del rey de Argos llamado Acrisio. Resulta que al tal Acrisio el oráculo de ese entonces, le había predicho que si su hija Dánae tenía descendencia, sería asesinado por ese nieto. Ni tonto ni perezoso trata de evitar esto encerrando a la chica en un lugar impenetrable; bueno, demás está decir que el buenazo de Zeus se las ingenió para convertirse en lluvia de oro (por algún sitio consiguió entrar) y la pobre Dánae no se le escapa.

Acrisio, enterado luego del embarazo y alumbramiento de su hija y no queriendo molestar a los dioses, arroja en una de caja de madera a Dánae y a su nieto Perseo al ancho y poderoso mar. Teniendo tan buena racha (los que iban en la caja) de que ambos se salvan y Perseo como hijo del rey del Olimpo, tiene un destino extraordinario y lleno de aventuras que lo esperan en su futuro. Y de papá Acrisio les digo, que de lo que predecía un oráculo, no se podía escapar; algo así como que lo escrito está escrito.

Les recomiendo la película "Furia de titanes", mi preferida es la del año 1981; que a pesar de los rudimentarios efectos especiales, guardo por ella un gran cariño y cuenta la historia de Perseo, Medusa, Andrómeda y mi querido caballo alado, Pegaso. Pero eso es harina de otro costal.