"Miprimerconcurso 7" Entrada #1. Pequeño instante decembrino no tan navideño.

in #miprimerconcurso7 years ago

Las familias venezolanas cada 24 de diciembre, realizan una cena navideña en honor al nacimiento de niño Jesús. Decoran sus casas semanas antes con adornos navideños, montan árbol con una estrella dorada y arman un nacimiento que en ocasiones abarca toda una esquina de algún lugar de la casa.


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La fecha que quedó marcada en mi memoria fue ese 24 de diciembre del 2016. No tengo muchos años de vida, 21 suelen ser muy pocos para personas que han recolectado infinidades de experiencias que vienen acompañadas de la madurez. Por lo tanto, no tengo fechas de nacimientos que hayan marcado significativamente mi vida o fechas de comienzo de una nueva etapa más allá de la universitaria, tampoco tengo fechas de algún cumpleaños memorable y mi país aún no ha sido víctima de esa fecha que lo haga libre de una vez por todas. Sin embargo, en el intento de recordar algún día que haya marcado mi existencia, esa navidad viene a mi memoria.

En mi familia, cada navidad y cada año nuevo la casa de mi abuela se llena de hijos, nietos, sobrinos, primos y vecinos. Ese día se asomaba como cualquier otro, con mi mamá empezando su mañana con alguna gaita navideña, con el sonido de las carcajadas de los primos más pequeños, con el olor a café y a guiso navideño, con la típica alegría que una familia numerosa puede sentir en ese día en el que todos se reúnen nuevamente.
Normalmente esa alegría y ese sentimiento cálido que genera ver a la familia unida, no duraba mucho. Bastaba con que pasaran unas horas para que cada quien se sumergiera en su burbuja y se ocupara de todos aquellos asuntos que habían dejado en casa.
Debo admitir que yo era una de las primeras personas que empezaba a desprenderse del momento familiar por algún capricho generado por la incomprensión o por la fatiga de estar rodeada de mucha gente y de ruidos.
Pero esa navidad por alguna razón mística, no fue así. La alegría y la unión perduró, incluso en mí. El televisor nunca se encendió, la silla del escritorio donde tenía lugar la computadora estuvo vacía, los celulares pasaron la mayor parte del tiempo en alguna mesita de la sala y la olvidada cámara fotográfica capturó momentos reales en lugar de fotografías donde las personas sólo posaban mientras sonreían falsamente.

Habían más personas en la cocina aparte de mi abuela ayudando con los preparativos de la cena, todos mis primos pequeños arreglaron sus diferencias y decidieron que era hora de jugar algo que incluyera a cada uno de ellos. De vez en cuando, cuando mi abuelo tenía un momento de lucidez, todos se callaban y lo escuchaban con atención, como en los viejos tiempos. Todos estaban felices por primera vez en muchos años, incluso yo, no sólo por la celebración o por lo que representa la navidad para una familia católica, sino también porque era un día de buenas noticias, un día de esperanza y de orden entre tanto desastre.

Mi tía, después de tantos años intentándolo, al fin tenía a una pequeña niña en sus brazos. César, mi primo de 11 años, volvía a sonreír después de la muerte de su padre. Mi abuela ya no tenía ataques de asma ni pasaba la mayor parte del año en la cama de algún hospital. Mi abuelo tampoco. Mi primo parecía la persona más feliz del mundo al lado de la mujer que llevaba a su futura hija en su vientre. El tío que nunca supo qué hacer con su vida había vuelto a casa. La tía-abuela que llevábamos tantos años sin ver también estaba en casa. Todos reían y si brotó alguna lágrima de algún rostro fue por algún recuerdo cargado de nostalgia ocasionado por aquellos que ya no estaban con nosotros. Y así pasó el día y la noche, con pequeños momentos de felicidad y de unión familiar.

Por un instante, en medio de la cena, ignoré el hecho de que era navidad. Podría jurar que no fui la única, lo pude notar en la mirada y en los gestos de todas las personas sentadas alrededor de la mesa. Para una familia cuyas navidades no se parecían en lo absoluto a esas que nos muestran en películas, instantes como esos, eran muy poco comunes. Estoy segura de que así como esa fecha está grabada en mi memoria, también lo está en la de ellos, así les cueste admitirlo tanto como a mi.
Fue ese 24 de diciembre del 2016 el día en el que me sentí más cerca de mi familia que nunca, el día en el que me di cuenta de que, sin importar qué haya pasado antes, esos instantes que compartes con las personas que más quieres, son los que cuentan.


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Son esos pequeños instantes, detenidos en el tiempo, los que le dan sentido a muchas cosas de la vida y se fijan como una fotografía en la mente para siempre. Bello post @dagt12 un abrazo de mucho aprecio!!!

Así es, @humoalex. ¡Muchas gracias por su agradable comentario!<3

jaja y que te trajo el niño jesus xD @dagt12

Qué bellas son esas reuniones donde el contacto humano existe realmente y se separa un rato de la tecnología o de los mundos internos. Gracias por compartir.

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Excelente momento en familia @dagt12 y de seguro podrás vivir muchos mas así.

Ojalá que así sea. ¡Gracias!

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